Por qué España sufre los peores rebrotes de Europa, pese al uso masivo de la mascarilla


España optó por reabrir los locales de ocio nocturno, convertidos en focos de la expansión de la enfermedad, frente a otros países europeos que decidieron limitar sus aperturas
Las restricciones a las reuniones numerosas han sido solo "recomendaciones sanitarias" hasta que el País Vasco ha prohibido los encuentros de más de 10 personas
¿Qué estamos haciendo mal para liderar el aumento de casos de coronavirus en Europa? Esta pregunta podría hacérsela cualquiera que paseara por una calle de España donde, a pesar de las altas temperaturas de agosto, es difícil encontrar a una persona sin mascarilla. Pero, a pesar del uso generalizado de esta medida de protección, los rebrotes se han multiplicado en las últimas semanas poniendo al país a la cabeza de la incidencia del COVID. El aumento de casos, eso sí, no ha ido acompañado del incremento de enfermos graves.
Ante el avance incesante del número de positivos, que este martes superaban los 364.000, se han endurecido las restricciones para frenar la extensión de los contagios y se ha puesto el foco en otros aspectos más allá del uso de la mascarilla y que quizá si puedan explicar el rápido repunte de la enfermedad: el ocio nocturno y las reuniones sociales.
Líderes en el uso de mascarilla
A pesar de que las recomendaciones de las autoridades sobre su uso fueron confusas en los primeros meses de la pandemia, los españoles nos aferramos a la mascarilla durante la desescalada como la herramienta de protección ante el virus en la ‘nueva normalidad’. El rebrote registrado a comienzos de julio en Cataluña llevó a la Generalitat a decretar la obligatoriedad de su uso tanto en espacios cerrados de uso público como al aire libre, independientemente de que se pudiera mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros.
El resto de comunidades fueron progresivamente adoptando la misma medida al tiempo que se iban generalizando los rebrotes y con un cumplimiento muy elevado de la misma. Sin embargo, en otros países europeos donde la obligación de llevarla es mucho más limitada las cifras de contagio durante el verano sido menores.
- En Alemania la norma impone el uso de la mascarilla solo en espacios cerrados y en medios de transporte, y actualmente, con el regreso a las aulas de los estudiantes se está debatiendo la utilización de esta medida en los colegios.
- En Francia, su uso se hizo obligatorio desde el 20 de julio para cualquier persona de 11 años en lugares públicos cerrados. Acaba de aprobar también que las empresas las suministren de forma gratuita a sus empleados.
- Reino Unido amplió el uso de esta protección a finales de julio al interior de las tiendas, supermercados y otros espacios cerrados.
- En Portugal, la isla de Madeira, ha sido la primera en imponer la obligación de llevarla tanto en espacios cerrados como al aire libre desde comienzos de agosto.
- Italia decidió imponer el pasado fin de semana la obligatoriedad de utilizar mascarillas, también al aire libre, desde las seis de la tarde a las seis de la mañana en todo el país, “cuando exista el riesgo de que se produzcan aglomeraciones”.
Caso aparte es el de Suecia, verso libre en la estrategia de contención del coronavirus en Europa, donde las autoridades siguen sin recomendar el uso de mascarillas al entender que falta evidencia sobre su eficacia para contener los contagios.
La importancia del ocio nocturno
Si las mascarillas no pueden explicar el gran incremento de casos durante las últimas semanas en España, quizá sí pueda hacerlo el ocio nocturno. Las discotecas, espacios de baile y bares de copas pudieron abrir sus puertas en las últimas fases de la desescalada.
La apertura de estos establecimientos se asumió como clave para la recuperación económica y como parte indisoluble de la oferta turística española durante el verano. Su cierre, decidido el pasado viernes ante el incremento incesante de casos asociados a ellos, fue acordado unánimemente por las comunidades autónomas y recurrido por los empresarios del sector. La relación de este tipo de ocio con el incremento de los contagios se refleja también en el descenso de la edad medida de los positivos detectados en las últimas semanas que ronda los 40 años cuando en marzo se situaba en los 63.
Esta apuesta por la reapertura del ocio nocturno, donde resulta muy difícil cumplir con las medidas de distanciamiento, no se realizó en otros países europeos. Francia no llegó a permitir su reapertura y mantiene la decisión de no hacerlo, de momento, hasta septiembre. Eso, a pesar de las presiones recibidas por parte del sector, motivo por el cual los locales de ocio nocturno podrán acceder a partir del 10 de septiembre a ayudas económicas.
En Alemania las restricciones contra el coronavirus han dificultado la reapertura de los locales hasta hacerlas casi inviables, mientras que Italia acaba de decretar el cierre hasta el 7 de septiembre de los únicos espacios que quedaban abiertos en el país: las discotecas y otros espacios de baile al aire libre, incluidos los de las playas.
Reuniones en grupos
Las reuniones, familiares y sociales, se han convertido junto con el ocio nocturno en los principales focos de expansión del virus durante las últimas semanas. Eso ha llevado al País Vasco a incluir entre las nuevas medidas para frenar el COVID la prohibición de celebrar reuniones de más de diez personas en bares o en la calle. Hasta entonces esa limitación era una recomendación de las autoridades sanitarias, que también han insistido en tratar de no realizar reuniones con diferentes unidades familiares o de convivencia.
Las limitaciones a los encuentros sí se habían adoptado anteriormente en Europa. Francia las restringe a 15 personas si se celebran al aire libre y a seis si se trata de visitas a domicilios. En Alemania cada estado federal fija sus propias normas respecto a los requisitos para las reuniones sociales y el número máximo de personas permitido, aunque en general quedan restringidas a una decena de asistentes cuando tienen lugar en un espacio público.
Italia mantiene la prohibición de celebrar grandes reuniones y Portugal adopta también los grupos de diez como tamaño máximo de los encuentros.
Prohibido fumar en la calle
La decisión de prohibir fumar al aire libre si no se puede mantener una distancia de seguridad es una restricción a la que no se ha sumado ningún otro país. Según las autoridades gallegas (las primeras que anunciaron su aprobación) pretende evitar la propagación del virus y intensificar el uso de las mascarillas.
Control de fronteras
Cuando España procedió a reabrir sus fronteras tras el cierre decretado en toda Europa durante el confinamiento anunció que lo haría con tres tipos de controles para evitar la llegada de casos positivos. Se trataba de un documento firmado por los viajeros en los que informaban de su procedencia y de si habían pasado la enfermedad, un control visual y un control de temperatura.
En cambio, las medidas para los viajeros procedentes de España hacia otros países se han ido haciendo más y más restrictivas a medida que avanzaba el verano. El Reino Unido decretó a finales de julio la obligación de guardar cuarentena para aquellas personas cuyo origen fuera el territorio español, incluidas Baleares y Canarias. Una decisión que acabó con las esperanzas de salvar la temporada turística y que días después hizo extensible a los viajeros procedentes de Francia.
Otros países como Alemania han optado por intensificar los controles y han hecho obligatorios los test de COVID a todos los viajeros que procedan de zonas de alto riesgo. También esa ha sido la apuesta de Italia, que desde la semana pasada realiza pruebas a lo viajeros procedentes de España, Grecia, Croacia y Malta.
A pesar de que las medidas de control para los visitantes internacionales han sido más suaves en España, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, aseguró el pasado lunes que se han registrado 1.420 casos importados desde el fin del estado de alarma, el 20% de ellos llegaron en 228 vuelos comerciales diferentes.