Juan García Arriaza, investigador de la vacuna del coronavirus: "Esperamos que la inmunidad sea duradera"

El equipo de García Arriaza está terminando la generación de candidatos a vacuna y empezará los ensayos con ratones el mes que viene
El laboratorio empezó a investigar la vacuna en enero, sin tener aún fondos específicos para esta tarea
"Espero que la gente se dé cuenta de que en los laboratorios se hacen investigaciones fundamentales para el desarrollo de la sociedad”, asegura
“Estoy trabajando duro en el laboratorio. Madrugo mucho. Llevamos desde enero y ya estoy en las fases finales de la generación de algunos candidatos de vacuna”. Juan García Arriaza estaba alerta del riesgo que suponía la neumonía de Wuhan. La especialidad de este investigador de 45 años son las enfermedades emergentes.
El ébola, el zika, el chikungunya están en la lista de virus contra los que ha desarrollado vacunas en el Laboratorio de Poxvirus y Vacunas, uno de los dos equipos del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC) de los que depende el desarrollo de la vacuna contra el SARS-CoV-2 en España.
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Todo su trabajo previo durante 14 años, su interés personal contra estas amenazas y la tecnología desarrollada por el equipo que lidera el profesor Mariano Esteban son ahora uno de los pilares para que la sociedad española recupere lo que llamamos vida normal.
Pregunta. Empezasteis a trabajar en enero, muy pronto, ¿qué os puso en alerta?
Respuesta. “Cuando surgieron los primeros casos en China y publicaron la secuencia del SARS-CoV-2 empezamos a diseñar un candidato a vacuna. Preveíamos que podía ocurrir algo así. El gran temor siempre ha sido un virus capaz de transmitirse por el aire y de causar cierta mortalidad. En cuanto lo vimos en China, nos pusimos manos a la obra”.
El “corta-pega”: un virus conocido ‘disfrazado’ de coronavirus
Para explicar cómo trabaja en la vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2, García Arriaza nos habla primero de otro virus que va a ser clave, un viejo conocido: la viruela.
“La viruela ha sido la única enfermedad humana erradicada y fue mediante la vacunación, utilizando virus atenuados de la misma familia, la de los poxvirus. Después de estudiar estos poxvirus, empezamos a utilizarlos como una herramienta muy útil. Los modificamos con ingeniería genética para expresar antígenos de otros virus que luego reconocerá el sistema inmunitario. Un corta-pega, digamos.”
En el próximo mes empezaremos a hacer los ensayos en ratones
P. ¿Utilizáis ese virus ya conocido como plataforma y les añadís genes del nuevo virus?
R. “Usamos uno de estos poxvirus, el virus vaccinia modificado de Ankara o MVA, que tiene cualidades muy buenas: está totalmente atenuado, no se replica en células humanas, es seguro, no produce efectos secundarios y se le pueden insertar muchos genes de otros patógenos. Lo hemos utilizado como vector en vacunas contra el VIH/SIDA, la hepatitis C, la malaria, la leishmania, el chikungunya, el zika y el ébola. Algunas han demostrado proteger al cien por cien a ratones con una sola dosis.”
Apuntar a la corona
La ventaja de usar como vehículo un patógeno ya vencido y controlado es que se le puede añadir sólo un pedacito del que ahora es una amenaza. No hace falta cargarlo con todo el equipaje genético del coronavirus. Basta seleccionar un punto débil para enseñar al sistema inmunitario a atacarlo. Y ese punto flaco está en la corona de proteínas que da nombre a estos virus.
“Hemos insertado por ingeniería genética el gen que codifica la proteína que sobresale de la corona del virus, la proteína S. Con eso hemos generado un virus artificial recombinante, que tiene dentro de su genoma ese gen del coronavirus y cuando este virus artificial infecte las células expresará también esa proteína característica de la superficie del coronavirus”.
Estas situaciones se van a repetir. Espero que aprendamos. ¿Quién nos va a sacar de esta situación?
“Esa proteína va a ser presentada al sistema inmune, que se activará y generará anticuerpos que la reconocerán en el futuro. El sistema inmune de alguien vacunado no habrá visto nunca el coronavirus pero sí reconocerá esa proteína y se activará”.
P. ¿La idea es cerrarle la puerta al coronavirus, quitarle la llave con la que entra en las células?
R. “La idea que tenemos es que se generen anticuerpos neutralizantes, que se unen al virus y evitan que entre en las células porque esa proteína es la que utiliza el virus para entrar. Cuando el virus entre en el cuerpo, los anticuerpos van a rodearlo completamente. También se activarán las células T, que son las que eliminan las células que ya habían sido infectadas”.
