Diario de confinamiento. Día 50

Este Día de la Madre no ha habido celebraciones familiares, ni besos, ni abrazos pero sí mucho amor en la distancia y muchos "te echo de menos"
Ya confinados nos sorprendió el Día del Padre y, por aquello de la igualdad, también el Día de Madre. Claro que esta celebración nos ha pillado entrenados y ya teníamos mecanismos para hacer llegar al menos un detalle a todas las madres confinadas. El online no daba hoy abasto. Floristerías, pastelerías, tiendas de ropa, de regalos, restaurantes…todos han llevado algo a alguna madre para hacerle el día más amable. También las redes sociales han hecho su trabajo. Y en la mayoría de los mensajes una frase: “Te echo de menos”. Porque hoy no ha habido reuniones familiares, ni besos, ni abrazos. Y sí lágrimas emocionadas y muuucho amor en la distancia. Otra celebración en la lista de aplazados.
He visto a mi madre cuando he ido a llevarle la compra de la semana. Tenía que haber sido ayer pero lo retrasamos para hacerlo coincidir con su día y felicitarla aunque fuera desde la puerta de casa. Nos hemos visto y nos hemos felicitado acostumbradas como estamos a este vis a vis de descansillo. Pero no hemos perdido la sonrisa porque aún así, al menos nos vemos.
Pero el mejor regalo de hoy, a mi madre le ha llegado por la mañana. Y le ha curado por dentro. Porque ha salido a caminar con mi padre. Por primera vez desde hacía semanas. Ha vencido sus miedos y ha salido a la calle. Y ha disfrutado del aire, del sol, de caminar más allá de pasillo arriba y pasillo abajo. Y sonreía satisfecha. Mañana repetirá.
A las ocho salimos a aplaudir. Hoy también aplaudo por las madres. Por las que están, por las que se han ido, por las que somos y por las que serán. Porque ni siquiera el confinamiento atenúa ese vínculo que nos une con ellas y que permanece vivo también en la distancia. Mañana volveremos a aplaudir. Y quedará un día menos.