Begoña Díez, microbióloga: "La cepa británica infecta al doble de personas en las mismas condiciones"

La OMS alerta de que esta variante del Covid-19 podría convertirse para marzo en la cepa dominante del virus en todo el mundo
"Es muy urgente que nos vacunemos todos muy pronto para evitar esta transmisión y poder controlar la pandemia", recuerda la profesora vasca
La variante británica del Covid-19 parece que cada vez está ganando más espacio en nuestro país. Si sigue el mismo comportamiento que ha tenido en Reino Unido, Irlanda o Dinamarca, a lo largo de las próximas semanas será cada vez más fácil encontrarla entre la población española. Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que de no cortarse la transmisión en marzo podría convertirse en la cepa dominante.
Para atajarlo Begoña Díez, profesora del departamento de Inmunología, Microbiología y Parasitología de la facultad de medicina de la Universidad del País Vasco (UPV) propone volver a un confinamiento más estricto.
Pregunta: ¿En qué situación nos encontramos en estos momentos? ¿Estamos mejor o peor que el pasado marzo?
Respuesta: Estamos en una situación de mucho riesgo. Con unas cifras que, desde el punto de vista de infección, son muy parecidas a las que estuvimos en marzo, pero además con una alta presión en los medios hospitalarios. Hay algunos aspectos que parecen mejores, como por ejemplo la vacunación, pero desafortunadamente se está llevando a cabo más lentamente de lo que nos gustaría. Y tenemos además añadido la presencia o la posible llegada de nuevas variantes más transmisibles. Por lo tanto, sin ánimo de ser pesimista, creo que tenemos una situación muy problemática frente a la infección.
P: ¿Cuál es el problema de la variante británica, que parece que ya tenemos entre nosotros, y de la sudafricana?
R: La variante británica está claro que es más transmisible. Lo sabemos porque prácticamente infecta al doble de personas en las mismas condiciones de transmisibilidad que la variante que hemos tenido por el momento. La letalidad no parece ser más alta, pero el efecto global de la presencia de esta nueva cepa va a ser el incremento en el número de personas fallecidas. Porque tenemos que pensar que un 1% de las personas infectadas fallecen. Si el número de personas infectadas crece, crecerá el número de personas fallecidas. Por otro lado, la cepa sudafricana está siendo investigada por razones de transmisibilidad y de letalidad. No hay resultados definitivos, pero es más preocupante porque parece ser relativamente más resistente a las vacunas.
P: ¿Ante esto que podemos hacer? ¿Será la vacunación eficaz ante estas nuevas cepas?
R: Lo que sabemos de las vacunas y de las nuevas variantes no parece alterar el futuro de la vacunación porque lo que nos han prometido con las dosis es que no vamos a sufrir el cuadro grave de la enfermedad, aunque es probable que sigamos transmitiéndola. Los anticuerpos que producen las vacunas son muchos y muy amplios, por lo que es probable que den cobertura a la mayor parte de nuevas variantes de estos virus. Por el momento tanto en Pfizer como Moderna nos han ofrecido datos de que sus vacunas son capaces de neutralizar de una forma mejor la variante británica y de una forma ligeramente peor la sudafricana. Pero en definitiva nos ofrecen esa misma respuesta vacunal que podría impedir los casos de letalidad.
P: ¿Cuándo vamos a tener vacunas que puedan evitar la transmisión del virus?
R: La llegada de una vacuna que consiga el efecto de producir una inhibición de la transmisión es una expectativa que tenemos a largo plazo. Porque lo cierto es que la familia viral al que pertenece el SARS-CoV-2 es una que tradicionalmente no ha producido inmunidad de larga duración y que el comportamiento inmunitario que al parecer tenemos las personas frente a ella es que nos reinfectamos sin que aparezcan síntomas o con síntomas leves. Entonces, la expectativa de una nueva vacuna en esa dirección es que probablemente no va a ser tan rápido y ahora tenemos que concentrarnos de forma más importante en utilizar de forma acelerada y rápida las vacunas que tenemos en la actualidad. Eso es un objetivo que tenemos que perseguir, pero quizás a medio plazo nos tengamos que conformar con conseguir una inmunidad de rebaño que impida la transmisión eficaz de este coronavirus hasta que nos duren las defensas producidas por la vacuna.
Es muy urgente que nos vacunemos todos muy pronto para evitar esta transmisión y poder controlar la pandemia
P: ¿Cómo se está viendo desde el punto de vista científico toda la polémica que está surgiendo con Pfizer y los gobiernos de la Unión Europea? ¿Cómo reaccionan los científicos al ver que ante una pandemia quizás están primando los intereses económicos?
R: Cuando empezó la pandemia y pensábamos en disponer de la vacuna algo que nos producía un enorme temor es que se generaran este tipo de situaciones en las que los factores económicos fueran prioritarios. Lo cierto es que con las iniciativas que tomó la Organización Mundial de la Salud (OMS) y también la UE parecía que los íbamos a controlar. Pero lo que a los científicos nos puede preocupar en esta línea es que la vacunación no se produzca de forma rápida. Es muy urgente que nos vacunemos todos muy pronto para evitar esta transmisión y poder controlar la pandemia, que desde luego en este momento no está en absoluto controlada y que no tiene buenas expectativas.
