La morgue del Palacio del Hielo de Madrid cierra tras custodiar 1.146 féretros en la crisis del coronavirus

El recinto ha conservado en un mes a fallecidos en hospitales de la Comunidad de Madrid a la espera de su cremación o entierro
"Los cadáveres empezaron a acumularse y se quedaban ocupando camas que se necesitaban para los enfermos"
La presidenta de la Comunidad de Madrid, la ministra de Defensa y el jefe de la UME clausuran este miércoles las instalaciones
Pasó de ser una gran pista de patinaje a una morgue improvisada. En apenas unas horas, el Palacio de Hielo de Madrid se convirtió en un lugar de duelo, al que los soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME) trasladaban los cuerpos de los fallecidos por coronavirus en los hospitales de la región.
Los primeros llegaron el 24 de marzo. En menos de un mes el recinto ha albergado a más de 1.146 difuntos; estaba habilitado para acoger a 500 al mismo tiempo. Este miércoles ha quedado clasurado, con un solemne homenaje en memoria de los caídos por covid-19.
"No les hemos podido salvar la vida pero que sepan que nuestras Fuerzas Armadas - la UME y el Ejército de Tierra- siempre han estado con ellos. No les han dejado solos ni un minuto. Como nos decían los mandos, son nuestros soldados, nunca les dejamos solos, nunca los vamos a dejar atrás, guardando por su dignidad, por su respeto, orando cuando sabían que eran personas creyentes", ha dicho emocionada la ministra de Defensa, Margarita Robles.
Solemne homenaje a los caídos
El acto ha comenzado a mediodía. Entre los presentes: la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el alcalde de la capital, José Luís Martínez Almeida; la ministra de Defensa, Margarita Robles; el jefe de la UME, Luis Manuel Martínez Meijide o la vicealcaldesa, Begoña Villacís.
Con mascarillas, guantes azules y a metro y medio de distancia han guardado un minuto de silencio por los difuntos. Almeida se ha referido a esta morgue como "un símbolo", que pasará a la historia de esta pandemia. "Detrás de cada una de esas cifras hay una persona con su vida, con su familia, con sus seres queridos y con sus proyectos", ha dicho.
El acto ha culminado con el himno nacional. Militares de la UME continuarán trabajando esta tarde para desinfectar las instalaciones y echar el cierre a este depósito temporal de cadáveres, que algún día podrá retomar su actividad.
Una morgue para 500 cadáveres
El Palacio del Hielo fue una válvula de escape para aliviar la saturación en las morgues de los hospitales públicos de la región. A mediados de marzo fallecían una media de 20 o 30 personas en cada uno, cada día.
"Al principio sácabamos nosotros los cadáveres, pero empezaron a acumularse y se quedaban ocupando camas, que necesitaban para los enfermos. El número de fallecidos se multiplicó por dos de la noche a la mañana. Después por cuatro, luego por siete. Pero por otro lado también aumentaban las víctimas en las residencias y ya era imposible llegar a todo. Podían pasar hasta 24 horas hasta que retirábamos algunos cuerpos", asegura un trabajador de una empresa funeraria que prefiere no dar su nombre.
Por eso sacar estos restos mortales se convirtió en una prioridad a la hora de gestionar la crisis sanitaria y los responsables del Centro Comercial Dream ofrecieron el recinto para depositar los féretros. La Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento y el Ministerio de Defensa decidieron que los militares se encargarían de las tareas.
El pasado 14 de abril la misión se dio por cumplida y los soldados se fueron retirando. Trasladaron los últimos 150 féretros que quedaban a la morgue de la Ciudad de la Justicia porque ningún familiar los había reclamado o los trámites administrativos continúan. Allí permanecerán de momento, junto a otros fallecidos por muertes naturales o que se hallan inmersos en procedimientos judiciales.
Iniciativa solidaria
Los responsables del Palacio de Hielo han enviado un mensaje de ánimo a todos sus trabajadores por su "gran dedicación" en la lucha contra el virus durante la instalación de esta gran morgue. Fue el primer recinto de estas características habilitado para el traslado de los fallecidos en Madrid.
"Surgió gracias al trabajo en equipo de los miembros gestores del Palacio de Hielo y las autoridades, con el objetivo de frenar en la medida de lo posible la amenaza que estaba viviendo el país y sobre todo la capital. La celeridad de la gestión para habilitar este espacio en un tiempo récord fue fundamental", cuentan con orgullo.
Gracias a esta iniciativa solidaria se logró descongestionar el trabajo de las empresas funerarias para garantizar así el servicio que prestan y mantener en todo momento la dignidad de los difuntos. "Con esta acción hemos buscado aportar consuelo y tranquilidad a todos los familiares que han perdido a un ser querido, en una situación tan compleja como dolorosa", aseguran.
La misión de la UME
Un centenar de soldados de la UME han estado un mes trabajando a destajo. Los días álgidos han llegado a sacar 130 o 150 cadáveres y han necesitado refuerzos del Ejército de Tierra. Del levantamiento en las residencias de mayores se han encargado los Bomberos y los operarios de las empresas funerarias.
Enfundados en buzos blancos y amarillos, con gafas, guantes y mascarillas los militares iban entrando por turnos en los velatorios de los hospitales de la Comunidad de Madrid para preparar los cadáveres. "El procedimiento para manipular estos cuerpos es muy concreto: primero deben introducirlos en dos sacos sudarios y luego en un saco doble estanco. Esto debe realizarse con el féretro in situ, para mover los cuerpos lo menos posible", explican a NIUS.
Para esta labor han contado además con personal administrativo y juristas, que se han encargado de realizar una triple verificación a la hora de identificar los cuerpos, con el fin de que no se produjese ningún error.
Después los iban cargando en furgonetas rojas del Ejército de Tierra; también en otras negras, cedidas por las empresas funerarias, con conductores contratados por el Gobierno regional. La discrección ha sido la tónica dominante. De ahí al Palacio del Hielo, donde la Policía Municipal se encargaba de regular el tráfico y los accesos. Dentro sólo había medio centenar de personas.
Misión cumplida
En el interior, los féretros se colocaban en hileras sobre una gran alfombra verde. Cada uno con una etiqueta con el nombre del difunto y su número correspondiente, en una marca sobre el suelo. Los operarios de las funerarias los iban retirando, según contrataban sus servicios las familias para poder trasladarlos a sus destinos finales.
Pero esto ha sido solo una solución excepcional. Los servicios fúnebres continúan teniendo el doble de carga, comparado con el mes de abril del año pasado aunque ya pueden asumir el trabajo ."El ritmo es más llevadero, no estamos saturados y podemos retirar los cadáveres sin la ayuda de los militares. Poco a poco nos vamos recuperando", señalan con optimismo.