Científicos alertan del peligro del ozono y de las lámparas de luz ultravioleta en casas y en negocios

Moisés Canle, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de A Coruña, advierte del riesgo que pueden generar para la salud las máquinas domésticas de ozono
La exposición a este gas puede provocar cataratas, problemas pulmonares y tumores si se aplica de forma indiscriminada y sin el control y la supervisión de profesionales
“No es comprar un aparato, darle al botón y ponerlo en el salón de mi casa o en mi frutería”, explica. Tampoco recomienda la instalación en casas de lámparas de luz ultravioleta.
El ozono tiene un alto poder desinfectante. Se utiliza en el tratamiento de las aguas residuales. También, para la eliminación de patógenos o microorganismos a nivel industrial. Sin embargo, su uso por particulares puede ser altamente peligroso. “Es una sustancia muy agresiva, muy oxidante, que produce daños para la salud y cuyo uso debería estar muy controlado”, asegura a NIUS Moisés Canle, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de A Coruña.
La demanda de máquinas que generan ozono se disparó con la irrupción del coronavirus. Los pedidos a fabricantes se triplicaron con la declaración del estado de alarma. Las compraron particulares, pensando que era la opción idónea para eliminar el virus de sus casas. También los dueños de muchos negocios, con la intención de ofrecer a sus clientes y empleados las máximas garantías de seguridad. Pero, sin saberlo, podrían estar consiguiendo exactamente el efecto contrario. Los científicos avisan: este gas tiene unos riesgos y debe utilizarse por personal especializado.
“El ozono no es algo que se deba aplicar de forma indiscriminada y sin un control de tipo profesional. Tienen que ser instalaciones realizadas por profesionales y supervisadas por profesionales”, explica Canle. Especialistas que deben evaluar cuál es el volumen de aire que tiene la estancia, cómo es la superficie o las condiciones de ventilación y, a partir de esos parámetros, determinar qué cantidad de ozono se debe aplicar y durante cuánto tiempo. “No es comprar un aparato, darle al botón y ponerlo en el salón de mi casa o en mi frutería. No, porque no sabes si lo estás haciendo bien y puedes generar más riesgo del que crees estar eliminando”, insiste.
Consecuencias graves para la salud
El ozono es un germicida. Es el desinfectante más potente para eliminar bacterias y todo tipo de microorganismos. Su efecto es, por lo tanto, muy agresivo. “Es una sustancia que oxida los tejidos vivos y las mucosas y que puede provocar daños internos y externos en humanos, en plantas y en animales”, asegura Canle.
Habla de efectos dañinos para la piel, para los ojos y para los pulmones. La gravedad dependerá del tiempo de exposición. “A nivel ocular puede provocar la formación de cataratas. A nivel pulmonar está contrastado que es una sustancia que provoca irritación e inflamación en los pulmones. El efecto antioxidante después de un proceso prolongado de exposición puede tener hasta consecuencias tumorales”, afirma este científico.

Las máquinas de ozono permiten desinfectar cualquier superficie. También la ropa. Sin embargo, la aplicación de este gas acaba deteriorando las telas. “Si lo utilizamos continuamente, veremos cómo los tejidos y los plásticos se decoloran, se vuelven más quebradizos por la oxidación. Pensaremos, ¿qué está pasando? Pues lo que está pasando es que estás oxidándolo todo”, comenta.
Lo mismo ocurre, dice, con la ozonización de los vehículos. “A veces me preguntan si se puede desinfectar un coche con ozono. Claro que se puede, tomando las oportunas medidas de seguridad y de ventilación. Pero tienes que tener claro que en cuanto le des unas cuantas aplicaciones de ozono, los plásticos van a empezar a degradarse, se van a poner feos y quebradizos e incluso, igual, hasta te cambian de color. La tapicería, si su uso es constante, se va a estropear”, añade.
Las lámparas de luz ultravioleta también pueden provocar daños irreversibles
“No se deben instalar en domicilios en ningún caso”. Es lo que nos responde Canle cuándo le preguntamos sobre las lámparas de luz ultravioleta, también en auge para desinfectar espacios. “Si es una luz de alta energía es capaz de romper los enlaces químicos y de producir daños en el ADN de las células. Lo mismo que hace con una bacteria o con un organismo unicelular lo hace con nuestras células”, asegura.
La radiación ultravioleta se utiliza para la desinfección de quirófanos bajo estrictas medidas de seguridad. Es un tipo de luz que nuestro ojo no puede ver. Por lo que podemos sufrir daños graves sin darnos cuenta. “Si incide en el ojo, puede producir quemaduras graves en la retina que pueden derivar en una ceguera parcial o, incluso, total, dependiendo del nivel de exposición ocular”, comenta.
En este caso, los profesionales que las utilizan deben protegerse muy bien la vista con unas gafas específicas para la radiación ultravioleta.