Un colegio de A Coruña combate el coronavirus gracias a un pionero dispositivo

Las 36 aulas cuentan con un medidor de temperatura, humedad y concentración de CO2 que funciona como un semáforo
Los 900 alumnos del colegio Jesuitinas de A Coruña conviven con un nuevo elemento en las 36 aulas que tiene este centro: un medidor de CO2. Al comienzo del curso, y ante la incertidumbre generada por la crisis del coronavirus, la dirección del centro y las familias de los alumnos decidieron invertir buena parte del dinero del AMPA en la seguridad de sus hijos.
Tras estudiar diferentes opciones, decidieron apostar por un pequeño objeto que mide el nivel de concentración de CO2 que hay en el aula. Un pequeño semáforo muestra a través de los colores verde, amarillo y rojo la situación en tiempo real. Emma Quiroga, directora de este colegio, nos cuenta que “es un elemento que nos ayuda a tener la situación controlada. No necesitamos tener las ventanas abiertas durante toda la clase y ayuda también a que los profesores no tengan que estar tan pendientes. Hasta ahora la información que teníamos se basaba en la percepción subjetiva del docente”.
¿Cómo funciona este aparato?
El dispositivo ofrece en tiempo real la temperatura, humedad y concentración de CO2. En cuanto la concentración llega a los 700 ppm (partes por millón) se abren las ventanas para ventilar el aula. En otros lugares, nos cuenta la directora del centro, “se espera a que el número de ppm sea más alto, llegando incluso a los 1000 o 1200, pero nosotros tenemos bastantes niños en clase y preferimos no rebasar estos valores”. Si el medidor supera los 1200 ppm se enciende una luz amarilla que también alerta de la alta concentración.

Desde el centro aseguran que se trata de un elemento más que complementa al gel hidroalcohólico y a la distancia de social. “No es algo que provoca que el virus desaparezca”, insiste la directora. “Se trata de un elemento de ayuda y que nos da seguridad tanto a profesores como a las familias”.
El dispositivo no ha pasado desapercibido para los alumnos y en sus primeros días de funcionamiento dejó algunas anécdotas muy curiosas. “Un niño le dijo a su profesora que debían devolver el aparato porque no daba calor”, relata Emma a modo de curiosidad.