El coronavirus deja en evidencia "debilidades sistémicas" en los sistemas sanitarios de los grandes países

Los ministros de Sanidad del G-20 reconocen en un documento conjunto que la crisis ha revelado importantes "carencias en los sistemas de salud"
El G-20 aboga por reforzar los sistemas sanitarios y mejorar el flujo de información entre los países
Los ministros de sanidad de los países más desarrollados del mundo, reunidos en una videoconferencia este domingo en el marco del G-20, han coincidido en reconocer que la pandemia de la COVID-19 ha dejado patendes "debilidades sistémicas en los sistemas de salud", según se asegura en un comunicado conjunto difundido este lunes.
"También se han revelado vulnerabilidades en la habilidad de la comunidad global para prevenir y responder a amenazas de pandemia", se afirma en el documento, que aboga por introducir mejoras a la hora de compartir información entre países.
En este foro se reconoce que la actual crisis ha "abierto los ojos" sobre las "carencias en los sistemas de salud", pero también se asume que eso implica que ahora se pueden identificar dónde están los puntos débiles que se deben mejorar.
La epidemia provocada por el virus SARS-CoV-2 afecta a 193 países en todo el mundo y mantiene confinados, con diferentes grados de restricción de movimientos, a miles de millones de habitantes. Para reanudar la actividad y evitar un rebrote igual de grave que el actual será necesario mejorar los sistemas de alerta para actuar lo antes posible y minimizar así los daños humanos y económicos.
En España, esa mejora en los sistemas de alerta pasará por un refuerzo de los centros de atención primaria, una pieza clave para la detección de un eventual incremento de casos en una región concreta.
El G-20, criticado al igual que otras instituciones por no haber actuado a tiempo, no se ha pronunciado en el comunicado sobre el ataque lanzado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra la Organización Mundial de la Salud, a la que ha privado de los fondos de financiación estadounidenses, unos 400 millones de dólares anuales.