Laura, española en el encierro de Shanghái: "Me asusta dar positivo y acabar en un centro de aislamiento"


El confinamiento de Shanghái afecta a millones de personas, entre ellos españoles que residen en la ciudad china
A punto de cumplirse tres semanas del radical encierro una joven catalana explica a NIUS sus miedos ante esta situación
"Muchos extranjeros van a volverse a sus países por esto", asegura
La peor ola de covid-19 desde que comenzó la pandemia está llevando al límite a Shanghái, la ciudad más poblada del país asiático, con 26 millones de personas.
El 1 de abril las autoridades decidieron encerrar a todos sus habitantes en sus domicilios. "Hace justo 20 días que no podemos salir a la calle, tan solo a hacernos las PCR, y a veces ni eso, porque vienen a tu edificio a hacértela", explica desde allí Laura Jerez, una joven diseñadora de moda catalana que vive en Shanghái desde hace cuatro años.
El encierro, provocado por el elevado número de contagios, asfixia cada vez más a una población que se revela contra esta férrea política del Gobierno. "La gente está cansada, sabe que en otros países ya se está conviviendo con el virus como si fuera una gripe normal y no entiende muy bien que aquí no haya una evolución", confiesa la española. "Seguimos igual que hace dos años, tratando al virus de la misma manera cuando es evidente que ha cambiado", asegura.
También empiezan a escucharse expertos que plantean el fin de la política de 'covid cero' y que están siendo censurados por ello. El último Zhong Nanshan, el epidemiólogo más importante de China, que escribía un artículo asegurando que la estrategia 'covid cero' no puede mantenerse a largo plazo. Su escrito ha sido eliminado de los medios chinos nada más publicarse.
Miedo a los centros de cuarentena
"Una de las cosas que más enfada a la gente es el hecho de que te lleven a un centro de cuarentena si eres positivo, independientemente de que tengas síntomas o no. Todos hemos visto vídeos de la situación en estos centros, con cientos de camas alineadas, la gente hacinada en los baños, con duchas sin agua caliente...", denuncia Laura.
"A mi personalmente es lo que más me asusta, dar positivo y que me encierren en unos de estos centros", recalca la joven. "Luego conozco a amigas que han ido y la situación no ha sido tan dramática, depende de donde te lleven, pero como no sabes el que te va tocar es algo que me preocupa, la verdad", reconoce.
"Si ya tienen miedo los propios chinos a ir, imagínate para un extranjero que no habla el idioma", comenta. "Pensar que puedes estar allí sin poder comunicarte impresiona bastante, me imagino que habrá voluntarios que hablen inglés que puedan ayudarte, pero la incertidumbre impone mucho", afirma.
"La gente no entiende que si eres asintomático y te encuentras bien tengas que ser trasladado a la fuerza a estos centros. Yo, la verdad, no he visto en directo a personas resistiéndose, solo en vídeo, pero sí que hay una postura general en contra. Todo el mundo preferiría pasar la cuarentena en su casa", dice. "Sin embargo no hay forma de librarse, en cuanto das positivo viene un autobús a buscarte y te lleva a uno de esos sitios donde tienes que estar como mínimo una semana, depende de tu evolución", relata.
"También da miedo que te puedan sacar de tu bloque de apartamentos para convertirlo en un centro de cuarentena, como ha pasado", explica Laura. "Aunque esto no es algo generalizado, ha sido algo bastante puntual, pero la simple posibilidad asusta", apostilla Laura.
Primeras muertes en Shanghái: tres ancianos sin vacunar
Desde que empezó el encierro de Shanghái, las autoridades no habían dado ninguna cifra oficial de víctimas. Esta semana han informado de la muerte de tres personas por covid-19. "Según han dicho han sido tres ancianos que tenían problemas de salud y que no se habían vacunado", aclara la diseñadora catalana.
China ha administrado más de 11 mil millones de dosis de vacunas de covid y vacunado al 88% de toda su población. Pero las tasas de vacunación entre las personas mayores de 80 años, que se encuentran entre las más vulnerables, siguen siendo mucho más bajas que en el resto de grupos de edad.
"Es que aquí la vacuna no ha sido tan importante como en España", dice. "porque como te contaba no ha habido brotes importantes, la gente no se ha sentido amenazada y muchos no han querido vacunarse. De hecho ha habido campañas para movilizar a la gente. Se ha regalado detergente, bolsas de arroz, etc, a las personas que fueran a vacunarse", relata.
