La escasez de vacunas, un problema que va mucho más allá de Europa


Otros países ricos como Canadá también han tenido problemas de suministro, aunque el gobierno de Justin Trudeau ha comprado cinco vacunas por cada habitante
Entre los países con menos recursos, algunos dependen exclusivamente de la iniciativa COVAX, ya que no han firmado acuerdos bilaterales por la compra masiva de dosis por parte de Occidente
Un reparto inequitativo supone más muertes, la posibilidad de que aparezcan nuevas cepas y un mayor retraso en la recuperación económica mundial
Esta semana aparecía una nueva piedra en el camino de lucha contra la covid-19 en Europa: nuevos retrasos y recortes en las entregas de la vacuna por parte de Pfizer, Moderna y AstraZeneca. Pero el Viejo Continente no es la única región del mundo con problemas de suministro: Canadá también ha visto sus contratos comprometidos y Biden ha asegurado que reforzará el número de dosis para Estados Unidos.
Aunque, independientemente de los retrasos, los países más adinerados han tenido acceso temprano a las vacunas. En zonas como Ámerica Latina o África muchas personas dependen de las dosis adquiridas por la iniciativa internacional COVAX. Pero, ésta se ha visto torpedeada por los mismos gobiernos pudientes que financian las partidas para las naciones más pobres, con su compra masiva de dosis. Ante esto, algunos países como Pakistán o Bolivia han recurrido a la compra de las vacunas de China y Rusia, todavía sin aprobar por reguladores internacionales.
La realidad es que, en un mundo globalizado, la salud y la economía de todos depende de que las inyecciones lleguen de forma equitativa a todo el planeta. Así lo recalca la directora de operaciones de IAVI, Ana Céspedes. "Debemos estar unidos frente a este virus", remarca esta farmacéutica y experta en vacunas asequibles. Al igual que COVAX, su organización lucha para encontrar soluciones sanitarias para los países más pobres; en el caso del coronavirus, desarrollando una vacuna y anticuerpos monoclonales.
¿Por qué hay retrasos en las entregas a los países con millones de dosis compradas?
En principio, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido o la UE, que han comprado dosis muy por encima de sus necesidades, no deberían tener problemas de suministro. Por ejemplo, el gobierno de Justin Trudeau tiene acuerdos con varias farmacéuticas por 398 millones de dosis. Cinco veces más de lo requerido para vacunar a sus 38 millones de habitantes. Reino Unido triplica el mínimo necesario y EE. UU. y la UE han negociado el doble.
Sin embargo, la realidad es que la materia prima para los viales escasea y la capacidad de producción de las farmacéuticas tiene unos límites. "La campaña más masiva de vacunación hasta el momento era la de la gripe, en la que se utilizan 500 millones de dosis al año en el mundo", recuerda Céspedes. En el caso de el coronavirus hablamos de administrar 15.000 millones de dosis -con una vacuna que necesite dos inyecciones-, es decir 30 veces más. "Es normal que haya problemas de suministro porque hablamos de volúmenes muy grandes", añade.
Así, Pfizer también ha cortado temporalmente el suministro canadiense: esta semana no han llegado nuevos viales y en las próximas se espera que solo se entregue una cuarta parte de las previstas inicialmente. Parte de las mismas provienen de la planta de Puurs (Bélgica), que abastece a las naciones europeas. La situación podría complicarse si la UE prohibe la exportación de vacunas, ante su propia falta de dosis. "Estamos en comunicación con nuestros socios en Europa para asegurarnos que los contratos firmados por Canadá sean respetados", tranquilizó el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, en rueda de prensa este martes.
La falta de materia prima y la capacidad de producción limitada afectan también a los países con muchas reservas negociadas
En Estados Unidos, la escasez de vacunas y la falta de coordinación federal ha causado la cancelación de miles de citas para recibir el pinchazo. Tras su proclamación como presidente hace unos días, Joe Biden ha asegurado este martes que comprará 200 millones más de vacunas a Pfizer y Moderna, que se sumarán a los 1.200 millones actuales. Su objetivo es que se inoculen 100 millones de dosis en sus primeros 100 días de gobierno.
