Cómo es el desfibrilador que controlará el corazón de Eriksen y en qué se diferencia de un marcapasos


El desfibrilador puede diferenciar un latido normal de una arritmia y realizar una descarga eléctrica
El marcapasos da estímulos para que el corazón se contraiga si desciende la frecuencia cardíaca
El desfibrilador se utiliza en pacientes con taquicardias para resincronizar su ritmo
Todos los ojos se centraron en el jugador danés Christian Eriksen cuando el pasado sábado se desplomó durante el partido de la Eurocopa en el que se enfrentaban Dinamarca y Finlandia. Se desvaneció tras sufrir un paro cardíaco y la rápida atención médica sobre el césped permitió reanimarlo y trasladarlo al hospital donde ahora se recupera y ha enviado un mensaje de tranquilidad a sus seguidores.
La Federación Danesa ha informado de que el jugador será operado para implantarle un desfibrilador automático implantable (DAI). Los médicos han decidido colocar a Eriksen este aparato tras las últimas pruebas médicas que le han realizado. "Este aparato es necesario después de sufrir un ataque al corazón debido a trastornos del ritmo cardíaco", ha escrito en la cuenta oficial en Twitter de la DBU.
Preguntamos a Gonzalo Peña, cardiólogo del Hospital San Rafael de A Coruña.
¿Cómo funciona el desfibrilador?
El desfibrilador es capaz de diferenciar un latido normal de una arritmia que pueda llevar a una muerte súbita, que fue lo que le ocurrió a Eriksen. En el momento en que la detecta actúa sobre ella y realiza una descarga eléctrica. La acción es la misma que la que le hicieron al jugador en el campo. Pero en vez de tener que ponerle las planchas en el pecho para darle una descarga, el aparato lo hace automáticamente. Así se ahorra tiempo y no se corre el peligro de que suceda estando solo o sin un desfibrilador cerca.
Estos aparatos tienen otras funciones. A veces, dependiendo de la arritmia que detecte, puede intentar detenerla sin llegar a dar la descarga. En ese caso, el paciente ni lo nota. “Cuando da una descarga por una arritmia fuerte, como la que sufrió Eriksen, el paciente se desmaya antes, así que no nota nada. Cuando vuele a estar consciente no se ha enterado de lo que ha ocurrido”,
¿Cuál es la diferencia entre un marcapasos y un desfibrilador?
Un marcapasos da estímulos para que el corazón se contraiga. Sirve para los pacientes que tienen bradicardias, es decir, un descenso de la frecuencia cardíaca normal. El desfibrilador en cambio está indicado para el caso contrario: pacientes que sufren taquicardias. Su corazón se acelera, sufren una fibrilación ventricular y el aparato sirve para resincronizar su ritmo.
El dispositivo pesa unos 300 gramos, es un poco más grande que un marcapasos y sus cables son algo más gruesos, porque tienen una bovina que crea las descargas.
¿Por qué no le habían detectado ningún problema cardíaco?
Siendo jugador profesional de fútbol a lo largo de su vida se había sometido a muchos reconocimientos médicos y pruebas de esfuerzo, pero nunca le habían detectado ninguna anomalía. Algo que según explican los expertos no es tan raro. “Suele pasar que no haya ninguna evidencia anterior. Ahora lo estarán estudiando y verán si encuentran el problema.
Hay pacientes en los que puedes determinar que tienen una enfermedad cardiológica que conlleva un alto riesgo de sufrir una muerte súbita. En esos casos ya se les pone el desfibrilador antes de que ocurra algo”.
En otros casos se coloca tras sufrir lo que se denomina una ‘muerte resucitada’. Fue lo que le ocurrió a Eriksen, estuvo muerto pero consiguieron reanimarlo. Aunque seguirán con estudios para determinar qué patología tiene, no siempre tiene que haberla. “A veces un corazón normal produce arritmias en un momento determinado. Por haber hecho un sobreesfuerzo o por una deshidratación o algún otro factor. Puede aparecer una arritmia en determinadas circunstancias teniendo un corazón sano".
¿Es peligrosa la intervención?
La complicación de la intervención depende de qué tipo de desfibrilador se coloque. Algunos dispositivos necesitan que se introduzcan cables por las venas hasta llegar al interior del ventrículo derecho. En ese caso la operación es más arriesgada y pueden surgir complicaciones posteriores, como infecciones o rotura de los cables.
Pero también hay aparatos que no precisan llegar al corazón. Están indicados para personas que no necesitan que tenga también función de marcapasos, como Eriksen. En este caso el dispositivo se implanta debajo de la clavícula. “Se pone en el hombro, por debajo de la piel. A veces dentro del músculo pectoral, dependiendo de la capa de grasa que tenga la persona. Sólo te sobresale un pequeño bulto. La descarga se trasmite a través del pecho hasta llegar al corazón”, describe Peña.
La operación en este caso sería relativamente sencilla. Aunque llevar un desfibrilador conlleva sus riesgos. Puede dar descargas por causas no justificadas. Detecta una arritmia para la que no sería necesaria una descarga pero lo hace. “En ese caso, para el paciente es como meter los dedos en un enchufe, recibe un chispazo. En determinadas circunstancias puede suponer un peligro, si está conduciendo, por ejemplo”, explica Gonzalo Peña.
¿Podrá volver a jugar?
La mayoría de los expertos dudan mucho que Eriksen vuelva a jugar al fútbol de manera profesional. Otra cosa es que sí pueda seguir practicando deporte. “Depende de cada caso, hay que estudiar cuál fue su problema. Si tiene el corazón normal podría hacer deporte”.
El doctor Peña tiene pacientes jóvenes a los que les ha implantado estos dispositivos que practican deporte sin ningún problema, solo hay que tenerlo en cuenta a la hora de programarlo: “Tienen unos sensores muy precisos que dictaminan si una arritmia es normal o patológica. Si el paciente hace deporte se programa de forma que no ‘salte’ por una taquicardia que puedas tener al hacer un esfuerzo”.
Pero para el deporte profesional entran en juego otros factores. “Es difícil que le dejen jugar cuando ha tenido una muerte súbita. Es ponerse en riesgo. No sé si alguien querría asegurarle por ejemplo, o arriesgarse a ficharlo", opina. Hay ocasiones en las que se producen unas arritmias descontroladas, lo llamamos tormenta arrítmica. El desfibrilador es capaz de frenarlo una o dos veces, pero es como una pila, acaba por agotarse y puede no ser eficaz”, añade.
Eriksen podría llevar una vida normal, con los dispositivos más modernos se pueden hacer incluso resonancias magnéticas. El desfibrilador tiene una vida media de unos diez años, después habría que reemplazarlo.