Diario de confinamiento. Día 51

Los pequeños negocios que han podido, han reabierto sus puertas. Hay ganas, hay necesidad y también hay miedo por todo lo que queda por delante
Estamos saliendo del letargo en el que nos había sumido el confinamiento. Primero fueron los paseos de los niños, luego el deporte y las salidas de mayores y hoy le ha tocado a algunos de los pequeños negocios que echaron el cierre forzados por la pandemia. Hay ganas de volver pero sobre todo necesidad, y mucho miedo a lo que está por venir. Porque el retorno no va a ser fácil para la mayoría de negocios, no.
Desde hace unos días, pero sobre todo hoy, mi wasap y mi correo no paran de recibir notificaciones de reaperturas. Para hoy mismo, a lo largo de la semana, o a partir del lunes (siempre y cuando Madrid esté preparada para avanzar a la siguiente fase de la desescalada). Ya tengo cita para llevar el coche al taller este martes y el viernes, también por la mañana, podré lavar a mi perro. Dos de las cosas que el confinamiento pospuso en mi agenda. Y lo de mi perro, de verdad que no podía esperar más.
Pero también he recibido mensajes de la podóloga detallando las condiciones de higiene para acudir a la consulta y pidiendo paciencia porque sólo podrá atender a 7 u 8 personas al día. El centro de yoga reabre sus puertas pero sólo para clases individuales. Un par de restaurantes me avanzan que están preparándolo todo para atendernos en su terraza pero que ya podemos encargar platos de su carta. Y así un sinfín de recordatorios. “Volvemos y necesitamos que tú vuelvas pero no somos los de antes”. Ese parece el mensaje que hay debajo de todos estos anuncios de reapertura. La verdad es que ninguno somos ya como antes. Lo increíble es que de ese antes no hace ni dos meses.
A las ocho salimos a aplaudir. Y mientras lo hacemos por la calle pasa gente paseando y corriendo. Los rezagados del turno de mayores y los impacientes del segundo turno de mayores de 14 años. Esto hace tres días era impensable. Seguimos avanzado hacia la nueva normalidad. Y mañana quedará un día menos.