China quiere que miles de voluntarios de todo el mundo participen en las puebas de los proyectos de vacuna que están desarrollando sus científicos militares. El objetivo, explican, es obtener una cantidad ingente de datos en el menor tiempo posible. China secuenció la genética del virus SARS-CoV-2 el día 11 de enero. Poco después informó de que ya tenía en marcha varios candidatos para una vacuna. El 16 de marzo empezó los primeros test en humanos, después de saltarse la fase de pruebas con animales, y anuncian que este mes habrá avances importantes, pero quieren avanzar en esta carrera por la inmunización con una operación de una escala sin precedentes. Los resultados de la primera fase de ensayos están a punto de conocerse y para la siguiente necesitan voluntarios de los países más afectados, entre los que ahora se encuentran Estados Unidos, Italia y España. La general Chen Wei, la epidemióloga al frente de las investigaciones, asegura en el diario oficial China Daily que los candidatos de vacuna en los que trabaja China han demostrado ser seguros y producir los efectos deseados, pero que ahora hay que probarlos a mayor escala en otros países. Afirma que varios estados se han mostrado dispuestos. Según Tao Lina, una experta en vacunas citada por el South China Morning Post, el recurso a voluntarios de otros países desarrollados también reforzará la validez de las pruebas, al intervenir equipos científicos internacionales. Estados Unidos y China van a la cabeza en estos momentos en la carrera por la vacuna. Ambos países han decidido saltarse algunas fases de los ensayos y por sólo unas horas, Estados Unidos administró la primera dosis de una vacuna a un humano, una mujer de Seatle, la zona más afectada hace un mes en el país. Estos proyectos más avanzados hasta ahora son los que utilizan como plataforma un virus o bacteria desactivado, a modo de carcasa, y le introducen una parte del material genético del SARS-CoV-2. Es el camino también iniciado por uno de los dos proyectos que se están llevando a cabo en España en los laboratorios del CSIC.A Australia ha anunciado avances importantes también este jueves y ha recibido la acreditación de la OMS para iniciar los ensayos en animales. Sus investigadores aseguran que normalmente habrían tardado dos años en llegar hasta aquí. El principal asesor estadounidense en la crisis sanitaria, Anthony Fauci, ha calculado que se tardarán unos 18 meses en conseguir una vacuna. Unos intentan acortar esos plazos, otros piden prudencia antes de formularlos. El desarrollo de una vacuna es un camino que tiene baches, que requiere de un gran esfuerzo científico y de un gran apoyo financiero. Frente a las noticias que sugieren una competición a la carrera por la vacuna, también se ha puesto de relieve la necesidad de cooperación y prudencia. En un editorial en la revista Science, el epidemiólogo Seth Berkley, ha pedido un Proyecto Manhattan para dar con soluciones de inmunización contra el COVID-19. La alusión a los tiempos de la Segunda Guerra Mundial y a la consecución del arma definitiva para una era como ha sido la bomba atómica sirve a este experto para alertad sobre la necesidad de la cooperación internaciones, por encima de los múltiples esfuerzos fragmentados de los que vamos teniendo noticias. La carrera que importa no es entre los páises, es de todos contra un enemigo común.