Céspedes señala que, hasta ahora, la media mundial de inyecciones administradas diariamente ha sido 4 millones. Para cubrir al 70% de la población mundial -y conseguir la llamada inmunidad de rebaño- se necesitarían 10.500 millones de dosis. "A este ritmo, tardaríamos 7 años. Necesitamos más vacunas aprobadas; más dosis disponibles y accesibles a todos los países; y campañas creativas de vacunación masiva", apunta la científica.
¿Cuál es la situación de países en el sudeste asiático, el continente africano o Latinoamérica?
Pero, a los países más pudientes, las inyecciones llegarán más pronto que tarde. De acuerdo con datos de la Universidad de Duke (Durham, EE. UU.), éstos han acaparado 4.200 millones de dosis, entorno al 60% de las que las farmacéuticas han negociado. Es decir, más de la mitad de los viales para un 14% de la población mundial. Esto ha dejado a muchas regiones en lista de espera por la vacuna de la covid.
Sobre todo al sudeste asiático, África y América Latina. Pero, incluso dentro de los países con menos recursos, hay dos perfiles muy diferentes: aquellos que han cerrado acuerdos adicionales con las farmacéuticas y los que no. En el primer grupo entran naciones como Brasil, México, Colombia, India, Indonesia, Pakistán, Sudáfrica o Egipto. En algunos casos, los contratos incluyen la realización de ensayos clínicos en el país, como en Brasil o Sudáfrica. También la producción de la vacuna, de la que se reserva una parte para distribución interna. Es lo que ocurre en el recientemente incendiado Instituto Serum de India, que produce la vacuna de AstraZeneca.
En cambio, en los países que no pueden conseguir por su cuenta más viales, solo se podrá vacunar a los grupos vulnerables, con lo que el virus seguirá campando a sus anchas. Estos gobiernos dependen de la iniciativa COVAX para conseguir sus dosis. El objetivo de este proyecto, coordinado por GAVI (la Alianza para vacunación) y la OMS, es conseguir viales para 92 países con bajos o medios recursos, con los que vacunar al 20% de su población. Hasta el momento hay acuerdos para recibir 1.070 millones de dosis (a los que se pueden sumar otros 900 millones).

Para lograr la meta de vacunación de COVAX se necesitan unos 6.800 millones de dólares; por ahora se han recaudado 2.000 millones. La financiación la aportan los países con mayores recursos; España está entre los mismos. Tras su ascenso a presidente, Joe Biden aseguró que Estados Unidos se sumaría a COVAX, lo que puede suponer una importante inyección de capital. "Es una muy buena noticia", se congratula Céspedes, que nació en Albacete pero trabaja en Nueva York.
El problema de la escasez de vacunas se acentúa en África. En Latinoamérica y el sudeste asiático los países más poblados tiene algún tipo de contrato bilateral. En cambio, las tres naciones con más habitantes de África, Nigeria, Etiopía y la República Democrática del Congo, que suman más de 400 millones de personas, no lo han hecho. Esto, junto con la aparición de la cepa sudafricana, puede empeorar la situación en el continente. Aunque oficialmente solo ha habido 82.000 fallecidos, los sistemas de reporte de mortalidad son muy deficientes y los expertos coinciden en que las cifras están infravaloradas.
Los tres países más poblados de África, que suman 400 millones de habitantes, dependen exclusivamente de las vacunas de COVAX
A esto se suma la precariedad de los sistemas sanitarios, que afecta a las posibilidades de distribución y conservación de la vacuna. La encargada de repartir las vacunas de COVAX será UNICEF, que anualmente distribuye 750 millones de inyecciones solo en África. Pero las características de vacunas como la de Pfizer y Moderna, que necesitan de ultracongeladores para su transporte, hace menos factible su uso en regiones remotas y menos preparadas. Aunque en algunas zonas se gestionó una situación similar con la vacuna del ébola.
