Moncho Ferrer, sobre el drama del covid-19 en India: "No hay comida, ni respiradores, ni camas suficientes"


Moncho Ferrer es director de programas de la Fundación Vicente Ferrer
"La urgencia en India ahora mismo es garantizar el sustento de la gente", asegura Ferrer
El Hospital de la Fundación Vicente Ferrer ha sido elegido como centro de referencia para atender a los enfermos de coronavirus en el país asiático
El Gobierno de la India decretó el pasado 24 de marzo la mayor cuarentena del mundo, que afecta a más de 1.300 millones de habitantes y estará vigente hasta el 3 de mayo. "Olvidaos de salir de casa", dijo el primer ministro indio, Narendra Modi, a la población.
El problema es que muchos no pudieron volver a sus hogares. "En una noche se cerró el país", confirma Moncho Ferrer, hijo del filántropo Vicente Ferrer, que ahora dirige los programas de la Fundación Vicente Ferrer desde Anantapur. En India millones de personas trabajan en la ciudad pero viven en el medio rural. La orden del gobierno fue tan rápida que a pesar de que se produjo una estampida hacia las aldeas "miles de ellos no pudieron llegar, se quedaron atrapados en mitad de la nada", asegura Moncho.
Lo primero fue buscarles alojamiento. Ahora viven en centros del Gobierno o en edificios cedidos por otras instituciones u onegés. "La propia Fundación Vicente Ferrer ha puesto a su disposición infraestructuras que por la cuarentena no se están utilizando, como escuelas y oficinas, pero el drama es enorme", lamenta Moncho Ferrer.
Pregunta. ¿Qué es lo que más urge ahora en India?
Respuesta. Asegurar que la gente coma todos los días. Nosotros estamos distribuyendo unas 7.000 comidas diarias a los más afectados, migrantes y jornaleros que han perdido el empleo y que tienen lejos a sus familias. Ya hemos repartido unos 60.000 paquetes de alimentos, pero hay que garantizar su sustento en los próximos meses. Solo en la región de Anantapur, hay miles de personas más que necesitan nuestro apoyo y a las que aún no podemos llegar.

P. Miles de personas, millones en todo el país, que no saben si están contagidas por el covid-19 y que me imagino no tendrán ni mascarillas, ni guantes, ni geles, ni nada con lo que protegerse.
R. No tienen absolutamente nada, ni los desplazados, ni los que tienen la suerte de seguir la cuarentena en sus hogares. La gente está utilizado cualquier cosa para protegerse, toallas, papel, los propios saris las mujeres... Desde nuestra Fundación estamos enseñando a la población a fabricar mascarillas en casa. En cada hogar hay gente que sabe coser, así que creemos que en poco tiempo podremos distribuir unas 100.000 mascarillas.
P. ¿Cree que la gente es consciente de la dimensión de la pandemia?
R. Al principio no, creían que el covid-19 no iba a afectarles porque el virus moriría con las altas temperaturas, que aquí superan los 40 grados, pero ya han comprobado que no es así y ahora están asustados. Hay muchos pueblos que se han cerrado a cal y canto. Nadie puede entrar ni salir, hay verdadero pánico. Estamos haciendo una tarea de sensibilización, explicando allí donde llegamos por qué hay que protegerse, por qué hay que lavarse las manos y cada vez hay más consciencia de lo que sucede.
Respecto a las autoridades, saben del peligro que tenemos enfrente y trabajan para combatirlo, pero no están bien preparados. No lo están en el primer mundo, pues imáginate en India, con la infraestructura de sanidad que tenemos no podemos hacer frente a las posibles avalanchas de enfermos que están por llegar. Si sucede será una tragedia. No es que no tengamos respiradores, es que no tenemos ni camas. No hay suficientes camas en toda India para los números que se barajan.
Hay muchos pueblos que se han cerrado a cal y canto. Nadie puede entrar ni salir, hay verdadero pánico
P. Sin embargo según los últimos datos oficiales aportados por el Gobierno, en India solo hay 13.495 casos confirmados y 448 defunciones. Cifras bajísimas si las comparamos con las de España, por ejemplo.
R. Yo creo que ocurren varias cosas. Por un lado que aquí la pandemia acaba de empezar y por otro, que hay muchos más casos de los que se contabilizan. Solo se cuentan los que han dado positivo en las pruebas y se hacen muy pocas. Para que te hagas una idea en nuestro estado, Andhra Pradesh, que tiene más de 50 millones de personas se han hecho unas 20.000 pruebas, trasládalo a un país con 1.300 millones de habitantes. En los últimos cuatro días el número de casos se ha doblado.
Pero también es cierto que aún no se tiene la sensación de llegada masiva de gente a los hospitales, que por otro lado están cerrados. Solo uno pocos, que centralizan los enfermos con covid-19 están abiertos, entre ellos uno de los nuestros, el Hospital de Bathalapalli de la FVF ha sido declarado centro de referencia para el tratamiento del covid-19.

P. ¿Y cómo os habéis preparado para lo que pueda venir?
R. Acaban de llegar los primeros enfermos, aún pocos, pero el hospital ya ha reforzado su plantilla. Los sanitarios cuentan, por ahora, con medios suficientes para protegerse, y al servicio de los enfermos tenemos cinco respiradores y un laboratorio de microbacteriología donde se podrán analizar los test que se realicen a los pacientes.
Sabemos que es poco, pero a medida que vaya aumentando el número de enfermos habrá que conseguir más material, de forma particular y a través del Gobierno, que esperemos nos ayude. No sabemos qué va a pasar en el futuro.
P. De las consecuencias económicas de la pandemia en India mejor ni hablar, no?
R. Aquí cientos de millones de personas comen de lo que ganan en el día, esta gente ahora no tiene dinero, está alimentándose con lo que les da el gobierno o las ONG. Precisamente para conseguir alimentos y material sanitario hemos lanzado una campaña de petición de ayuda Emergencia Covid India, en la que pedimos la colaboración ciudadana para hacer frente a las graves consecuencias de la pandemia en el sur del país.
Aquí cientos de millones de personas comen de lo que ganan en el día, esta gente ahora no tiene dinero, está alimentándose con lo que les da el gobierno o las ONG
P. ¿Estáis pudiendo tomar medidas de seguridad en vuestra labor humanitaria?
R. Intentamos guardar la distancia social y llevamos mascarilla, pero es muy complicado. Son sitios donde la gente está hacinada.
P. ¿Los voluntarios no conocen el miedo?
R. Sabemos que hay peligro. Uno de los nuestros ha resultado infectado en el reparto de comida, pero es un momento de crisis, no nos podemos esconder, tenemos que ayudar. Cada uno tenemos que poner de nuestra parte para acabar con el virus y sus secuelas.