Cómo la forma de conducir puede anticipar ocho de cada 10 casos de Alzheimer


Un estudio revela que antes de que se manifieste la enfermedad se cambia la manera de conducir
Se circula más despacio, con cambios bruscos y se viaja menos de noche, entre otros indicadores
La investigación podría servir para diagnosticar la enfermedad en estadios preclínicos
Conducir es una actividad compleja, aunque debido a la práctica parece que no lo es: atención a la carretera, velocidad, distancia, cruces, semáforos, giros, intermitentes, cambios de marcha, escuchar la radio, hablar con el acompañante... Requiere un buen estado físico y mental. Se sabe que las personas que padecen Alzheimer sintomático cambian su manera de conducir. Pero ¿lo hacen también antes de que la enfermedad se manifieste?
Un estudio de la Universidad de Washington acaba de demostrar que sí y que ocho de cada diez casos de Alzheimer se podrían predecir con antelación analizando tan solo la edad y la forma de conducir del individuo.
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Para hacerlo, colocaron un dispositivo GPS en el coche de 139 voluntarios con el fin de monitorear de manera continua y a bajo coste su comportamiento al volante, lo que les proporcionó los biomarcadores necesarios.
Dividieron al grupo entre los que tenían Alzheimer en fase preclínica, 64 -determinada por punciones lumbares cuyo resultado no se ofreció a los participantes-, y los que presentaban un nivel cognitivo normal, otros 75.
Durante un año, los investigadores estudiaron el comportamiento de ambos grupos al volante —con qué frecuencia aceleraban o frenaban de manera repentina, si excedían el límite de velocidad o manejaban muy por debajo de él, si hacían movimientos bruscos— y también su perfil de conducción (cantidad de recorridos, distancia promedio, destinos inusuales, recorridos en la noche).
El estudio reveló que los que tenían Alzheimer preclínico tendían a conducir más despacio, a hacer cambios bruscos, a viajar menos por la noche y hacer menos kilómetros en general. También visitaban menos destinos diferentes cuando conducían, ciñéndose a rutas más limitadas.
"La forma en que las personas se mueven en su entorno cotidiano, desde los lugares que visitan hasta la forma en que conducen, puede decirnos mucho sobre su salud", defendía la autora del estudio, Sayeh Bayat.
Analizando los resultados de los datos de conducción diseñaron un modelo que podía predecir la probabilidad de que alguien tuviera Alzheimer preclínico basándose simplemente en la edad y en los datos recogidos por su GPS. La precisión fue del 88%.
"Utilizando estos pocos indicadores... se puede realmente, con una confianza muy alta, identificar si una persona tiene la enfermedad de Alzheimer preclínica o no", asegura Bayat.
El modelo fue aún más preciso (90%), cuando se añadieron los resultados de una prueba genética para el Alzheimer conocida como genotipo de la apolipoproteína E (APOE), que indica si se puede tener un riesgo heredado de la enfermedad. Pero la predicción basada únicamente en la edad y la manera de conducir era casi igual de precisa.
Una detección temprana y económica
Aunque aún se precisan estudios más amplios para demostrar una relación definitiva entre los comportamientos de conducción detectados y la enfermedad de Alzheimer preclínica, esta investigación podría suponer una forma barata de detectar esta patología en una etapa temprana y servir así para prevenir la enfermedad.
En los últimos años, muchos medicamentos que se consideraban prometedores para tratar el Alzheimer han fracasado en los ensayos. Según los investigadores, tal vez una razón sea que ya se administran demasiado tarde para ser de utilidad. Detectar los riesgos cuando el cerebro aún no ha sufrido tanto daño es fundamental para prevenir esta grave dolencia.
Por el momento, la búsqueda de personas mayores con probabilidades de desarrollar Alzheimer se da en contextos de investigación, donde los pacientes se enteran de su nivel de riesgo gracias a una combinación de pruebas genéticas, punciones lumbares o tomografías por emisión de positrones (PET, por su sigla en inglés) que detectan la sustancia amiloide en el cerebro, así como mediante cuestionarios relacionados con los antecedentes familiares.
Ya hay en marcha otros tipos de pruebas de predicción, como los análisis de sangre sin prescripción médica que detecten la proteína Tau, otro biomarcador del Alzheimer, pero todavía faltan muchos años para que sean una realidad.
Por eso, estudios como este son esperanzadores para los millones de personas que padecen esta grave pérdida de memoria, en España más de 900.000. "La idea es hallar a las personas lo suficientemente rápido como para tomar cartas en el asunto y evitar o retrasar la aparición de la enfermedad". Otras investigaciones trabajan en esta línea, algunas sorprendentes, que analizan incluso nuestro historial bancario.
Olvidarse de los pagos, otro signo de deterioro cognitivo
El Azheimer puede amenazar el estado financiero de los pacientes debido a los déficits de memoria y a los cambios en la percepción del riesgo. El deterioro de las capacidades financieras se encuentra entre los primeros signos de deterioro cognitivo, pero hasta ahora no se habían fijado la frecuencia y el alcance de los eventos financieros adversos antes y después del diagnóstico.
Un estudio estadounidense lo ha hecho por primera vez. Ha analizado los antecedentes clínicos y el historial bancario de más de 80.000 beneficiarios de Medicare y ha demostrado que es mucho más probable que las personas mayores que en algún momento son diagnosticadas con Alzheimer se retrasen en sus pagos de tarjetas de crédito que quienes pertenecen a una población parecida, pero que nunca recibieron ese diagnóstico. También es más probable que tengan historiales bancarios de riesgo.
"Nos animaron a hacer esta investigación las anécdotas de muchas personas que habían descubierto la demencia de algún familiar tras un acontecimiento financiero catastrófico, como el embargo de su casa", explica Lauren Nicholas, la autora principal y economista sanitaria en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Colorado. "Esta podría ser una manera de identificar a los pacientes que están en riesgo".
El estudio reveló que los problemas financieros se presentan mucho antes que los síntomas del Alzheimer. La mayoría habían omitido al menos dos pagos consecutivos hasta seis años antes del diagnóstico y muchos pidieron un crédito que no iban a poder pagar dos años y medio antes. Aunque estudios más pequeños ya han señalado la relación entre una mala gestión financiera y la demencia, este es el más grande y el primero en usar información financiera verídica.
"Los resultados de ambos trabajos indican que monitorear un comportamiento importante a nivel cognitivo en el mundo real puede ayudar a detectar las señales más tempranas y sutiles de un deterioro cognitivo incipiente", dicen los investigadores.
Pero también plantea la cuestión de si las personas mayores querrían que se siguiera tan de cerca su comportamiento, incluso si hubiera beneficios para la salud. Estos métodos plantean problemas de privacidad. ¿La gente estará dispuesta a que su banco o el seguro de su coche tenga esa información médica y pueda hacer uso de ella?