Diario de confinamiento. Día 26

A cientos de miles de personas en España nos ha tocado adaptarnos al teletrabajo de un día para otro. Yo le encentro más pros que contras
No estoy llevando nada mal esto del teletrabajo. Pero a veces se dan situaciones extrañas. Hoy he empezado a trabajar a las siete de la mañana. Mi despacho improvisado está en un lado del salón. Esa es la parte de la casa en la que más potencia tiene el wifi. Pero es también donde duerme el perro. Así que para no despertarle y que empezara a pedir su primer paseo me he conectado sin encender la luz. Sólo la de la pantalla del ordenador. No ha sido fácil encontrar algunas de las teclas. Pero hemos aguantado hasta las ocho y media.
Otro problema de tener la oficina en el salón es la televisión. He descubierto que puedo trabajar y seguir (sólo de oído), a la vez, una serie, un informativo, un programa e, incluso, unos de los cinco Tour de Francia que ganó Induráin. Hoy me he quedado a los pies del Tourmalet. He terminado de trabajar justo para ver cómo el navarro neutralizaba en la bajada eL intento de escapada de Tony Rominger. Grandes momentos que los canales de deporte están rescatando de sus fondos estos días.
Mis hijos aún no han interiorizado del todo que estar en casa no significa estar disponible. Desde luego lo estoy más que si no teletrabajo y creo que vamos por el buen camino. Al principio (aún no hace cuatro semanas y parece el pasado lejano) todo eran preguntas e interrupciones. Ahora, aunque aún hay despistes, están más pendientes e incluso viene al rescate cuando el perro ladra reclamando juegos o paseos.
En realidad me gusta. Disfruto de estar en casa con mi familia porque con nuestros horarios es algo que no tengo a lo largo del curso. Estos días de confinamiento son en ese sentido un regalo. Más aún, ahora que todos nos hemos adaptado prácticamente a la situación. Una suerte.
A las ocho salimos a aplaudir. Ya si teletrabajo pendiente. Sólo queda escribir estas líneas. Y descansar junto a los míos. Mañana volveremos a escribir. Y a aplaudir. Y quedará un día menos.