Jesús, enfermo de ELA, sobre la eutanasia: “Quiero una ley por si en algún momento no puedo aguantar”


A este activista gallego le diagnosticaron la enfermedad en 2018 y le dieron una esperanza de vida de entre tres y cinco años
Aunque no se plantea poner fin a su vida ahora, sí quiere tener la tranquilidad de poder hacerlo si su situación se convierte en insostenible
En silla de ruedas tras perder la movilidad en brazos y piernas, lo que más le preocupa sería tener que depender de una máquina para respirar
“Tienes esclerosis lateral amiotrófica. Tu esperanza de vida es de tres a cinco años”. Ese fue el demoledor diagnóstico que Jesús Vázquez recibió en enero de 2018. Fue entonces cuando supo que la debilidad que notaba en sus piernas y que le había hecho caerse varias veces en la calle era una consecuencia de la ELA, una enfermedad incurable que iría, progresivamente, empeorando sus condiciones de vida. Fue un mazazo importante a sus 53 años. Un golpe muy duro que le hizo pensar, por primera vez como enfermo, en la eutanasia. Se interesó por las opciones que había para poner fin a su vida si, en algún momento, su existencia se convertía en un infierno. Desde entonces, es un activista que ha hecho visible su caso en charlas y coloquios. Dice que, mientras pueda, alzará la voz para pedir una ley que despenalice esta práctica y la reconozca como un derecho individual.
Pregunta: Tiene 55 años, han pasado dos desde el diagnóstico… ¿en qué punto se encuentra ahora su enfermedad?
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Respuesta: He ido perdiendo poco a poco la movilidad en las piernas y en los brazos. Primero usaba bastón, pero ahora tengo que desplazarme en silla de ruedas. Actualmente, por ejemplo, ya no puedo escribir. Pero estoy animado porque, de momento, la enfermedad no me ha afectado a la respiración, al habla y a la alimentación. Verme limitado en ese sentido, es lo que me produce más temor. Lo que más me preocupa es que mi vida pase a depender de una máquina.
Lo que más me preocupa es que mi vida pase a depender de una máquina
P: ¿De qué manera le ha cambiado la vida la enfermedad?
R: A nivel laboral, era autónomo. Tenía una asesoría fiscal y tuve que dejar de trabajar. Ahora tengo una gran invalidez y un grado III de dependencia. Tuve que cambiarme de casa, porque donde vivía no tenía ascensor y no estaba adaptado para poder moverme con una silla de ruedas. Ya no puedo conducir. Era algo que me gustaba y me disgusté mucho cuando vi que ya no era capaz de hacerlo. Ahora intento vivir el día a día, adaptándome y mentalizándome con los nuevos obstáculos que van surgiendo.
P: ¿En qué momento empieza a pensar en la eutanasia?
R: La primera vez que hablé de la eutanasia fue a los pocos días del diagnóstico. Tras la valoración médica, en la que me daban de tres a cinco años de vida, pregunté en la Asociación Gallega de Afectados de Esclerosis Lateral Amiotrófica qué solución había a esto. Recuerdo que me explicaron los tratamientos que había para la agonía… Y yo les pregunté: entonces… ¿voy a tener que irme a Holanda cuando no aguante más?
P: Y ahora, ¿qué piensa?
R: Ahora, una vez procesado aquel primer impacto del diagnóstico, tengo claro cómo estoy. Y no estoy para un suicidio asistido, pero sí quiero que exista una ley porque entiendo que es mi derecho. No es un problema moral o religioso, es mi problema. Saber que existe esa ley, a mí me daría mucha tranquilidad. No sé cómo ni dónde estaré dentro de un año. No sé si lo haré. Ni, tampoco, cuándo lo haré. Pero quiero una ley por si en algún momento no puedo aguantar.
No es un problema moral o religioso, es mi problema
P: Ha hecho, incluso, un vídeo en el que pide la regulación de la eutanasia.
R: Sí, fue un vídeo que subí a Internet con la ayuda de una de mis dos hijas, de Iria, justo antes de las elecciones generales. Ella fue la directora del vídeo y me animó a hacerlo. Quería apoyar, ya que yo todavía puedo hacerlo y puedo hablar, a todos aquellos que están luchando por esto. Pedí abiertamente el voto para los partidos de izquierdas porque son los únicos que tienen voluntad de sacar esto adelante.
P: Esta será la tercera vez en veinte meses que la proposición de la eutanasia sea tomada en consideración en el Congreso de los Diputados... ¿a la tercera irá la vencida?
R: Yo creo que con el Gobierno y la mayoría parlamentaria que tenemos, más todos los que votaron abstención, hay esperanza para pensar que puede salir adelante. Desde luego, es la vez que más cerca lo tenemos. Creo que es de justicia, y más viendo que en Europa se puede hacer. Al final, quien tiene dinero, puede viajar a otro país y hacerlo igual. Quien no lo tiene, se fastidia.
P: ¿Qué le diría a los que se posicionan en contra?
R: El Papa ha dicho que no puede estar a favor de la eutanasia porque la vida está, dice, en manos de dios. Y yo le digo: el problema es que hay que legislar para todos, para los que son de otra religión, los ateos, los agnósticos… Y sobre todo, hay que tener claro que con esto no se va a obligar a nadie. Es como la ley del divorcio, existe pero no tienes por qué divorciarte. Pienso que los que están en contra son gente mala, a la que no le importa el dolor ajeno.
Con esto no se va a obligar a nadie. Es como la ley del divorcio, existe pero no tienes por qué divorciarte