Céspedes cita las candidatas de AstraZeneca -más barata y fácil de conservar y la de Johnson & Johnson -que solo necesita una dosis- como las mejores alternativas en estas zonas. También apunta a otras como las chinas Sinovac y Sinopharm y la rusa Sputnik como opciones -son más sencillas de conservar-, una vez se apruebe su uso por reguladores internacionales. Los pocos estudios publicados apuntan a una menor eficacia: las chinas rondan alrededor del 80% y la creada por el Instituto Gamaleya es de 91,4%. Ante la escasez de vacunas occidentales, muchos de los países mencionados más arriba han comprado las inyecciones chinas y rusa, a pesar de su falta de transparencia científica.
Las vacunas chinas y rusa pueden suponer la solución en países de desarrollo, pero hay dudas sobre su eficacia
Para China y Rusia, contar con una vacuna se presentaba como una importante herramienta diplomática con la que ponerse a la par de Estados Unidos, de dónde provienen las ya aprobadas Moderna y Pfizer. Especialmente, en zonas en vías de desarrollo. China ha cerrado acuerdos con Filipinas, Pakistán, Indonesia, Jordania o Brasil. Desde Rusia han negociado con los antiguos países soviéticos (incluso Hungría, que forma parte de la UE), así como con Venezuela, Argentina, Egipto, India o Nepal.
En mayo, el presidente chino, Xi Jinping, se ofreció a proporcionar la vacuna china como un "bien público" a un precio asequible para los países en vías de desarrollo. A lo que siguieron donaciones masivas de mascarillas y material médico en África. Sin embargo, con las vacunas está habiendo retrasos. En Turquía, por ejemplo, los 10 millones de dosis de Sinovac que debían llegar en diciembre lo han hecho en enero... y solo han recibido 3 millones. En cuanto a la vacuna rusa, fuera del país, solo se está administrando como parte de ensayos clínicos en Emiratos Árabes Unidos (UAE), India, Venezuela y Bielorrusia.
¿Por qué es importante que las vacunas lleguen a todos los países?
Si el SARS-CoV-2 sigue circulando en cualquier punto del globo, siempre existirá peligro de que la pandemia resurja. "No estaremos a salvo hasta que todos estemos a salvo. Las enfermedades infecciosas son problemas de salud mundial y requieren un abordaje mundial", subraya Ana Céspedes.
Un reparto inequitativo de la vacuna aumentaría la desigualdad entre los países ricos y pobres. Un informe de la Universidad de Northeastern (Boston, EE.UU.), encargado por la fundación de Bill Gates, estima que una distribución equitativa de las primeras 2.000 millones de dosis evitaría hasta un 61% de las muertes por covid. En cambio, su distribución exclusiva entre los 50 países más ricos evitaría únicamente un 33% de los decesos.
El otro peligro de una vacunación desequilibrada es que aumenta el riesgo de que aparezcan nuevas variantes del SARS-CoV-2, como la sudafricana o la brasileña. "Ya hay datos que muestran la menor eficacia de algunas vacunas, como las de Novavax y Janssen, ante estas cepas", dice la directora de operaciones de IAVI.
Un reparto equitativo reduciría las muertes un 66%; uno centrado en los países ricos solo el 33%
En principio, parece que la premisa de Occidente es "cuánto antes protejamos a nuestra población, antes estaremos a salvo y recuperaremos el comercio". Pero otro informe de la fundación Gates apunta a que, económicamente, este 'nacionalismo de las vacunas', como lo ha llamado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, no es beneficioso para los países más pudientes. Un reparto equitativo de vacunas generaría en las diez economías más grandes del mundo 153.000 millones de dólares adicionales solo en 2021 y hasta 466.000 millones más para 2025. "Me entristece que no seamos capaces de ver que no solo es lo correcto, sino también lo inteligente", comenta Céspedes a NIUS.
Desde diferentes sectores se ha criticado la incapacidad de las instituciones mundiales y los gobiernos de crear una reserva mundial, que asignara las dosis de acuerdo a las necesidades de salud pública a nivel global. Para la dirigente de IAVI, "aún estamos a tiempo". Y no solo con la donación de excedente de los países mejor abastecidos. "También habría que compartir en tiempo real información epidemiológica y sobre la ejecución efectiva de campañas de vacunación", cierra la albaceteña.