Un estudio indica cómo la contaminación afecta al desarrollo de los niños: "Tienen peor capacidad de atención y memoria"

Los niños expuestos a unos niveles de contaminación altos tienen peor capacidad funcional, atencional y de memoria
Belén y Roger participan en el estudio: "Es importante saber cómo la polución impacta en la vida de todos"
3.700 familias participan en un estudio que lleva más de 20 años analizando el desarrollo del feto y de los niños una vez han nacido
¿Cómo puede afectar el medio ambiente al desarrollo del niño? Esta es la pregunta en la que se ha basado y ha intentado responder el proyecto INMA, un estudio que consiste en 'reclutar' a mujeres durante su embarazo y después hacer un seguimiento a los niños en su fase post-natal y poder ver las exposiciones que han tenido durante el embarazo y cómo afectan éstas al pequeño.
Los resultados de 3.700 familias que conforman en el estudio indican que los niños expuestos a una mayor contaminación, durante la fase de gestación y la de crecimiento, "tienen una peor capacidad funcional, atencional, de memoria y les produce, además, un empeoramiento en la capacidad motriz", señala Mónica Guxens, investigadora del ISGlobal en el protecto INMA, que añade que "las mujeres expuestas a un mayor nivel de contaminación del aire provoca, a su vez, un peor crecimiento del pequeño y, además, que el feto sea más pequeño por lo que al nacer pesan menos".
El proyecto está en marcha desde hace más de 20 años haciendo seguimientos durante el embarazo, analizando su desarrollo mediante ecografías, pruebas médicas y también de la información obtenida a través de cuestionarios y entrevistas para conocer los estilos de vida, situación familiar, etc. Una vez han nacido y a medida que se desarrollan, los niños utilizan periódicamente relojes que les mide su actividad física y controlan los patrones del sueño, entre otras pruebas médicas básicas.
El objetivo es "ver como crecen y ver el desarrollo de su cerebro o si desarrollan problemas de comportamiento", cuenta Mónica, que agrega que el proyecto también contempla acudir a los hogares de los participantes para recoger polvo, medir el nivel de contaminación o los niveles de radiofrecuencia del wifi o de la antena. Se han focalizado en factores ambientales, la contaminación del aire, del agua y, también, de la exposición a químicos en el aire o incluso a través de la dieta que pueden afectar al desarrollo de los niños.
Belén y Roger, madre e hijo comprometidos con el estudio
"Cuando me iban a hacer la primera ecografía, vino una enfermera y me propuso participar y pensamos que sería interesante", recuerda Belén, residente en Sabadell y participante en el estudio para "saber cómo impacta en la vida de todos". Las primeras pruebas que le practicaron fueron unas extracciones de sangre y orina, que luego avanzaron a mediciones del desarrollo del feto, información incluida en la ecografía, y al análisis del cordón umbilical una vez nació Roger.
"Claro que me preocupa la contaminación y me gustaría vivir en una ciudad con un ambiente más saludable", reconoce Belén, "pero las circunstancias de la vida mandan y todo tiene sus pros y sus contras: aquí estamos muy bien comunicados, pero tenemos mucha polución y ruido". Algo en lo que coincide Roger, que celebra que sus padres decidieran que participara en el estudio porque "cuando creces, te das cuenta de que es importante".
Ahora, con 14 años, Roger comparte la necesidad de seguir investigando, apunta la necesidad de reducir los índices de polución en las ciudades como resultado del estudio y valora la contaminación como "un problema mundial que va a peor y que no solo afecta a la salud, sino en el planeta", por lo que concluye: "Tenemos que cambiar muchas cosas"