P. ¿En qué fase estáis ahora en el desarrollo de la vacuna?
R. “Ahora estamos en las fases finales de la generación de los primeros candidatos a vacuna y ya tenemos estos virus recombinantes que expresan la proteína S. En el próximo mes empezaremos a hacer los ensayos en ratones”.
P. ¿Es más complejo el SARS-CoV-2 que otros virus para conseguir una vacuna?
R. “Todos los virus patogénicos suponen un reto. Fíjate en que sólo la viruela ha sido del todo erradicada. El VIH surgió hace 40 años y no tenemos vacuna a pesar de los recursos y de tantos esfuerzos de científicos brillantes. Pero no hay vacuna por la idiosincrasia del virus, que se esconde del sistema inmune, se integra en el genoma de las células, permanece latente. No sabemos bien dónde están los reservorios donde se oculta y desde donde después se reactiva”.
“Vamos a una sociedad biotecnológica y ya lo estamos viendo... Curar enfermedades, eliminar virus... Eso va a cambiar el mundo
“El de la gripe también es difícil de controlar. Su genoma se reparte en 8 segmentos. Eso implica que puede cambiar segmentos entre distintos virus, recombinándose con otros de animales, y entonces surgen virus nuevos para los que ya no hay inmunidad. Por eso esta vacuna se elabora cada año”.
P. ¿Y cómo es de escurridizo el nuevo coronavirus?
R. “La variabilidad genética entre el virus inicial en China y el que ahora circula en Europa o Estados Unidos no es muy grande, lo que hace pensar que no muta demasiado y sí puede haber una vacuna universal que pueda controlar la infección. Con otros coronavirus como el SARS y el MERS, las vacunas funcionaron y entonces la teoría nos dice que una vacuna contra este nuevo coronavirus puede ser ahora también efectiva”.
P. Están surgiendo dudas sobre la inmunización natural frente al virus, sobre si todos los pacientes la desarrollan y sobre cuánto dura entre quienes generan anticuerpos. ¿Esto afecta a vuestro trabajo?
R. “El virus es nuevo y hay que seguir investigando, pero una vez se recupera una persona de la infección se genera inmunidad. Además ahí estamos nosotros con las vacunas, para hacer que la inmunidad sea potente y duradera. Cuando tengamos una vacuna desarrollada será capaz de contener la infección”.
Los plazos
García Arriaza deja claro que es imprudente hablar de plazos con precisión. Hará falta más de un año, en todo caso. La cuestión es crucial porque hasta entonces pueden ser necesarios nuevos confinamientos y usar de manera habitual mascarillas u otras protecciones. Pero lo importante es dar cada paso con seguridad.
P. Decías que el próximo mes comenzáis los ensayos con ratones, ¿qué fases quedan por delante?
R. “Durante los ensayos con animales se van seleccionando los mejores candidatos de vacuna. Después, se realizaría un ensayo clínico en humanos. En la denominada fase se trata de probar que la vacuna es segura, que no hay efectos secundarios y que activa el sistema inmune. Se hace con un grupo pequeño, de 20 o 30 personas. En la fase 2 se dimensiona con más gente y en la fase 3 se incluye a individuos en riesgo para ver si previene la infección. Esto lleva mucho tiempo. Es complejo”.
En deuda con la ciencia
Todo el trabajo que está desarrollando este científico no se puede acometer sin un esfuerzo previo, de años, para estar preparado. “En el laboratorio disponemos de una plataforma de generación de vacunas contra la enfermedad que se nos presente”. Así define García Arriaza esta especie de fábrica de vacunas de la que ahora tanto dependemos todos y que unos pocos han construido fuera de los focos.
“Empezamos a generar esta vacuna sin fondos específicos. Espero que la gente se dé cuenta de en los laboratorios se hacen investigaciones fundamentales para el desarrollo de la sociedad”.
Los fondos específicos para esta tarea llegaron después, con el estado de alarma. La precariedad y la inestabilidad laboral son la norma en un conjunto de profesionales del que ahora estamos todos pendientes.
P. La visibilidad del valor de la ciencia en la sociedad debería ser una lección que saquemos de esta crisis.
R. “Estas situaciones se van a volver a repetir. Habrá un nuevo virus de la gripe, con mortalidades superiores a lo habitual… Espero que aprendamos. ¿Quién nos va a sacar de esta situación? Primero, la contención biológica con el confinamiento, el papel de los sanitarios y, después, la vacuna”.
“Vamos a una sociedad biotecnológica. Este conocimiento va a cambiar el mundo y ya lo estamos viendo. Curar enfermedades, eliminar virus... Eso va a cambiar el mundo y debemos invertir en ello”.