Antoni Trilla, epidemiólogo: "Antes que tirar dosis de la vacuna, se las pondría al primero que pasara"

El jefe de epidemiología del Hospital Clínic reconoce que "es posible quedarse con dos jeringas cargadas a última hora del día"
Augura mayores restricciones si los indicadores no frenan y contempla confinamientos intensos de 15 días: "La salud y la economía arrancarían mejor"
Pide solidaridad en la campaña de vacunación porque "tener vacunas en el congelador no sirve si en otro lado las necesitan"
La tercera ola de la covid-19 ya ha llevado a alguna comunidades autónomas a tomar fuertes restricciones. Castilla-La Mancha ha confinado todos sus municipios y ha cerrado toda su actividad esencial, mientras que Castilla y León ha ampliado el toque de queda a las 20h y Murcia ha solicitado al Gobierno adelantarlo tras la impugnación del Ejecutivo central a la decisión castellanoleonesa.
En esta comprometida situación, en la que el pico de este último arreón de la pandemia se producirá en "unos días o una semana" según calcula Salvador Illa, el jefe del servicio de Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, Antoni Trilla, valora la eficacia de las medidas mencionadas y contempla la posibilidad de un confinamiento domiciliario de 15 días. También ofrece su visión sobre las vacunas, tras la polémica que afecta a alcaldes vacunados sin ser su turno, y asegura que "antes que tirar las dosis sobrantes, se las pondría al primero que encuentre casi casi".
P: Mientras que algunas comunidades autónomas lo exigen al Gobierno, Castilla y León ha impuesto el toque de queda a las 20h... ¿Es útil adelantarlo?
R: No sabemos cuánto ayuda porque, en el control de la epidemia, entran en juego muchos otros factores: además de quedarse en casa por la noche, hay que llevar mascarilla durante el día, no reunirnos en casas, viajar en transporte público de forma segura, etc. ¿Reduciría la movilidad? Sin duda. ¿Y contagios? También, pero no sé si por un par de horas arriba o abajo tendríamos un gran efecto. Eso sí, si la comunidad autónoma que lo ha planteado cree que le puede beneficiar, tendría que estar encima de la mesa y discutirse, a parte del lío legal de si pueden o no pueden decretarlo o si tiene que decidirlo el Gobierno.
P: En otros países europeos, el toque de queda empieza a las 18h...
R: Como en Francia, pero tiene otra cultura y, evidentemente, cenan y siguen su rutina siguiendo el horario europeo. Pensando en nuestro estilo de vida habitual, un toque de queda a las 18h no sería estricto, sino superestricto para la mayoría de los españoles. Mucha gente deja de trabajar y de hacer cosas a esa hora, o sea que creo que sí, reduciría la movilidad, pero a costa de muchos otros perjuicios, como el ajuste de horarios de empresas, salidas de trabajo, etc.
P: ¿El repunte de casos e ingresos de este enero nos lleva irremediablemente a mayores restricciones?
R: Hay que tener mucha prudencia para analizar los datos y las autoridades catalanas y españolas están barajando la posibilidad de analizar los datos comprendidos en cinco o siete días para ver si las medidas utilizadas en navidades aplanan o frenan algo la progresión de la curva. Si esto fuera así, rozaríamos el larguero, como aquél que dice. Pero si los índices siguen empeorando, habrá que tomar medidas, sí.
P: ¿Y el confinamiento? ¿Es ahora una opción más necesaria?
R: Es una opción que siempre tiene que estar encima de la mesa y tiene que ser el último recurso. Ayudó a salvar vidas en marzo y abril, pero paralizó la economía y el país absolutamente. Se tendría que intentar evitar con medidas más estrictas y con un mejor cumplimiento, pero no si no funcionase y el sistema sanitario estuviera en riesgo, debería estar sobre la mesa. Gracias a la experiencia, ahora sabemos que es mejor si es corto y contundente, de 15 días: la salud y la economía arrancan mejor después.
Se tendrán que desprogramar intervenciones quirúrgicas y reconvertir salas para atender a pacientes covid, con seguridad
P: ¿Da por hecho que los hospitales suspendan operaciones?
R: En las UCI de Cataluña, tenemos una ocupación cercana a las 600 camas y este es un semáforo rojo. Se tendrán que desprogramar intervenciones quirúrgicas y reconvertir salas para atender a pacientes covid, con seguridad. Esto nos pone en una situación paradójica: decimos que el sistema sanitario aguanta y, visto desde el punto de vista de la covid, es cierto, pero puede colapsar porque las listas de espera y la atención normal se pueden alargar de nuevo mucho tiempo.
P: ¿Qué han aprendido los hospitales de la primera y segunda ola y que será clave en la tercera?
R: Tenemos mecanismos que, en su momento, se tuvieron que improvisar y hacer muy rápido. Ahora, los tenemos probados y con instalaciones preinstaladas para poderlas utilizar cuando hagan falta. No nos va ayudar mucho si la incidencia es muy alta, pero podemos mantener un mayor orden y equilibrio que en la primera ola. Eso sí: si la presión es tan alta, no hay suficiente personal sanitario y este tiene que dedicarse a atender estos pacientes, esto significa que otro tipo de intervenciones quirúrgicas se tengan que aplazar.
Que yo tenga vacunas en el congelador no sirve si en otro lado las necesitan, ya me las devolverán
P: ¿En qué está fallando la campaña de vacunación?
R: No tuvimos un buen inicio de campaña y ahora toca ir progresando y mejorando. Empezamos muy irregular, con dificultades que algunas eran previsibles, y ahora avanzamos en una velocidad de crucero razonable. Y si algunas comunidades han vacunado más rápido y se han consumido sus dosis, hay que garantizar que reciban las segundas. Hemos de ser solidarios, aunque esto parezca una entelequia: que yo tenga vacunas en el congelador no sirve si en otro lado las necesitan, ya me las devolverán, que para eso vivimos en el mismo país y en Europa. No entiendo cómo, en un momento de cierta dificultad, no se pueden compensar determinadas dosis de un lado a otro sabiendo que hay razonables garantías para devolverlas.
P: Ahora hemos empezado a administrar la segunda dosis a los ya vacunados, pero las vacunas son limitadas...
R: Y puede que no haya suficientes para aquellos que no hayan recibido ninguna. Parece que el subministro parece ligeramente comprometido las próximas semanas e iremos más lentos hasta que las compañías farmacéuticas no consigan garantizar más dosis de las que recibimos. Toca ir progresando porque es una campaña vital para conseguir un control efectivo y funcional de la pandemia.
Si es la última dosis y hay que ponerla ya, yo la pondría y si me dicen a quién, pues no lo sé, al primero que encuentre casi casi.
P: La dificultad logística de la campaña ha derivado en situaciones surrealistas, como alcaldes recibiendo su dosis cuando no les tocaba porque "era eso o tirarla". ¿Usted qué haría?
R: Es posible que te quedes con dos jeringas cargadas a última hora y debas utilizarlas. Hay que preguntarse: ¿las tiro o las utilizo? Yo las utilizo, aunque a veces es difícil encontrar a alguien del mismo grupo de vacunación cuando ya son las 20h. No lo sé, creo que si es la última dosis, en el último momento del día, y hay que ponerla ya, yo la pongo antes que tirarla. Si me dicen a quién, pues no lo sé, al primero que encuentre casi casi.