Distancia, vacunación y transmisión, las claves para saber si quitarse la mascarilla en un exterior es seguro o no


En medio del debate sobre si debe ser obligatoria la mascarilla en exteriores, NIUS repasa el riesgo de situaciones cotidianas
Dar un paseo por su ciudad, sin mascarilla, y ponérsela al sentarse en una terraza a tomar algo con dos amigos. Es decir, todo lo contrario de lo que se suele hacer ahora. Podría ser la realidad en España en pocas semanas. Porque cada vez más voces abogan por relajar el uso de la mascarilla. Lo han planteado abiertamente Galicia y Cataluña, mientras que Andalucía, Madrid y País Vasco critican el debate sobre eliminar la mascarilla en algunos lugares. El propio director del Centro de Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, reconoció que es una posibilidad que se plantean en el ministerio de Sanidad. Y, como sería imposible regular todas las actividades que se realizan en exteriores, NIUS pregunta a los expertos: ¿qué es seguro hacer sin mascarilla?
La Sociedad de Inmunología y la de Medicina Preventiva coinciden en que cualquiera que hagamos solos. Pero para toda aquella situación en la que haya otras personas no convivientes cerca, hay que tener en cuenta tres claves:
MÁS
- Distancia. Pone un ejemplo muy gráfico el presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, Rafael Ortí, mientras habla con NIUS: "Vuelvo a casa andando y ahora mismo la persona que tengo más cerca está a cuatro metros de mí. Es absurdo que llevemos los dos puesta una mascarilla". Al aire libre, con mantener una distancia de un metro y medio se podría evitar el contagio (a menos que la persona contagiada esté gritando o cantando, en cuyo caso la distancia debería aumentarse).
- Transmisión. También Rafael Ortí explica que en lugares con un índice de contagios muy bajo -"con una incidencia acumulada de 50 o 25 casos por 100.000 habitantes en 14 días", dice- es seguro estar al aire libre sin mascarilla. Pero que cuando esa incidencia suba, hay que volver a implantar su uso.
- Con quién estamos. Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología, insiste en que si estamos con un grupo de personas en el que la mayoría estamos vacunados, por ejemplo 3 de 4, el contagio y sobre todo la enfermedad posterior son tan poco probables que podríamos estar todos sin mascarilla.
Ejemplos
Y para que quede más claro, los dos expertos ponen ejemplos concretos.
- Una terraza. Para López Hoyos "una mesa de una terraza de no convivientes es como un interior. Estamos muy cerca, yo ahí mantendría la mascarilla", dice. Pero añade que si estamos vacunados, no.
- Una calle comercial muy concurrida. "O una calle de copas", añade Rafael Ort, para concluir: "Yo ahí sí mantendría la mascarilla. Sobre todo si la gente está bebiendo, para lo cual necesariamente hay que quitarse la mascarilla".
- La cola para entrar a una piscina. Tanto López Hoyos como Ortí consideran que en la cola, donde a veces la distancia es escasa, es mejor tener la mascarilla puesta. Pero Ortí matiza que si la transmisión de ese lugar es muy muy baja, menor de 5, incluso esta situación sería bastante segura sin mascarilla.
- Un paseo por la orilla del mar. Para ninguno de los dos tiene sentido ponerse la mascarilla para pasear por la orilla, por mucha gente que haya. "Con la brisa se dispersa el aire exhalado, más si vamos paseando", zanja Ortí.
Para López Hoyos es prematuro hablar de quitarse la mascarilla porque eso "vendrá con el tiempo y de forma progresiva. Estos mensajes triunfalistas de las autoridades sanitarias son peligrosos". Pero Ortí considera que la población ha aprendido lo suficiente de la pandemia como para poder distinguir situaciones en las que se debe llevar mascarilla o no, si se hace una buena labor pedagógica.
"Los índices de reproducción van a la baja, hay un alto porcentaje de vacunación... Es lógico que entremos en un escenario más normal en el que si no hay una cepa mutante podremos ir sin mascarilla. Además, es que la dinámica propia de la pandemia es apagarse", argumenta. Es decir, que ya queda menos. Cada vez menos.