Pere Soler, pediatra en el Vall d'Hebron: "No es que los niños no contagien, sino que contagian menos"


Un estudio del Hospital Vall d’Hebron demuestra que los niños son muy poco transmisores de la covid-19
En casi tres cuartas parte de los casos analizados la transmisión se produce de un adulto a un niño
Solo un 8% de los niños con coronavirus contagian dentro de su núcleo familiar
Durante los primeros meses de pandemia se dijo que los niños actuaban como grandes transmisores del coronavirus. Esto motivó, en cierta manera, el cierre inmediato de escuelas y de centros escolares. Poco después, empezaron a emerger las primeras voces de expertos desmintiéndolo y señalando que quizás no contagiaban tanto como se pensaba.
A medida que ha ido avanzando la pandemia y que se ha ido conociendo más sobre este virus se han podido descifrar muchas de las incógnitas y, finalmente, una investigación liderada por el Hospital Vall d'Hebron ha constatado que los menores no son súper diseminadores del coronavirus.
Solo un 8% de los menores transmiten la infección dentro de su núcleo familiar. En cambio, en más de un 70% de los casos, el caso originario del foco de infección ha sido un adulto. Lo explica en detalle para NIUS el doctor Pere Soler, jefe de la Unidad de Patología Infecciosa e Inmunodeficiencias de Pediatría de Vall d’Hebron.
PREGUNTA: Después de varias teorías finalmente un estudio ha confirmado que los niños son menos transmisores del coronavirus de lo que pensábamos. ¿Solo en el entorno domiciliario o también en otros lugares?
RESPUESTA: Nosotros creemos que los niños ya no solo son los súper diseminadores del cuadro viral por el SARS-COV 2 que es lo que se dijo al inicio sino que además tienen un papel bastante menos importante que los adultos. En cuanto a transmisión, nuestro estudio se ha realizado dentro del domicilio, aunque hay datos, igualmente, donde la transmisión es muy baja.
P: ¿Por qué se ha decidido estudiar solo en el domicilio?
R: El domicilio es un sitio que cumple todas las posibilidades de transmisión. Es un sitio cerrado, donde estamos cercanos, un sitio no especialmente ventilado eventualmente y donde no llevamos mascarilla y estamos a una distancia de no seguridad, como es normal. Los datos demuestran en nuestro estudio que hasta el 60% de los convivientes de estos más de 1080 domicilios se han infectado. Con lo cual, imagina si eso pasara en la escuela o en otro ámbito. Por lo tanto, refuerza el hecho de que cuando no hay otros sitios abiertos, como la restauración, el domicilio es el sitio de principal transmisión. Y en este sitio de mucha transmisión, el papel de los niños es muy minoritario.
P: ¿Quién acostumbra a ser el caso originario del foco de infección?
R: La transmisión en casi tres cuartas partes se produce de un adulto a un niño y solo en un 8% es el niño el que contagia al adulto. Es cierto que hay un 3% adicional donde el caso índice nuestro niño estudiado no es el niño sino alguno de los hermanos. Con lo cual, este porcentaje de la implicación de los menores en la transmisión podría llegar al 11% pero igualmente entre el 75% y el 11% hay un abismo.
P: ¿Qué perfil tenían las familias analizadas?
R: Estamos hablando de familias con una mediana de cuatro personas. Con lo cual, si pensamos en una familia estándar o clásica serían dos adultos y dos niños, por tanto, deberían repartirse un 50%. Con lo cual, nos refuerza que en un ambiente de alta transmisión como el domicilio la transmisión causada por los niños es muy menor.
Cuando no hay otros sitios abiertos, como la restauración, el domicilio es el sitio de principal transmisión
P: Que no transmitan mucho no quiere decir que no se contagian.
R: Es muy importante dejar claro que no es que no transmitan sino que transmiten menos. Con lo cual, el riesgo cero con los niños no existe. Los niños se infectan menos que los adultos. Nosotros que también monitorizamos las tasas de PCR positivas en niños y en adultos son habitualmente siete u ocho puntos por debajo. Estamos ahora alrededor del 8% de PCR positivas en niños menores de 18 años y el 16% en la población general, con lo cual, ya se infectan menos. Tienen una sintomatología más leve y la transmiten menos.
P: ¿En qué otros sitios se contagian los más pequeños?
R: Principalmente en su domicilio pero si los ponemos en sitios cerrados de alto riesgo, pues evidentemente tienen, aunque menos opciones, se infectaran igual que se infectan los adultos. El colegio es evidente que muy poco, los datos son muy tranquilizadores. Tenemos datos que demuestran que hasta tres cuartas partes de los niños que son infectados fuera de la escuela luego no transmiten a ninguno de sus compañeros de la clase, del grupo de convivencia estable. Es cierto, que hay un 25% que pueden transmitir a uno o a dos, o en algunos casos, a muchos más niños de la clase. Por tanto, las escuelas no lo son y hay un porcentaje de posibilidad no bajo.
