Una anciana de 90 años muere de coronavirus tras ceder su respirador a otros pacientes más jóvenes

La anciana belga rechazó la ayuda médica aduciendo que ella ya había tenido "una buena vida"
La familia ha recibido numerosas muestras de apoyo de todo el mundo tras viralizarse la noticia
Una anciana belga de 90 años murió el 21 de marzo tras renunciar a su respirador para cederlo a personas más jóvenes. Este heroico acto ha dado la vuelta al mundo después de que su hija contase su historia en el diario local Het Lasste Nieuws. "Siempre estaba lista para ayudar a los demás", recordaba su hija Judith.
A estas alturas de la pandemia de coronavirus, la escasez de recursos sanitarios es ya el escenario habitual en muchos países europeos. Esto empujó a Suzanne Hoylaerts, una nonagenaria belga, a ceder a su aparato de respiración artificial. "Guardadla para pacientes más jóvenes. Yo ya he tenido una buena vida" les dijo la mujer a los médicos del hospital, según ha relatado su hija Judith. "No lloréis, hicisteis todo lo que pudisteis", les tranquilizó la anciana antes de fallecer.
Grandma ("bomma") refused the respirator and said it should be used for the young ones instead. Such selflessness and display of social solidarity. ❤️😭❤️ https://t.co/z0pERKJKoj via @HLN_BE
— Ria Verdolaga (@griaaa) March 30, 2020
Por desgracia, no pudo despedirse de su familia, debido a las rigurosas medidas de seguridad para evitar los contagios. "No pude decirle adiós y no puedo ir a su funeral", ha explicado Judith. La última vez que se vieron fue el viernes 20 de marzo por la tarde, cuando su hija la llevó al hospital. "Pensábamos que era una neumonía leve", ha dicho su hija. Sin embargo, Suzanne murió un día después.
La mujer de 90 años todavía vivía independientemente y, al igual que su familia, era consciente de los peligros del coronavirus. Pero, a pesar de tomar todas las precauciones, el contagio fue inevitable. "Cómo y dónde contrajo nuestra madre esto es un misterio para nosotros", ha dicho Judith.
Debido a la repercusión de la noticia a nivel mundial, Judith y sus hermanos han recibido numerosas muestras de solidaridad. "Es surrealista. A través de la web del director de la funeraria, recibimos muchas declaraciones de apoyo de desconocidos. De América, Inglaterra, incluso de la República Checa. Extraño para alguien como nuestra madre, que venía de un pequeño pueblo como Binkom", ha comentado Judith al periódico belga Het Lasste Nieuws.