Siguen faltando alimentos
La primera semana conseguir comida se convirtió en una odisea en Shanghái. Lo contaron a NIUS otros españoles, que como Laura, están confindados allí. "Yo me levantaba a las 6 de la mañana para conseguir alimentos y no lo lograba nunca. Intentaba hacer la compra online y era imposible. Fue una pesadilla", relata.
Ahora, gracias a las iniciativas ciudadanas, organizadas en el WeChat, el WhatsApp chino, "la cosa ha mejorado mucho", explica la española. "Todos los vecinos hacemos pedidos masivos a través de estos grupos. Hay un Excel donde se pide lo que se necesita, pan, leche, huevos, harina, verduras.. y luego en ese excel los vecinos ponen también la comida que les sobra y que ceden a otros", detalla. "Por ejemplo, alguien tiene mucha verdura y se le va a estropear o tiene muchos tetrabrik de leche, pues lo ponen en el excel con su número de contacto y los donan a quienes los necesitan", cuenta. "Después, voluntarios embutidos en Epis los traen a tu casa".
"El gobierno también nos da bolsas de vez en cuando con productos de primera necesidad", apunta. "El otro día recibimos una caja con papel higiénico, sal, dos cebollas, un apio, una col, salsa de soja y aceite".
"Lo más difícil es conseguir un producto concreto. Cuando te organizas pides cosas genéricas, verduras, carne, pero no puedes pedir, zanahorias o pollo de forma concreta, por ejemplo, ¿me explico?". "La fruta es por el momento lo más complicado de conseguir. De hecho, yo no he comido fruta hasta hace cuatro días que conseguimos comprar un lote entre todos los vecinos", reconoce.
Confinamiento indefinido
Con más de 20.000 contagios diarios el final de este estricto confinamiento se ve cada vez más lejos. "Había rumores de que en mayo habría acabado, pero yo no lo creo, la verdad", especula la española.
"En cuanto hay un positivo en tu comunidad se vuelve a alargar el encierro y con el nivel de contagios de ómicron es imposible frenar la oleada", lamenta. "En mi edificio hubo un positivo el 14 de abril y no podremos salir hasta el día 28, eso si no hay otro antes, entonces habría que sumar otros catorce días", especifica.
"Cada dos o tres días te hacen una PCR", cuenta Laura. "Mientras tanto te dan test de antígenos gratis para que te los hagas a diario en casa y tienes que informar del resultado. Si es positivo, tienes que avisar a la comunidad", añade.
"Yo a veces pienso que si me da positivo me lo voy a callar, pero luego te das cuenta de que es absurdo porque lo van a detectar poco después en la PCR", comenta, "pero se te pasa por la cabeza para evitar que te lleven a un centro de cuarentena".
"La sensación general es de temor y cansacio", detalla. La nueva situación ha pillado desprevenida en cierto modo a la población de Shanghái. "Es cierto, porque vivíamos en una especie de burbuja. No habíamos tenido un brote así nunca, alguno ocasional que se controlaba enseguida con un encierro estricto, pero nada más. Todo estaba abierto, la gente apenas llevaba mascarillas por la calle, la vida social era completamente normal... esto ha sido un shock para todos", cuenta Laura.
La situación hace mella en los extranjeros
Shanghái ha dividido la ciudad en tres zonas: zona bloqueada, zona controlada y zona de prevención. "Yo estoy en la más estricta. Vivo al oeste del río y de momento no sabemos hasta cuándo tendremos que seguir encerrados", lamenta Laura.
"Conozco a gente que esté en la zona dos y su situación tampoco es que mejore mucho", relata. "Pueden salir a pasear por el interior de la zona comunitaria de sus edificios pero nada más y los que están ya en la tercera pueden salir a la calle, pero no con total libertad, solo les está permitido pasear por algunas calles de su distrito", explica la española.
Asegura que el encierro está haciendo cada vez más mella entre los extranjeros que viven en Shanghái. "La gente está cansada de la política 'cero covid'. De estar tanto tiempo sin ver a su familia, de que te pongan tantos problemas para viajar, de las largas cuarentenas que exigen a la vuelta, y este confinamiento ha sido la gota que ha colmando el vaso", reconoce. "Muchos extranjeros van a volverse a sus países por esto".
Laura también se lo ha planteado. "Yo estoy contenta con mi vida y me gusta muchísimo vivir aquí, pero todo esto hace que pienses que quizás es hora de volver a casa".