La 'graduación' del pequeño Salvador, un prematuro que sale de la UCI después de cinco meses


El equipo sanitario que le ha cuidado durante cinco meses le ha organizado una fiesta al salir de cuidados intensivos
Médicos y enfermeras quieren demostrar la importancia de la implicación de los padres en la recuperación de los bebés
Es un día especial en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital Gregorio Marañón. Las enfermeras se sonríen a escondidas, los auxiliares apenas pueden contener los nervios, los médicos miran el reloj. Hoy hay fiesta en uno de los departamentos más duros de un hospital, donde van los recién nacidos más vulnerables, más enfermos, más prematuros.
Hoy despiden a Salvador, el bebé que más les ha costado sacar adelante, el que más tiempo ha estado con ellos. Cinco meses críticos en los que han estado a punto de perderle muchas veces. Pero sobre todo despiden a Noelia y Quique, sus padres. Llegan, como cada mañana, ajenos a la expectación. Saben que hoy su pequeño sale de Cuidados Intensivos, pero no saben lo que les tienen preparado.
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Cuando abren las puertas que han cruzado 150 días, a veces varias veces el mismo día, la UCI está diferente. Hay sonrisas, como siempre, pero también hay globos, un diploma para Salvador y hasta un pequeño birrete. Salvador se gradúa.
Salvador nació a las 24 semanas con 512 gramos de peso. Un gran prematuro en el límite de la viabilidad, según el equipo médico que le ha tratado. Entre todos lo han sacado adelante y ahora Salvador pasa a una unidad de cuidados medios, el paso previo a una habitación normal y al alta.

Y entre todos es "entre todos", enfatiza el jefe de la Unidad de Neonatología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Manuel Sánchez Luna: "esto no es un gran hito médico, este caso es especial por la implicación de la familia. No sabíamos cómo agradecerles todo lo que estos padres nos han ayudado. Hay veces que ellos mismos han animado a las enfermeras. Con esta fiesta queremos trasladar lo importante que es tenerlo todo integrado: la tecnología, el personal sanitario y la implicación de los padres. Es fundamental para el tratamiento de estos niños".
El personal sanitario ha querido celebrar la salida de Salvador de la UCI para agradecerle a sus padres su implicación
Salvador pesa hoy 3.700 gramos, aún necesita respirador y sonda nasogástrica, pero los apenas 50 metros que separan la UCI de la unidad de cuidados medios son un mundo para su familia. "Han sido muchos días", dice Noelia, su madre. "Los hemos llevado confiando en nuestro hijo, y día a día", añade. Quique, el padre, muy emocionado, le habla bajito a Salvador, mientras le acaricia la mano. Los dos se han turnado para estar las 24 horas con el bebé, mientras cuidaban también de su hermana mayor, de apenas 4 años. Según Ana Moro, supervisora de la UCI Neonatal del Gregorio Marañón, "han sido un ejemplo".

La relación que tienen las familias con el personal médico se nota en los abrazos, los apretones de manos, en que Noelia y una enfermera hablen con la prensa mientras se agarran por la cintura. "Intentamos crear una familia con los padres del prematuro", explica Carmen Varea, la enfermera Supervisora de Cuidados Intermedios del hospital.
Estos cuidados son los más especializados, los más caros del sistema de sanidad pública. Mantener a Salvador en una UCI como la neonatal del hospital Gregorio Marañón puede costar unos 99.000€. Una cantidad que prácticamente ninguna familia podría abordar de modo privado. Noelia y Quique no dejan de dar las gracias.

Salvador ha salido adelante. Aún le quedan muchas batallas, la primera aprender a comer por boca, pero tiene a su lado dos familias: la suya y la del hospital, que ya siempre será parte de él.