La lucha de "Super Elsa": entró en el hospital en la primera ola y acaba de salir, 315 días después, en la tercera


Ha estado diez meses ingresada en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, la mitad de ellos en la UCI
Esta paciente, de 52 años, es la que más tiempo ha pasado en este centro hospitalario por el coronavirus y sus secuelas
Llegó al hospital en la primera ola, en medio del caos. Y no ha sido hasta la tercera cuando ha podido recibir el alta. 315 días después de su ingreso, Elsa se ha marchado del hospital entre lágrimas de felicidad. En parte, por el enorme sentimiento de gratitud que siente hacia los sanitarios que han estado a su lado, día tras día, en la lucha hacia la vida.
La historia de esta mujer de 52 años ha dejado huella a los profesionales que la han atendido en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Elsa, "Super Elsa" para los sanitarios que la han conocido, se contagió con coronavirus en el mes de abril de 2020. “Estábamos preparando un viaje de fin de semana y lo tuvimos que anular porque caí. Pensé, bueno, a ver si hacemos algo en Semana Santa”, recuerda justo antes de salir del hospital. Pero el día 7 tuvo que ingresar en este centro madrileño. Su situación se fue complicando y, a los quince días, tuvo que ser trasladada a la UCI.
Allí, en la unidad de críticos, permaneció hasta el mes de septiembre, la mayor parte del tiempo sedada y con ventilación mecánica. “En septiembre me di cuenta de que había pasado la Semana Santa y el verano, de que había terminado el curso de mi hija”, relata emocionada entre lágrimas.
El caso de Elsa ha sido de extrema gravedad por las complicaciones derivadas del coronavirus y las patologías previas que padecía, un linfoma no Hodgkin. Llegó a sufrir un infarto cerebral y distintas infecciones. “Esto parece que es un milagro después de tanto tiempo. Estuve muy malita”, reconoce.
A casa con ilusión y con miedo
Pero su capacidad de lucha y su fuerza, junto a un despliegue de profesionales sanitarios que se han implicado en sus cuidados, le han permitido regresar a casa. Se marcha con una mezcla de ilusión por volver junto a su marido y su hija, pero, también, de miedo. En el hospital, dice, se sentía muy protegida. “Me daba miedo estar sin los enfermeros, porque aquí están pendientes de mí y en casa no los voy a tener”, explica. “Pero ahora ya lo he asimilado y tengo unas ganas locas. No sé cómo va a ser el regreso. Pero como en casa, en ningún sitio”, ha añade.
A lo largo de su estancia en el Hospital Gregorio Marañón, Elsa ha recibido los cuidados directos de más de 300 sanitarios. Profesionales de enfermería, celadores, técnicos en cuidados auxiliares de enfermería, fisioterapeutas y médicos de los servicios de Medicina Interna, UCI, Enfermedades Infecciosas, Neumología, Rehabilitación, Psiquiatría, Endocrinología, Neurología y Hematología, entre otros, se han encargado de su recuperación. “No tengo ninguna queja. Siempre hay algún sargento que otro, nadie es perfecto… Pero por lo general han estado muy atentas y cariñosas conmigo”, bromeaba antes de marcharse. Y para ejemplo, su enfermera de Salud Mental, Sofía Martínez, quien hasta le tiñó el pelo para que estuviese perfecta en su despedida.
Elsa ha sido la paciente que más tiempo ha estado ingresada en el Hospital Gregorio Marañón por coronavirus y las secuelas derivadas de esta enfermedad. Por eso, su marcha no podía ser una más. Elsa fue despedida entre aplausos por una representación del personal del hospital que la ha atendido. La banda sonora de su adiós ha sido el 'cumpleaños feliz'. Porque este miércoles, Elsa celebrará su 53 años. Lo hará, por fin, en casa y con su familia.