P: ¿Cómo está la situación en cuanto a las olas? ¿Estamos en la segunda o en la tercera ola?
R: El término olas se ha utilizado cuando de repente se ha producido un pico de contagios y una elevación de la mortalidad. Es indudable que ahora la segunda ola se ha transformado en un pico de contagios mayor, pero sobre todo en un acúmulo de personas en los centros hospitalarios. Es una pequeña diferencia entre la anterior situación y esta: hay más personas en este momento hospitalizadas. Si llega un nuevo repunte de casos y queremos llamarle la tercera o cuarta ola, pues es posible. Si en este momento no controlamos la transmisión de la infección, la OMS nos ha avisado que para el mes de marzo vamos a tener la variante británica como variante dominante en todo el mundo, lo cual quiere decir que la transmisión va a ser más alta. Eso supondría un aumento en los contagios y, como hemos comentado anteriormente, más contagios significan mayor porcentaje de letalidad.
P: ¿Qué es lo que podemos hacer para tratar de evitar esa expansión de la variante británica?
R: Las distintas variantes y linajes de estos virus se controlan todos de la misma manera: poniéndonos la mascarilla, manteniendo la distancia de seguridad, lavándonos las manos y estando en espacios bien ventilados. Eso es igual para todos. Pero ahora hay una cosa que preocupa y es que estas medidas no parecen ser suficientes. El número de casos que tenemos cada día no ha bajado a pesar de que se toman medidas intermedias dirigidas a que el contacto entre personas sea menor. La pregunta que nos tenemos que hacer es si estas medidas son suficientes. Aparentemente no lo son, porque todavía no hemos conseguido bajar la transmisión, lo cual llevaría lógicamente a poner unas medidas mucho más drásticas.
P: ¿Y cuáles serían esas medidas?
R: Las medidas que a mi juicio serían indicadas son aquellas que van dirigidas a confinamientos más estrictos y a evitar el contacto entre personas.
P: ¿Sería un confinamiento como el de marzo o de cuánto tiempo tendría que ser?
R: Si llegáramos a medidas drásticas tendrían que extenderse por lo menos durante un periodo de dos o tres semanas para poder reducir estos datos a un nivel de seguridad que nos permitiera tener un pequeño colchón que no nos llevara a una situación de atasco sanitario. Este tiempo sería lo suficiente porque además antes del confinamiento al que nos sometimos en marzo había cosas que todavía estaban en el tintero o que no eran asumidas por todos, como por ejemplo el uso de las mascarillas. Fue un uso muy irregular y es una ganancia que hemos hecho sobre la situación anterior. Conocemos más de la transmisión del virus, cómo manejarnos y cómo usar las mascarillas. Eso tiene que revertir en que las personas hayamos interiorizado medidas de control y que no nos lleve a un confinamiento más largo.
P: ¿No valdría con medidas más restrictivas como por ejemplo adelantar el toque de queda?
R: Realmente no me corresponde a mi decir cual es la medida. Lo único que observo, como persona que sigue la pandemia, es que lo que se ha hecho hasta ahora no ha servido. El colchón de análisis que tengamos para decidir si tenemos que llegar a medidas más drásticas o no va a tener que hacerse seriamente para ver a qué estamos dispuestos a arriesgar. En definitiva, se traduce en cuántas muertes estamos dispuestos a acumular por efecto de la transmisión del coronavirus.
No tenemos ninguna otra explicación a la suma de contagios que el abandono de las medidas de contención
P: ¿Qué está pasando ahora para que se hayan disparado los datos si por lo general usamos mascarilla y guardamos las distancias? ¿Es por la cepa británica?
R: Que esté la variante británica podría ser una explicación. Pero lo que sabemos por el momento, con las secuenciaciones que se han hecho de las muestras, es que solamente se han detectado 24 casos en el País Vasco. Entonces creo que en este momento no se puede atribuir a la nueva cepa, aunque hay que hacer estudios posteriores. Pienso que a pesar de todo cuando nos encontramos entre personas que nos conocemos y tenemos afecto descuidamos el uso de las mascarillas. Creo que esa es la clave y realmente hay muy pocas claves más. Hoy por hoy, científicamente no tenemos ninguna otra explicación a la suma de contagios que el abandono de las medidas de contención.
P: ¿Pero qué diferencia ha habido con el final del pasado confinamiento y con el verano, cuando salimos a la calle con medidas más relajadas y menos casos?
R: La transmisión del virus al final de marzo era muy pequeña y eso es lo que intentaríamos conseguir con el nuevo confinamiento. El problema es que ahora estamos muchas personas infectadas y la expansión es muchísimo más fácil. La única manera de solucionarlo es reducir el número de personas contagiadas de forma importante para que la posibilidad de transmisión de ese virus sea muy pequeña. Lo que estamos viviendo ahora es la onda expansiva que se produjo en Navidad. Todas las personas que se infectaron en las fiestas a su vez han ido infectando a otras personas en momentos posteriores y lo que estamos recogiendo ahora son los efectos de esa onda.
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