P: ¿Y las extraescolares?
P: Otra cosa son las extraescolares, que están menos estudiadas. Pero si se siguen las medidas son igual de seguras. El problema no es tanto, y se ha demostrado, juntar niños, sino juntar niños con adultos. Dependerá mucho de qué signifique cuando hablamos de extraescolar. Si es un sitio cerrado, abierto, que mascarillas se lleva, si hay adultos, si no... es una respuesta muy variable. Seguramente una clase muy grande de gente haciendo instrumentos de vientos y con muchos adultos transmitirá más que un partido de fútbol abierto donde solo hay un entrenador.
P: ¿Han podido saber si la tasa de transmisión es la misma entre dos menores y entre un niño y un adulto?
R: La manera en que hemos recogido los datos no permite establecer esta información. Sí que es verdad que solo un 3% contagia a otros niños pero no es un estudio para buscar la tasa de transmisión en un sentido u otro sino para determinar cuál era el peso de uno u otro comparando un niño y un adulto.
P: El estudio ha incluido 1.081 pacientes de 0 a 18. ¿Han podido ver si conforme aumenta la edad aumenta el riesgo de transmisión?
R: Es una muy buena pregunta y la tenemos un poco sin cerrar. La idea es que nosotros pensábamos que realmente tanto el riesgo de infectarse como de transmitir tendría mucho que ver con la edad y cuanto más mayor más claro. Nosotros hemos dividido el estudio en cinco grupos escolares. Como el estudio lo han hecho los pediatras de primaria y en Cataluña los niños de más de 15 años lo llevan los médicos de adultos, tenemos un grupo de pacientes de 16 a 18 más bajo y por tanto hay que ser cuidadoso al interpretar los datos. De cada grupo tenemos más a o menos unos 250-300 niños y aquí tenemos solo 36. Pero es verdad que en este grupo de mayores de 16 la capacidad de transmisión en el domicilio es más alta.
De todos modos, cuando miras más atrás, cuando te esperas una curva creciente, de 0 a 3 hacía arriba, no se ve tan clara y hay datos bastante parecidos. Los niños de 3 a 6 parece que se infectan menos y transmiten menos pero son con unos datos que a pesar de haber aumentado mucho el número de pacientes incluidos no son estadísticamente significativos. Con lo cual, tendremos que ver si tendremos que modelar la idea por grupos de edad. Posiblemente sea así pero al menos en nuestro estudio no lo hemos corroborado de manera tan directa.
No sabemos porque son poco transmisores. Seguramente si no hemos encontrado una razón clara se debe a que se trate de un factor multifactorial
R: ¿Por qué transmiten menos? ¿Por qué tienen menos carga viral, o cuál es la explicación?
P: Ojalá le pudiera dar respuesta a esta pregunta. Es una pregunta que toda la gente que está estudiando qué pasa con los niños intenta responder sin éxito. Inicialmente dijimos que era porque tienen menos cargo viral pero luego se demostró que no era siempre así. Empezó a poner dudas en la capacidad de transmisión de los niños. Seguramente si no hemos encontrado una razón clara se debe a que se trate de un factor multifactorial. El hecho que tengan cierta resistencia a infectarse, una mayor proporción de casos asintomáticos (aunque tampoco son más que los adultos), una mayor capacidad de toser, un sistema inmunitario distinto, una mayor exposición a otros virus. Posiblemente la suma de todo esto sea que esta población esté bastante protegida en cuanto a infectarse, a hacer formas grabes y a transmitir la enfermedad.
P: ¿Qué supone este estudio de cara a la campaña de vacunación? ¿Habrá que vacunar a los niños?
R: Ninguno de los gobiernos ha puesto como prioritarios la vacunación en la población infantil. Yo creo que los datos que tenemos, sobre todo en cuanto a gravedad y también en cuanto a transmisión. Los niños son esenciales para otras cosas pero no para trabajar, no transmiten significativamente y no tienen formas graves, con lo cual, parece evidente que no forman parte de un grupo prioritaria de vacunación. Esto no quiere decir que en un futuro no se tengan que vacunar según cuáles sean los enfoques de cada país.
P: De hecho el estudio también señala que casi la mitad de los menores son asintomáticos.
