Diario de confinamiento. Día 22

Esta Semana Santa las previsiones no auguran buen tiempo, un consuelo para los que han visto truncados sus planes
Domingo de Ramos. Dicen que el que no estrena no tiene manos. Aunque en el pueblo de mi madre siempre se ha dicho que el que no estrena se queda sin pies y sin manos. Nunca entendí la relación. El caso es que estando confinados resulta difícil cumplir la tradición. Así que la hemos adaptado a las circunstancias y hemos decidido “estrenar” distribución en las habitaciones. Y nos hemos puesto manos a la obra. Mesa aquí, silla allá, estantería al otro lado y tirar, mucho tirar ya que estábamos. Y se nos ha ido la mañana entera.
El sol está siendo un regalo estos últimos días. No hace calor, o a mí no se me ha ido aún el frío, no sé. El caso es que ponerse un rato bajo o frente a esos rayos (según circunstancias habitacionales de cada uno) no tiene precio. Si cierras los ojos un rato y te dejas invadir por este inusual silencio que nos rodea puedes llegar a olvidarte de lo que pasa y disfrutar del momento. Hay que hacerlo.
El mal tiempo llega esta noche a buena parte del país. Un clásico de Semana Santa. La verdad es que si llueve muchos días será, al menos, un consuelo para todos los que hayan visto truncados sus planes de vacaciones o de disfrutar de las tradiciones religiosas y populares de estos días. O no. Nunca llueve a gusto de todos, dice el refrán.
A las ocho salimos a aplaudir. No les he preguntado a mis vecinos si han estrenado algo hoy. Por el Domingo de Ramos. Tampoco importa. Todos hemos estrenado día, el número 22 de nuestro confinamiento. Y con salud. No hay mejor estreno con la que está cayendo. Mañana volveremos a estrenar. Y a aplaudir. Y quedará un día menos para que esto acabe.