Al menos siete comunidades afrontan riesgos en su desescalada: "Se están precipitando y pagarán la factura"


La OMS ha alertado del peligro de una apertura precipitada en España
La incidencia acumulada, en torno a 500, está todavía muy lejos de los 50 que marca Sanidad para tener la pandemia controlada
Alemania, con una incidencia tres veces menor, no levantará las restricciones hasta marzo
En pleno descenso de la curva de contagios muchas comunidades se apresuran a abrir la mano de las restricciones. Castilla-La Mancha levanta cierres perimetrales y reabre la hostelería. Extremadura lo hace en bares y restaurantes en municipios con menor incidencia. Murcia amplía la ocupación de las terrazas. Madrid amplía el toque de queda hasta las once de la noche y permite que bares y restaurantes retrasen el cierre de los locales hasta esa hora. En Cataluña los mayores podrán salir de las residencias. Euskadi permite los desplazamientos entre municipios colindantes y abre la hostelería, aunque por orden judicial. Y en Galicia esperarán a este lunes para flexibilizar "algo o mucho" las restricciones en vigor.
Los expertos coinciden: levantar las limitaciones en estos momentos es muy precipitado. Se está haciendo demasiado rápido. Hay que esperar a que descienda mucho más la incidencia para empezar a desescalar, aseguran. "Levantar cierres perimetrales redunda en mayor movilidad, más probabilidad de interacciones grupales y, con ello, más desplazamiento del virus. La hostelería, los bares, los gimnasios y los espacios mal ventilados, en los que se congregan personas y se quita la mascarilla protectora, son ámbitos que intensifican el riesgo de transmisión", denuncia el epidemiólogo y exdirectivo de la OMS, Daniel López Acuña.
El profesor de Epidemiología y Salud Pública y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública, Manuel Franco, incide en la idea: "Necesitamos seguir disminuyendo el contacto social y la movilidad hasta conseguir bajar la incidencia de manera clara en la presión sanitaria. Hay que aumentar las actividades al aire libre y disminuir la presencia en los espacios cerrados".
Los epidemiólogos apuntan a que no es fácil concluir que es lo peor o lo más peligroso de las medidas que se están suavizando para controlar los contagios. "Las comunidades que están precipitándose y levantando restricciones o reduciendo las horas del toque de queda se equivocan y terminarán pagando la factura en términos de repunte de la incidencia, de presión asistencial y, lamentablemente, de fallecimientos", subraya López Acuña.
La incidencia acumulada (IA) en España sigue a la baja desde finales de enero, cuando se tocó techo. Ahora mismo está alrededor de los 500 casos de IA por cada 100.000 habitantes a 14 días, aunque en algunas comunidades como Andalucía, Castilla y León, Castilla La Mancha, Comunidad Valenciana, Madrid, Melilla y la Rioja superan esa media. Pero, a pesar de que los contagios caen, la situación en los hospitales sigue estando muy tensionada. En planta, los pacientes covid ocupan alrededor del 18% de las camas, mientras que en la UCI ese porcentaje sube al 40% de media nacional. En algunas regiones como La Rioja, Madrid, Comunidad Valenciana y Castilla y León las cifras en UCI se disparan más allá del 50%. En cuanto a las muertes, España ha batido esta semana récords de fallecidos (con 766 registrados el martes pasado) sin contar la primera ola y seguirá sufriendo altísimas tasas de mortalidad hasta, al menos, principios de la semana próxima.
"Esto todavía no se ha acabado", señaló este jueves el director de Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. "La desescalada tiene que estar muy vigilada y unida a los datos de evolución de la pandemia. No hay niveles de vacunación suficientemente altos ni niveles de transmisión suficientemente bajos como para empezar a relajar más rápido de la cuenta". Simón ha defendido el cierre del interior de los bares como medida para reducir la transmisión. "En las comunidades con cierre del interior de los bares el descenso de contagios es el doble", ha dicho.
También la OMS ha advertido del peligro de una apertura precipitada en Europa y ha mencionado expresamente a España. "Reducciones relativas no significa que las tasas de transmisión sean bajas. En España vemos una caída relativa muy significativa, pero las tasas de transmisión se mantienen muy altas", señaló este jueves la responsable de Emergencias de esta organización, Catherine Smallwood. Alemania, con una incidencia tres veces menor que en España, ha decidido prolongar las restricciones hasta el 7 de marzo, aunque podrán abrir las escuelas antes.
España en alerta máxima
España entera está en alerta extrema con incidencias acumuladas a 14 días superiores a 250 por cada 100.0000 habitantes. Solo Canarias, con una incidencia alrededor de los 140 casos, se salva y, en cualquier caso, todavía está muy lejos de los 50 casos de IA que marcan las autoridades sanitarias para pensar que la pandemia está controlada.
Lo cierto es que los contagios en España están cayendo en estar tercera ola de forma más acelerada que en otros países europeos. En Galicia, por ejemplo, los casos activos en 11 días ha caído un 26% tras las restricciones después de las fiestas navideñas. "En muchas comunidades el control de las medidas ha sido muy férreo, no así en Madrid, que tiene una de las peores incidencias en estos momentos", asegura Franco. En este sentido, López Acuña defiende que las medidas que se toman en el Consejo Interterritorial, integrado por el Ministerio de Sanidad y las comunidades, han de ser "más firmes y vinculantes" y deben regular con normas de cumplimiento obligatorio para todas las autonomías los criterios de desescalada de esta tercera ola.
A nadie se le escapa que el peligro está ahora en las variantes británica, sudafricana y brasileña, de las cuales se desconoce qué sensibles son a las vacunas y cuál es su presencia real en España y Europa. "Esta pregunta es clave, aunque hay datos de que sea probable que las vacunes actuales funcionen con estas cepas, aunque sea un poco peor pero dentro de los límites aceptables, o que puedan adaptarse a otras mutaciones", señala Franco.
Con todo, los epidemiólogos no descartan nuevas olas. "El virus ha demostrado que es cíclico, que se mueve. De hecho, esta última ola ha sido mucho peor de de la que esperábamos. No hay ninguna razón que nos haga pensar que no va haber más", asegura Franco. Y añade: "Todo dependerá de si somos capaces de vacunar a la población y eso es algo que, por ahora, no estamos sabiendo hacer".