Brazo derecho o brazo izquierdo: ¿aplicó México su primera vacuna contra el COVID-19 en el brazo equivocado?

El protocolo de aplicación de la vacuna de Pfizer/BioNTech establece que la inyección se debe poner en el brazo izquierdo
México administró el pasado 24 de diciembre su primera dosis de la vacuna desarrollada por Pfizer/BioNTech contra el nuevo coronavirus. El encargado de administrarla, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La primera ciudadana mexicana en recibirla, la jefa de Enfermería de la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Doctor Rubén Leñero, en Ciudad de México.
El acto se convirtió en un evento retransmitido en directo por televisión y del que el Gobierno mexicano pretendía sacar rédito. Pero el tiro les salió por la culata. Resulta que el subsecretario inyectó a la enfermera con la primera dosis de la vacuna en el brazo derecho, contraviniendo el protocolo de aplicación de la vacuna desarrollada por Pfizer/BioNTech elaborado por el propio Gobierno mexicano.
Dicho reglamento estipula que la vacuna debe ser administrada en la parte superior del brazo izquierdo, pero Hugo López Gatell puso esa primera inyección en el derecho. Minutos después, el hashtag #brazoizquierdo era uno de los términos más comentados en redes sociales en el país latinoamericano. Pero, ¿tiene algún fundamento médico o científico la aplicación de la vacuna en uno u otro brazo?
No existe ninguna diferencia
Seguir a rajatabla el protocolo de vacunación puede ser crucial para el éxito de la lucha contra una enfermedad. Los reglamentos reproducen al milímetro los procesos llevados a cabo durante el ensayo clínico y cualquier alteración podría afectar al resultado de efectividad del fármaco.
Si durante el ensayo clínico, por ejemplo, se aplicó las dosis del medicamento bajo estudio en cápsulas y no en comprimidos, una vez aprobado ese medicamento siempre se deberá aplicar en cápsulas. De hecho, para aprobar su aplicación por otra vía habría que volver a realizar el ensayo prácticamente de cero.
Y no, no es un capricho de los científicos. En el pasado ya se ha demostrado que cambios a priori banales o sin importancia han cambiado drásticamente el porcentaje de efectividad de un fármaco después de su aprobación.
Sin embargo, en este caso, en el artículo científico publicado tras el ensayo clínico de la vacuna de Pfizer en el The New England Journal of Medicine no existe referencia a la aplicación en uno u otro brazo. Sí especifica que la dosis debe ser inyectada en el músculo deltoides, pero no diferencia entre el derecho o el izquierdo. Parece que en este caso el protocolo de aplicación de la vacuna desarrollado por el Gobierno mexicano se extralimitaba e incluía la preferencia por el brazo izquierdo de manera innecesaria.
En el brazo no dominante
Es cierto que de manera habitual las vacunas se aplican en el brazo no dominante del sujeto que la recibe como medida de precaución, por si se produjesen reacciones locales no deseadas en la zona de la punción. La vacuna puede molestar y en caso de que moleste es mejor que lo haga en el brazo menos hábil del paciente. Nada más.
Los ensayos hacen cada vez más hincapié sobre donde se debe aplicar una vacuna. Estudios recientes demuestran lo importante que resulta que la aplicación intramuscular de una dosis se haga correctamente. Los científicos defienden incluso que se deberían emplear distintas agujas dependiendo del paciente, su tamaño, sexo o masa muscular. Pero una cosa es el músculo en el que se debe aplicar y otra que exista una preferencia por uno u otro lado del cuerpo.