Rocío, Antonio y Manuel, los últimos médicos muertos por coronavirus

El Colegio Oficial de Médicos de Madrid recuerda a los tres últimos facultativos fallecidos
Más de 43.000 sanitarios se han contagiado por coronavirus en España, casi un 20% del total de infectados. Es el colectivo profesional más golpeado. Al menos 44 médicos en activo o jubilados han fallecido por el SARS-CoV2. Sólo en Madrid, diez facultativos se han dejado la vida en 'primera línea de fuego', mientras que otros cinco médicos jubilados han engrosado la cifra de víctimas por la enfermedad.
El Colegio Oficial de Médicos de Madrid ha puesto nombre, apellidos e historia a los tres últimos facultativos fallecidos por coronavirus. Es su homenaje, su aplauso a toda una profesión.
Un médico a pie de calle
José Antonio Fernández López, de 61 años, era uno de esos médicos conocidos en la zona noreste de Madrid, un médico a pie de calle, que desplegó gran parte de su actividad en centros de atención primaria. Ejerció en San Agustín de Guadalix, donde además fue director de Protección Civil. Su carrera profesional se ampliaría también a otros pueblos como El Molar o Fuente del Saz. Su muerte ha impactado a sus compañeros, que han seguido con angustia los 35 días que ha permanecido en la UCI hasta su fallecimiento.
Gestora sanitaria
La doctora Rocío Campos Cantero desempeñó una carrera dedicada a la gestión sanitaria, donde alcanzó puestos de responsabilidad. Fue jefa de sección de Aparato Digestivo del Hospital Universitario del Sureste, en Arganda del Rey. Entre otros cargos directivos que ha desempeñado figuran su nombramiento en 2004 como Directora Médica del Hospital Universitario Santa Cristina, el de Subdirectora y Directora Médica de Asistencia Especializada del Complejo Hospitalario Móstoles-Hermanos Laguna y Asesora técnica de la Subdirección General de Atención Especializada del Insalud en Madrid.
Cirujano jubilado
José Manuel Paya Pardo, de 68 años, estaba jubilado. Quienes le conocieron dicen que era un apasionado de la música y la lectura. Comenzó su trayectoria profesional como residente en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, donde acabaría obteniendo plaza como adjunto del Servicio de Cirugía General. Continuó su labor como cirujano hasta su jubilación en el Hospital Universitario de Móstoles.