R: Un 50% de los niños de nuestro estudio son asintomáticos. Hay que tener en cuenta de todos modos que se incluyen niños que se han estudiado como contactos de otros pero sus pediatras de primaria han hecho un seguimiento para asegurar que no solo son asintomáticos cuando le han hecho la PCR sino que realmente no desarrollaban ningún problema posteriormente. Por lo tanto, es un porcentaje importante de pacientes. Las mayoría de los otros que han presentado síntomas son leves y muy inespecíficos. Hay un 70% con fiebre, luego empiezan los dolores de cabeza, pero son sintomatología que realmente es muy difícil de diferenciar que de lo que podría ser cualquier otro virus.
P: ¿Los que han requerido hospitalización por qué ha sido?
P: Es muy importante decir que los niños con enfermedades de base no se han convertido en un grupo de riesgo de la covid. Realmente es un tema llamativo para los que tenemos pacientes inmunodeprimidos habitualmente y no ha sido así. Es verdad que puede tener más tendencia a ingresar porque el hecho de tener un covid su situación inicial empeore pero no por presentar cuadros más graves.
Hay otro subgrupo muy pequeño que el famoso síndrome de Kawasaki, asociado al covid en pediatría, que es un porcentaje muy bajo de niños que si puede afectar a niños, la mayoría sin patología de base. Niños preadolescentes en su mayoría que presentan un cuadro inicialmente grave pero con suerte con tratamientos no muy complicados también presentan buena evolución.
Los grandes grupos de hospitalizaciones serían: algún paciente puntual con sintomatología respiratoria, muy pocos, este síndrome inflamatorio y luego pacienteS que debido a su enfermedad y su condición de base, no es que les desmonte o tengan más cuadro, pero tienen más facilidad hospitalizar.
Parece evidente que no forman parte de un grupo prioritario de vacunación. Esto no quiere decir que en un futuro no se tengan que vacunar
P: ¿Este estudio puede explicar que no haya tanta transmisión del virus en las escuelas? Llevamos ya varios meses y la incidencia es muy baja. Hay muy pocos grupos aislados.
R: Es evidente a estas alturas que el cataclismo esperado por mucha gente cuando empezaron las escuelas no se ha producido. Las escuelas no han generado una explosión de la infección y esto es muy importante. Posiblemente el éxito del modelo de escuelas ha sido doble. Por un lado, que los niños no son una población transmisora en general y que, por lo tanto, ellos han colaborado. Y segundo, el excelente trabajo que se ha hecho en las escuelas. Ha habido países que han hecho cosas parecidas pero no han llevado mascarilla y han tenido brotes. Los niños han sido responsables a la hora de tomar las medidas y son intrínsecamente son menos susceptibles y menos transmisores.
P: Ya han podido constatar que son menos transmisores. ¿Qué incógnita es la siguiente a descifrar en un futuro?
R: A partir de este estudio tenemos dos ideas claves. Una de ellas ya en desarrollo y la otra a partir del segundo trimestre. La primera, como le he comentado que los niños tienen síntomas muy leves y muy inespecíficos, ser capaces de establecer algoritmos mediante estudios computacionales que nos permita saber exactamente a quién debemos hacer y a quien no la PCR. Tenemos que empezar a sacar a los niños del juego de los grandes transmisores y hacer un poco más de pediatras. Esto ya lo estamos haciendo con el grupo de Clara Prats en la UPC, y llevamos más de 1.000 niños recogidos. Esperamos ir dando datos que seguramente a medida que vayamos teniendo serán más finos para ver si somos capaces de crear algún algoritmo para determinar quién no puede ir al cole y quién se tiene que hacer el estudio.
P: ¿Y el segundo proyecto?
R: El segundo foco creo que es muy interesante es que en los domicilios, igual que en otros sitios, la transmisión de este virus es muy curiosa. Porque no es que el virus se transmita de manera homogénea, esta distribución gaussiana no se cumple, y en la mayoría de domicilios nos encontramos que no se infecta todo el mundo o no se infecta nadie. Esto es aún más marcado cuando tenemos que la infección la causa un adulto, cuando es sintomático y cuando la casa es pequeña. Y esa situación de súper infectadores y no infectadores, que se ha hablado tanto, seguramente no tiene que ver solo con el individuo sino también con el espacio.
Con lo cual, dentro de modelo de escuelas centinelas que se desarrollará en Cataluña y que espero que por fin podamos en el segundo trimestre ponerlo en marcha, nos encargaremos de evaluar estos grupos donde en vez de no infectarse nadie o infectar a un niño de al lado de un pupitre, infectan a 15 compañeros. Queremos ver qué es lo que pasa y cuál es el motivo, estudiando al niño, a los miembros de la escuela, a la escuela y su distribución (ventilación, espacio, etc), y también al virus en cuanto a carga viral. Con lo cual, el haber visto esta dicción tan claramente en u (o nadie o todo el mundo), nos abre las puertas a intentar averiguar por qué pasa esto y se reproduce en las escuelas.