Distancia de 2 metros o de 1,5: riesgos sanitarios y económicos en 50 centímetros de diferencia


Según la mayor revisión científica hasta la fecha, cada metro adicional duplica la seguridad
Reducir la distancia mínima oficial de 2 a 1,5 metros facilita la adaptación en centros de trabajo, restaurantes o escuelas
"La mejor mascarilla son los dos metros de distancia", dijo Fernando Simón el 13 de mayo para expresar que no era partidario de hacer obligatoria la mascarilla.
Una semana después, la mascarilla se convertía en obligatoria y hoy sabemos que la distancia de referencia para la nueva normalidad será inferior: de sólo 1,5 metros.
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Ese medio metro de distancia es fundamental para organizar espacios de trabajo, restaurantes, bares, escuelas,... Incluso para hacer cola a esperar a que a uno le atiendan o para establecer qué es un contacto de riesgo que deban monitorizar los servicios de vigilancia epidemiológica.
Cuanto menor sea la distancia, más se podrá aprovechar el espacio en todos estos lugares en los próximos meses de nueva normalidad, hasta que haya un tratamiento o una vacuna que permitan volver a la antigua.
Mucho más que 50 centímetros: riesgos sanitarios y económicos
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha explicado que hasta ahora la distancia necesaria estaba en la franja entre el metro y medio y los dos metros; pero la comunicación oficial siempre ha destacado la cifra superior de la horquilla. Parece poco, pero para algunos negocios puede ser la diferencia entre poder reabrir o no. La cuestión es cuánto se pierde en términos de seguridad.
Los cincuenta centímetros de referencia se deben a la negociación con Ciudadanos para apoyar el decreto de la nueva normalidad, según informan desde el partido de Inés Arrimadas. Arañar esa distancia es motivo de debate en otros países.
En Reino Unido, el primer ministro, Boris Johnson, tiene a parte de su gabinete y a varios sectores de la economía del país en contra por mantener los 2 metros. La distancia fijada para evitar el riesgo de contagios varía bastante según los países.
- Referentes en el control del virus como Dinamarca, Hong Kong o Singapur mantienen un mínimo de un metro, al igual que China y Francia.
- La OMS mantiene la cifra de 1 metro como referencia en su recomendación a los países.
- Otro país modélico, Corea del Norte, la ha fijado en 1,4 metros.
- España se incorpora al club del metro y medio, con Alemania, Italia, Países Bajos, Portugal, Bélgica o Australia.
- En Estados Undos son 1,8 metros, ya que en este país redondean la distancia a 6 pies.
- Los dos metros de distancia, el grupo al que pertenecía España, los mantienen ahora mismo Canadá y Reino Unido.
Los últimos estudios científicos
La revista The Lancet publicó la semana pasada la mayor revisión científica sobre esta cuestión, un estudio financiado en parte por la OMS para fundamentar sus recomendaciones. Las conclusiones establecían que a partir de un metro la distancia la distancia adecuada, pero sugería que los 2 metros duplicaban la seguridad.
- A una distancia de hasta 1 metro, se contagia el 12,8% de las personas.
- A una distancia superior a 1 metro, el riesgo se reduce a un 2,6% (Un 80% menos).
- Cada metro adicional multiplica la seguridad 2,2 veces.
El consenso científico apunta a las gotitas que emitimos al hablar como principal causa de contagio. A mayor distancia con el interlocutor, menos probabilidad de que nos alcancen porque la mayoría de estas partículas terminan cayendo al suelo por efecto de la gravedad, aunque la distancia que puedan recorrer depende de factores como el viento o la ventilación del un local cerrado.
Más que metros: vientos, toses, estornudos
De hecho, la distancia es un elemento más delicado en lugares cerrados, donde un estudio japonés estableció que el riesgo de infección era 19 veces superior que al aire libre. Se ha valorado mucho esta circunstancia a raíz del debate sobre el 8-M o las manifestaciones contra el racismo.
Tambíen se ha calculado en el MIT que la fuerza de un estornudo puede hacer que estas gotitas recorran hasta 6 metros, aunque nadie ha comprobado que siga habiendo riesgo de contagio a esta distancia, que por lo demás sería imposible de mantener a la hora de reanudar la actividad en cualquier sociedad.
Las partículas más livianas que emitimos al hablar pueden quedar suspendidas en el ambiente y de hecho se han detectado trazas del virus en el aire de los aseos de hospitales de Wuhan, pero no se ha demostrado que en estos casos se trate de una carga suficiente como para infectar a alguien.
Distancia y tiempo
Hay que tener en cuenta que no sólo importa la distancia. El tiempo que se permanece cerca de alguien contagiado es muy relevante, un aspecto que no abordaba la revisión de The Lancet.
En España, se ha considerado que un contacto estrecho es el mantenido a menos de 2 metros durante 15 minutos. Los expertos que asesoran al gobierno británico aseguran que estar a un metro de alguien contagiado durante 6 segundos supone un riesgo equivalente a pasar un minuto a una distancia de 2 metros. Espacio y tiempo son dos magnitudes relativas también a la hora de valorar el riesgo de infección.
Otras circunstancias influyen también al igual que la distancia o el tiempo, como el hecho de que se hable más alto o más bajo. Así se ha demostrado en estudios realizados en los mataderos, donde se habla habitualmente alzando la voz, o en los casos de supercontagios en coros, ya que al cantar también se emiten más gotitas.
En lo que coinciden varios estudios realizados durante estos meses es en que a cualquier distancia, el uso de la mascarilla ayuda a frenar la emisión de partículas al toser o simplemente al hablar. En este caso, el riesgo de contagio, según el estudio de The Lancet, se reduce del 17% al 3%.