Madres de hospital: "Acompañamos a niños ingresados que no tienen a nadie, están solos"

Son niños que, generalmente, solo han conocido la cara más oscura del ser humano. Pequeños maltratados, abandonados, desamparados. Muchos ni siquiera entienden la bondad. Así que cuando Nuria Ferrer se pasó horas al lado de la cama de un chaval de 16 años él se preguntaba: "Pero, ¿por qué venís a acompañarme, si yo soy mala persona?" El chico en cuestión era un pandillero que ingresó en el hospital por una paliza. Nuria celebra hoy el día de la madre por por partida doble: es mamá de sus hijos y se siente mamá también de los niños hospitalizados a los que cuida.

Es voluntaria de la ONG Mamás en Acción, que acompaña a menores solos que tienen que ser hospitalizados. Están enfermos, en el hospital, y nadie está con ellos. Nadie les da la mano, les consuela cuando les duele, o duerme a su lado en la habitación del hospital. 50.000 niños y niñas de España están tutelados por administraciones, o están inmersos en procesos judiciales que impiden que alguien les acompañe cuando están enfermos.

Uno de ellos fue el adolescente que recuerda Nuria. Y que cuando dejó el hospital, tras pasar el ingreso permanente acompañado por voluntarios de la ONG, dejó atrás también su vieja vida. Nuria cuenta emocionada que se lo volvió a encontrar por los pasillos y le contó que "había retomado los estudios, normalizado su vida"... Fue para ella el mejor regalo, una forma de llenarse el corazón "otra vez", dice. Porque los voluntarios afirman recibir más y aprender más de los niños y niñas que los que ellos puedan aportarles a los menores.

Y eso que su labor es fundamental durante el ingreso. "Un niño solo tiene miedo, está inseguro. Acompañado se siente querido, no teme tanto... Y duerme sus horas, come mejor, se toma a su hora las medicinas sin poner tantos problemas... Lo que hacen estos voluntarios, que es suplir el cariño de las familias, es muy importante para el niño y para nosotros, porque nos ayuda a hacer nuestro trabajo", valora Nuria Mira, jefa de área de enfermería pediátrica del hospital Gregorio Marañón de Madrid, y presidenta de la comisión de humanización del centro.

Tan importante es su labor que son de los pocos programas de ONGs que se han mantenido durante la pandemia. Un mes estuvieron sin poder acceder a los hospitales por las políticas de aislamiento, pero en mayo de 2020 ya estaban de nuevo a pie de cama. "La primera paciente que tuvimos tras el confinamiento fue una bebé recién nacida a la que abandonaron dentro de una cesta a las puertas del hospital Niño Jesús de Madrid", cuenta María López, otra de las voluntarias de la ONG en Madrid.

Ha sido uno de los casos que se les ha quedado grabado. Todos los niños son especiales para ellas, pero hay algunos que por su dureza o por otras circunstancias, les hacen más mella. "A veces me preguntan que cómo puedo hacer una cosa tan dura, acompañar a un menor que está sufriendo físicamente en ese momento por la enfermedad pero que sobre todo sufre emocionalmente por la vida que lleva fuera del hospital... Y yo siempre contesto que cómo podría no hacerlo", confiesa María.

Mamás en Acción nació en el año 2015 en Valencia, pero germinó dos años antes. En 2013 uno de los hijos de Majo, la fundadora, tuvo que estar ingresado. Y llegó a ella la historia de esos otros bebés que no tenían la suerte de tener a un papá, una mamá o un ser querido que les cogiera en brazos o les abrazara cuando estaban sufriendo. Así que se ofreció a acompañar a niños que ingresan en los hospitales totalmente solos.

Ahora Mamás en Acción trabaja en cinco provincias (Madrid, Barcelona, Murcia, Castellón y Valencia), en 21 hospitales, y forman parte de ella 2.000 voluntarios. Hombres, mujeres, padres y madres y algunos que no lo son, "porque no hace falta ser mamá para ser una mamá en acción", explica María López.

Hoy celebran un doble día de la madre: el de su propia maternidad y el de esos cientos de niños a los que cuidan, cuentan cuentos, dan la mano, hacen juegos o simplemente cogen en brazos en silencio. Pequeños y adolescentes con todo tipo de patologías e historias muy duras detrás. Algunos, como los menores víctimas de malos tratos, son especialmente difíciles porque tienen familia pero por ley no les pueden acompañar (para que no interfieran en el proceso judicial). "Y muchos no quieren ni que te les acerques, tienen miedo de los adultos, o son ellos mismos agresivos porque solamente han aprendido eso", lamenta Nuria Ferrer. Este primer domingo de mayo muchas de estas madres no pasarán el día con sus hijos propios, sino con alguno de los 50.000 menores de España que están tutelados por administraciones o en situación de desamparo.