Los lunes, a clase con la mascarilla roja


Una mascarilla de color diferente para cada día de la semana: la solución de los centros para garantizar que los alumnos se la cambian
Ahorro económico, respeto medioambiental y apoyo a la industria local, entre las razones señaladas para adoptar la medida
¿Cómo saber que la mascarilla que llevan los alumnos está limpia y cumple su función de prevenir el contagio del coronavirus? Bueno, pues en realidad al cien por cien es imposible. Pero hay métodos que ayudan al control. Y mucho. Como el que están implantando algunos centros pioneros, como la Fundación Trilema -seis colegios en España- o el Centro Integrado de FP Superior en Energías Renovables de Navarra, de CENIFER.
Van a repartir entre sus alumnos un pack con cinco mascarillas de tela de cinco colores diferentes, una para cada día de la semana. De ese modo se aseguran de que los alumnos se cambian la mascarilla a diario. La idea es que se laven después de su uso pero, en caso de que no sea así, al menos, habrán pasado siete días desde el uso anterior.
Control y economía
La mascarilla, en el caso de la Fundación Trilema, será obligatoria “y parte del uniforme”, explica Carmen Pellicer, la presidenta, en el vídeo-comunicado enviado a todos lo padres. “Es muy difícil controlar (el uso) de las mascarillas quirúrgicas, que duran cuatro horas, lo que significaría que cada niño tendría que llevar dos”, añade.
Está por ver qué les parece a los niños, pero, de momento, los padres han recibido la iniciativa de forma positiva: “Es una idea buenísima. Han trabajado y han encontrado una buena solución. Además, nosotros en realidad no sabemos qué mascarilla es la mejor, nos han hecho el trabajo”, dice una de las madres afectadas.
En su centro, si un niño se presenta con una mascarilla de un color distinto al que toca ese día de la semana, la sustituirán por una quirúrgica, que después cobrarán a los padres. El ahorro económico que supondrá respetar la nueva normativa es considerable: según los cálculos del centro los padres se gastarán la quinta parte de lo que supondría mascarillas desechables.
Una cuestión medioambiental
En CENIFER están todavía debatiendo si impondrán o no de forma obligatoria la mascarilla de tela con el código de colores. “Queremos concienciar a los alumnos y venderlo como una oportunidad” -explica a NIUS el director del centro, Luis Orús-. Y cree que no lo tiene difícil, porque ve el uso de las mascarillas de tela con su código de colores como una oportunidad cuádruple.
Además de la seguridad sanitaria y del ahorro económico, por un lado se trata de generar menos residuos, algo con lo que el centro está más que comprometido. “En Navarra hay más de 10.000 alumnos de FP. Las mascarillas desechables que necesitan, con sus envoltorios de plástico… Es insostenible para el medio ambiente”, explica.
Pero además hay otra cuestión: “Hemos encargado la fabricación de las mascarillas a una empresa local, una empresa navarra. Creo que es el momento de apoyarles”, señala Orús. "Lo estamos haciendo con todo el material: por ejemplo, los retenedores de las puertas. Sería más cómodo encargarlos fuera, pero somos conscientes de la importancia de hacerlo aquí".
.