Sentarse en zigzag, brindis al aire y nada de gritos: los trucos de los sanitarios para las cenas de Navidad

Expertos sanitarios debaten estos días sobre los pequeños gestos a la hora de sentarse a la mesa que reducirán el riesgo de contagio en las reuniones navideñas
Sanidad establece en diez el número máximo de personas que pueden reunirse los días señalados de Navidad, aunque no hay límite en los grupos de convivencia
Ventilación, distancia y mascarilla, las tres premisas para aumentar la seguridad en es-tas fechas
Ya sabemos que, en las fechas más destacadas de la Navidad, en los hogares españoles podrán reunirse hasta diez personas sin límite de grupos de convivencia. Numerosos expertos se han pronunciado ya sobre el riesgo que esto puede implicar, y ahora se centran en destacar los pequeños gestos en los que debemos poner nuestra atención para minimizar ese riesgo de contagio en estas reuniones navideñas.
Así, sanitarios de diversas especialidades han elaborado para NIUS una lista de consejos para convertir nuestras cenas de Navidad en ‘cenas protocolizadas’ y algo más seguras. Todas ellas fundamentadas en las premisas ya conocidas: higiene, distancia, mascarilla y ventilación. Joan Carles March, doctor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, Guadalupe Fontán, enfermera del Consejo General de Enfermería, Mar Casal, microbióloga del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, y Eva Elisa Álvarez, especialista en Medicina Preventiva atienden a NIUS para desgranar estas claves.
Al llegar, gel hidroalcohólico y nada de besos o abrazos
Llega el ansiado momento del reencuentro familiar, pero hay que contener la emoción. Lo primero, tal y como apunta Guadalupe Fontán, enfermera del Consejo General de Enfermería de España, es que uno de los anfitriones reciba a las visitas ofreciéndoles gel hidroalcohólico para que higienicen sus manos. Al entrar en el domicilio, como de costumbre desde que convivimos con la pandemia, nada de besos o abrazos.
Más mascarilla, más protección
Todos los expertos sanitarios consultados coinciden. En esas reuniones, cuanto más tiempo llevemos la mascarilla puesta, mas protegidos estaremos de los aerosoles en suspensión. Además, como recuerda Fontán, las mascarillas FFP2 y FFP3 son mucho más adecuadas para recintos cerrados.

Al sentarse en la mesa, mejor en zigzag o dividir entre convivientes
Joan Carles March, doctor especialista en salud pública y Mar Casal, Microbióloga y Doctora de Urgencias en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, coinciden en que una buena apuesta a la hora de sentarse en la mesa es hacerlo en zigzag, y dejando siempre a nuestro lado y al frente un hueco libre, si el espacio lo permite. Ello significará que los posibles aerosoles que podamos expulsar al masticar o beber, o que escapen a la mascarilla, no vayan a parar directamente al comensal que tengamos justo enfrente.
Otra opción interesante es la que señala Eva Elisa Álvarez, especialista en Medicina Preventiva, quien señala que se pueden disponer tantas mesas como grupos de convivencia se reúnan, de forma que también se establezcan esos mismos ‘grupos burbuja’ en cada mesa.
A comer, ¿quién sirve?
Este año, mejor que solo sirva la comida siempre la misma persona, o a lo sumo una pareja; por ejemplo, los anfitriones. Los cubiertos que se utilicen para ello serán solo para esa función.
Es importante también prescindir este año de los platos que se sirven al centro para compartir, y en los que se suelen servir alimentos como jamón, aceitunas, embutido, etc. Mejor servir un plato de esto para cada uno.
¿Me pasas la botella de vino? No
Mar Casal y Guadalupe Fontán coinciden en que es muy importante que se designe a una sola persona para que sea la encargada de servir la bebida para reducir el contagio indirecto entre comensales. Y si la botella de vino (o de cualquier otra bebida) la va a tocar todo el mundo, que lo hagan con un trapo en la mano.

Un brindis, pero al aire
Lo ideal, aseguran estos sanitarios, es que se eviten los brindis. Si la euforia nos puede, hay una alternativa: “Nadie lo va a prohibir, pero nada de chocar las copas”, dice Álvarez. Casal, por su parte, sostiene que “mejor hacerlo con el inferior de la copa, y no con la parte superior”. Así evitamos que las secreciones que tiene nuestra bebida puedan volcarse a otros vasos.
Cuidado con no confundir vasos
Todo el mundo nos hemos perdido alguna vez en el reparto de las copas. Los especialistas advierten de que cometer en ese punto un error puede ser peligroso, porque la copa tiene las secreciones respiratorias de quién la usó. Consejo: Ponga en el pie de las copas algún detalle, lazo, adhesivo que permita a cada invitado saber que esa es su copa.
Nada de mascarillas encima de la mesa
Mar Casal advierte de que dejar nuestras mascarillas encima de la mesa mientras comemos es un riesgo añadido, porque nuestras secreciones pueden pasar a la mesa. Así, cada comensal deberá traer consigo una funda o caja para guardar su mascarilla durante la comida, o bien se pueden disponer sobres de papel para cada invitado.

El jolgorio es mala compañía
Los expertos avisan. Mejor no alargar la sobremesa y dejar la euforia para otra Navidad. Este año es importante no hablar alto, no soplar los matasuegras, no cantar villancicos, no reír a carcajadas. Todo ello provoca un aumento de las partículas y aerosoles en suspensión. Cuanto más alto se habla, más gotículas de saliva se expulsan Y cuanto más alarguemos la noche, más nos relajaremos en este sentido.
El que quiera fumar, a la ventana
Mar Casal nos recuerda este punto, que no por obvio es menos importante. El que quiera fumar, si puede salir a la calle, mejor. Si no, que fume en la ventana porque con el humo exhalamos también aerosoles.
¿Podremos intercambiar regalos?
Sí. Los expertos coinciden en que, con higiene de manos, el riesgo de que el virus se transfiera a través del envoltorio de un regalo es mínimo.
¿Y si quiero cenar con mis abuelos?
Eva Elisa Álvarez, especialista en Medicina Preventiva, entiende que hay que exponer lo menos posible a las personas vulnerables, procurar que sus contactos con el resto de comensales sean los mínimos. Y conviene pensar en si en la familia hay alguna persona dependiente: en ese caso, los parientes responsables de su cuidado no deberían ir todos a la comida. Si se produjera un contagio y ponen a todos en cuarentena, ¿quién se ocuparía de su cuidado?, pregunta Álvarez.

Sobre esos consejos construiremos, aseguran estos sanitarios, unas reuniones no cien por cien seguras, pero al menos sí más responsables. E insisten en dos claves por encima del resto: la ventilación y que cuantos menos, mejor. Si uno tiene la suerte de comer o cenar al aire libre, porque el tiempo en su lugar de residencia lo permite, mejor que en cerrado. Si hay que sentarse a cubierto, las ventanas del comedor deberían estar abiertas para favorecer la ventilación y, si eso no es posible porque hace frío o llueve, hay que abrirlas varias veces a lo largo de la comida. Al virus le gustan los lugares cerrados.
Además, nos recuerdan: “En la hostelería hace tiempo que están prohibidas las reuniones multitudinarias en la práctica, con el cupo máximo de comensales por mesa, pero en el hogar también es imprescindible recordar que, en estos tiempo de pandemia, ocho son mejor que diez y seis mejor que ocho”.