Rafael Ortí: “Hay que volver a la vida de generaciones anteriores”

El presidente de la Sociedad de Medicina Preventiva calcula que en verano se recuperará la normalidad
El experto advierte que el estilo de vida previo a la epidemia no es sano y deberá haber un cambio de mentalidad
Pruebas y un sistema sanitario reforzado son claves para evitar futuras pandemias
Hablar con Rafael Ortí ayuda a respirar. Porque da esperanza, pero no de esa basada en mensajes de autoayuda, sino de la que se sustenta en datos, en certezas y en experiencias en la primera línea de fuego de la guerra contra el coronavirus.
Es el jefe de medicina preventiva del hospital Clínico de Valencia, y el presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Púbica e Higiene. En definitiva, el portavoz de los médicos y expertos que se encargan de gestionar recursos y tomar decisiones en las epidemias o enfermedades poco conocidas. Una especialidad hasta ahora poco reconocida pero que esta crisis del coronavirus ha puesto en valor.
Así que cuando alguien con esa autoridad científica dice que en España estamos empezando a salir del pozo, y que en apenas mes y medio podremos volver a la vida normal –ojo, “vida normal de antesdeayer, no de ayer”, matiza el doctor, y si el lector sigue leyendo descubrirá por qué- una se lo cree. Y respira. Y, casi, sonríe.
Pregunta. ¿Qué diagnóstico hace de la epidemia de coronavirus en España? ¿Dónde estamos?
Respuesta. No hay una única respuesta a esa pregunta porque hay diferentes ritmos. En Valencia, que no hemos tenido un desborde de los sistemas sanitarios (las UCIs no han llegado a desbordarse, hemos podido atender toda la situación con los recursos del hospital), estamos al final de la famosa curva, terminando la epidemia.
Pero hay otros sitios aún colapsados. Cuando en algunas regiones habían alcanzado el pico en otras estaban subiendo. En general estamos en la mitad del descenso y en algunas regiones tocando el fondo. Por decirlo técnicamente, en fase de clara desaceleración.
Hay que retomar una forma de vida más natural, de menos aglomeraciones, de un ritmo más pausado
P. Pero los datos diarios siguen apuntando a entre tres mil y cinco mil nuevos casos de coronavirus al día. Y se sabe que estos casos son los que se contagiaron hace entre dos y tres semanas, cuando España ya estaba confinada. ¿A qué se debe que siga habiendo tanto contagio?
R. No es tanto que sean contagios nuevos como casos no detectados anteriormente. Hay repuntes por ejemplo por las residencias de ancianos –donde se está haciendo la prueba masivamente a los mayores-, por las pruebas a personal sanitario que tampoco se estaban haciendo, por los exámenes en centros de acogida, en centros de internamiento de inmigrantes...
Cuando hay un gran incendio hay un momento en el que todo arde. Luego hay brasas, pero los bomberos no lo dan por apagado porque esos rescoldos pueden volver a arder. Las residencias y los trabajadores de la sanidad son esos rescoldos
Esto se entiende bien con un símil: cuando hay un gran incendio hay un momento en el que todo arde. Luego hay brasas, pero los bomberos no lo dan por apagado porque esos rescoldos pueden volver a arder. Las residencias, centros de internamiento y colectivos muy concretosr son esos rescoldos.
Además, hay que tener en cuenta dos cosas más:
- el aumento de muestras: las comunidades empiezan a hacer test de coronavirus de forma masiva.
- los laboratorios estaban saturados y había retraso en el análisis. Ahora están saliendo a la luz casos de muestras que se habían congelado en los laboratorios porque no se daba abasto para analizar tantas PCR. Son casos de, a lo mejor, hace dos semanas o tres.
Y un último ejemplo: en Valencia en los últimos días en el hospital Clínico solamente hemos tenido dos casos considerados de nuevo contagio, que eran dos trabajadoras de un supermercado.
P. De acuerdo, ¿y qué se puede hacer para terminar de bajar la curva?
R. Hay varias fases que tenemos que pasar para controlar la epidemia:
- Hacer la encuesta serológica que ha anunciado el ministerio para saber quiénes han tenido el virus y cuánto se propaga.
- Preparar el sistema sanitario: Que los servicios de atención primaria estén reforzados, que los servicios de salud pública estén preparados para posibles nuevas oleadas
- Medidas sociales, en el trabajo: turnos, no aglomeraciones, a casa si tienes fiebre…
Esta fase de transición nos llevará a que no haya tantos casos y poco a poco volverá la normalidad.
P. Y eso, ¿cuándo será?
R. Me arriesgo a decir que la bajada puede ser rápida. En abril agotamos los casos que hay, en mayo verificamos con datos que ya no hay más transmisión comunitaria… Así, ya tenemos el escenario de mayo con casi nula transmisión comunitaria, pero sabemos que puede seguir habiendo casos en esos reductos: puestos de trabajo, residencias, sanitarios. Siendo así, calculo que en junio podríamos abrir los colegios, ver si no aumentan mucho los casos y a mediados de junio estar haciendo vida normal.
En abril agotamos los casos que hay, en mayo verificamos con datos que ya no hay más transmisión comunitaria… En junio podríamos volver a la normalidad
Pero cuidado, hay que poner entre comillas esa vida normal. No podemos volver a la vida normal de ayer, hay que volver a la de antesdeayer. Una vida más natural, de menos aglomeraciones, de un ritmo más pausado. La vida de generaciones anteriores, de nuestros abuelos.
P. Y entonces, ¿podremos olvidarnos del SARS-CoV-2 o será un virus estacional más?
R. Eso aún no se sabe, pero sí que podemos esperar un segundo brote. Estamos en una fase de transición en la que tenemos que aplicar las medidas de contención que no han funcionado. Pero antes tenemos que tener información: hay que saber quiénes han pasado la enfermedad, que perfiles tienen posibilidades de tenerlo otra vez… estudios para saber el nivel de transmisión y a partir de ahí cambiar de mentalidad.
P. ¿En qué sentido?
R. Tenemos un ejército preparado por si viene una guerra y no somos capaces de tener un ejército de salubristas, epidemiólogos y médicos por si viene un problema de este tipo.
Tenemos un ejército preparado por si viene una guerra y no somos capaces de tener un ejército de salubristas, epidemiólogos y médicos por si viene un problema de este tipo
Ahora, epidemiológicamente hablando, estamos parecido al principio. Cuando estábamos en la famosa fase de contención queríamos detectar todos los casos posibles, aplicar medidas preventivas, estudiar cada caso por contactos etc… volvemos a estar en esa fase, pero ahora con la evidencia de los fallos que ha tenido el sector de la salud pública.
Ahora sabemos qué se ha hecho mal y tenemos la posibilidad de tener la vigilancia epidemiológica activa. Hay que dotar de recursos humanos, que es lo más importante, al sistema sanitario para ser capaces de detectar cualquier problema sin esperar que lleguen al hospital.
Es necesario un cambio de mentalidad social: no hay que ir a trabajar si tenemos fiebre, ni llevar a los niños al colegio. Y educacional: toser en el codo, en el lavado de manos.
Hay que volver a poner en valor la atención primaria, los servicios de salud pública. Para que, por ejemplo, cuando se detecte un aumento de casos de virus respiratorio en un colegio que la atención primaria pueda dar la alerta. Y por supuesto no hay que ahorrar: hay que tener más respiradores, más camas de UCI y más material preparado.
Y a eso añadirle un cambio de mentalidad también social: no hay que ir a trabajar si tenemos fiebre, ni llevar a los niños al colegio. Y educacional: educar en prevención de la salud, en toser en el codo, en el lavado de manos.