Marcos, el joven sordo que lucha para que en la administración se usen mascarillas transparentes


Lleva años detrás de campañas para lograr ayudas que mejoren la vida de personas con dificultades auditivas
Se quedó sordo a los cinco años tras un sarampión que se complicó
Quiere que en los organismos públicos al menos una de las personas que atiende lleve una mascarilla accesible que facilite la comprensión a los que no oyen bien. Y para lograrlo ha iniciado una campaña de movilización popular. Un campo en el que se maneja bien.
Porque a sus 45 años Marcos Lechet (Toledo, 1972) es todo un experto en causas difíciles que no desesperadas. Pese a luchar solo, sin ayudas ni asociaciones de apoyo, ha logrado que se lleven a cabo algunas de las iniciativas que ha emprendido como la homologación de las mascarillas transparentes o que se regule el precio del mantenimiento de los implantes cocleares (IC) como el que lleva. Un pequeño aparato insertado en su cabeza que le devolvió al mundo sonoro del que fue expulsado cuando a los cinco años un sarampión mal curado le dejó sordo total.
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"Me volví activista por las circunstancias de esta vida, lo de los implantes cocleares era un tema que a penas se trataba en España, contribuí mediante manifestaciones, comparecencias en Sanidad, reuniones con políticos y hasta con el presidente del Gobierno. Lo hice con mis propios medios, más con corazón que recursos", explica Lechet a NIUS a través del móvil con mensajes y audios de voz gracias a que su implante le permiten comunicarse sin problema.
Estos pequeños dispositivo electrónicos se colocan quirúrgicamente debajo de la piel y restablecen de algún modo la audición de las personas con ciertos tipos de sordera. La sanidad pública cubre el primer implante pero hasta que Marcos no inició su campaña no cubría nada más.
"Se hizo una marcha en Madrid, una campaña en Change.org y al final se logró mejoras en la cobertura", aclara.
Todo empezó con un implante roto y unas lágrimas
A Marcos se le había roto un cable de su aparato y no tenía dinero para asumir los 200 euros que le costaba arreglarlo. Una impotencia que le sumió en desesperación cuando se dió cuenta de que no oía el llanto de su hijo Eloy de tres años.
Por Eloy, por esas lágrimas del niño y por las suyas al verse perdido emprendió una campaña de recogida de firmas en Change.org con la que logró que el Ministerio de Sanidad se comprometiera a hacer asequible el mantenimiento de los IC ampliando la cobertura ortoprotésica.
"Todavía queda mucho por lo que luchar pero fue un inicio", comenta Lechet.

Un inicio de reivindicaciones como la que ahora le lleva loco. "Al principio de la pandemia el mundo se olvidó de las personas sordas. Nos sentimos muy solos por culpa de las mascarillas opacas. Nosotros somos muy visuales, necesitamos ver los labios, los gestos faciales para poder comunicarnos", aclara.
Somos muy visuales, necesitamos ver los labios, los gestos faciales para poder comunicarnos
Lo primero que puso en marcha fue una campaña para conseguir que se homologaran las mascarillas accesibles que permiten la lectura labial. Y de nuevo lo consiguió. No solo se reunió con Alberto Garzón, ministro de Consumo, también con científicos.

El BOE de febrero ya recoge las características que deben cumplir estas mascarillas accesibles y desde el CSIC se ha creado una mascarilla que desactiva cualquier virus y bacteria a la vez que, gracias a una ventana transparente, posibilita la lectura labial.
"Este año ha sido un año muy difícil para las personas que no oímos bien, muchos se han quedado en sus casas porque les agobiaba salir a la calle y no ver las caras. Y no solo nos ha pasado a las personas que no oímos bien, también a los mayores o personas con el espectro autista", cuenta Marcos contento de que políticos y científicos le hayan escuchado. "Presenté hace unos días en Valencia con el CSIC esta mascarilla inclusiva que está muy bien, pero claro ahora hay que conseguir que se use".
Por eso continúa su lucha. "Siempre hay algo más que reivindicar".
La campaña que pide que se lleve mascarilla accesible en organismos públicos
Su empeño ahora es acabar con la soledad que se siente ante una mascarilla opaca cuando necesitas atender y por distintas circunstancias necesitas ver bien la cara. Tanto en colegios como en hospitales o cualquier organismo público.
"He creado una petición para que al menos una persona lleve una mascarilla inclusiva. Si vas a Hacienda, por ejemplo, y el que te atiende lleva una mascarilla opaca no sabes sus emociones, no sabes si te está sonriendo o está enojado. Además de que las mascarillas no accesibles atenúan el sonido y no te llega bien aunque lleves implante", explica.
Cuando su nueva campaña en Change.org alcance las firmas necesarias viajará desde Telde (Gran Canaria) donde vive a Madrid para reunirse con quien haga falta. "Ya me conocen", comenta con sorna tras confesar que irá solo.
Siempre va solo, y se costea todo solo, los viajes y sus luchas. "Es duro y empiezo a estar cansado", reconoce emocionado tras confesar que sus padres le dicen que lo deje, pero que no puede. Lo hace por Eloy, que ya tiene 12 años y por todas esas personas que le escriben para darle las gracias.
Su lucha ha sido reconocida eso sí por la revista Forbes que le ha incluido en su lista de "Las otras 100 mayores fortunas de España" donde se reconoce "no a quienes destacan por la fortuna que acumulan, sino por la que procuran a los demás", explica la revista.
Personas que como Lechet decidieron pensar y actuar para mejorar la vida de otros. Un reconocimiento que a Marcos, nos cuenta, le ha emocionado.