Los datos de Google muestran que el interés por el coronavirus se esfuma


La evolución de las búsquedas en Google refleja que mucha gente empieza mirar hacia otros lados
Los vemos en la calle, con la mascarilla colgando de la oreja, del codo o directamente sin ella. Terrazas demasiado llenas, grupos demasiado grandes, gente demasiado incauta. Pero siempre queda la duda de si son sólo una minoría o más bien un síntoma de una realidad más amplia: el coronavirus interesa cada vez menos.
En más de una ocasión, saber qué buscamos en Google sirve para reflejar lo que ronda en la cabeza de la mayoría de la gente. Estos datos se utilizan incluso para detectar rebrotes. Si en alguna región se busca de manera especial sobre ciertos síntomas es probable que se estén produciendo contagios.
Ahora ese interés por el coronavirus está en mínimos. Es curioso ver cómo han discurrido en paralelo la evolución de muertes diarias y las búsquedas con la palabra "coronavirus" en Google.
La mayor actividad de búsquedas se anticipó varios días a los datos que mostraron lo peor de la epidemia. Fue en las jornadas en torno al polémico 8 de marzo cuando más se tecleó la palabra "coronavirus" en busca de respuestas. Después bajó el número de búsquedas, quizá porque no hacía falta buscar mucho: la información sobre el coronavirus estaba por todas partes. Ahora hay menos búsquedas que en los primeros días de marzo.
España no es una excepción, sucede lo mismo en casi todos los países, includo Brasil, que registra estos días récords de mortaldad.
El desplome es general en las búsquedas de todos los términos que tienen que ver con la pandemia: contagios, muertes, tratamiento, vacuna...
Hasta cierto punto, es natural. El interés por el coronavirus ha sido extraordinario y a medida que se reduce el nivel de alarma, se empieza a pensar en otras cosas, como las vacaciones, un término que ya casi ha recuperado los niveles de búsquedas del año pasado por estas fechas.
Hay resultados llamativos. Las mascarillas nos han llegado a importar en España más que el fútbol y la playa; pero eso ya está cambiando, a pesar de que a estos lugares tendremos que volver probablemente con una mascarilla puesta.
Durante lo peor de la epidemia, se despertó una curiosidad sin precedentes por la investigación científica centrada en la vacuna, convertida en la mayor meta para salir de la crisis; pero ya empezamos a desviar la atención a sustancias mucho más mundanas.
Quizá es una señal de que no aprendemos o tal vez es sólo una forma de expresar un deseo comprensible de volver a la normalidad. Nunca es malo si se tiene presente esa coletilla que califica la normalidad como nueva porque debe incluir precauciones inusuales. Uno puede desear unas vacaciones dignas de ser recordadas siempre, pero lo que hemos pasado no se debe olvidar nunca.