Fumar en la calle sin distancia, la prohibición del covid que casi todos incumplen


Está prohibido desde mediados de agosto, pero son pocas las sanciones que se imponen por consumo de tabaco en calle sin respetar la distancia de dos metros
Quizá porque se anunció a mediados de agosto y media España estaba de vacaciones o quizá porque no se publicó en el BOE porque era un acuerdo que tenían que trasponer las comunidades autónomas. El caso es que la prohibición de no fumar en la calle a menos de dos metros de otra persona es quizá la norma restrictiva para frenar el coronavirus que más se incumple.
La decisión se adoptó en el Consejo Interterritorial de Salud celebrado el 14 de agosto. "El Ministerio de Sanidad ha acordado con las comunidades autónomas por unanimidad que se prohíba fumar en la vía pública o al aire libre (tanto cigarrillos como cualquier otro dispositivo de inhalación de tabaco) si no se puede mantener dos metros de distancia de seguridad", dijo el ministro Salvador Illa en rueda de prensa.
Era una de las 11 medidas extraordinarias que acordaron en esa reunión para frenar lo que entonces se denominaban rebrotes del Covid rebautizados a mediados de septiembre como "segunda oleada". Pero, como el ocio nocturno era el caballo de batalla en aquel momento, los medios optaron por destacar otra de las medidas acordadas en ese encuentro: el cierre de discotecas.
La decisión de prohibir fumar ya la habían adoptado comunidades como Galicia o Canarias, porque los epidemiólogos venían advirtiendo que exhalar aire o humo aumentaba las posibilidades de contagio. Siguiendo el acuerdo con Sanidad, primero Andalucía y Madrid y luego el resto adoptaron también esa prohibición.
Decisión "vinculante"
En el caso de Madrid, un juez intentó paralizar la orden porque no se había publicado en el BOE. El Gobierno salió al paso para explicar que el acuerdo era un acto administrativo dirigido a las distintas autonomías, y ellas eran las que debían publicar de forma oficial esas instrucciones al ser las competentes para aplicarlas en sus distintos territorios. En cualquier caso, el Ejecutivo explicó que las medidas de las distintas autonomías serían vinculantes.
Y las autonomías empezaron cumpliendo. En agosto y septiembre era muy común ver a cada fumador levantar de sus mesas en las terrazas para ir a fumar a un lugar apartado, porque la norma establecía que se debía mantener la distancia de dos metros incluso con el resto de fumadores. Muchas veces eran los propios camareros quienes, temerosos de las multas, advertían a los fumadores.
Pero poco duró la observancia de la norma. Los fumadores comenzaron a confiarse; muchos escondían el cigarrillo debajo de la mesa, fuera de la vista de los camareros. Semanas después, la relajación era total: ya era normal observar a los fumadores exhibiendo su hábito y a los camareros haciendo la vista gorda.
Pero con la ley la mano, todos ellos, locales y fumadores, podrían ser multados dependiendo de la norma que se aplique. Si es la ley antitabaco, 30 euros al fumador y hasta 600 para el local. Si se valora como un atentado contra la salud pública, entre 100 y 3.000 euros. Pero nadie teme nada: se ven noticias sobre exceso de aforos, sobre fiestas ilegales, pero no sobre sanciones por fumar indebidamente en la calle.