"Llegamos a hacer mil pruebas al día, 24 horas al día": el ritmo frenético de los laboratorios del COVID-19

Con turnos de 24 horas los laboratorios se organizan para hacer cuantas más PCRs mejor
Cada PCR implica unas cuatro o cinco horas de trabajo
Lleva menos de un año dirigiendo el servicio de Microbiología y Enfermedades Infecciosas del hospital Gregorio Marañón, uno de los más afectados por el coronavirus. "Menudo estreno", le comenta NIUS. pero Patricia Muñoz sorprende con una voz entusiasta: "Estoy muy orgullosa de cómo está trabajando el equipo". Un equipo que ha llegado a hacer mil pruebas de coronavirus (PCRs) en un día, sin parar de trabajar en 24 horas.
Es uno de los hospitales de España que más pruebas de detección del coronavirus hacen. Ayer 899, "el 52,3% positivas", apostilla Muñoz. A 31 de marzo el servicio de Microbiología del Gregorio Marañón ha realizado 14.764 muestras y diagnosticado a 7.263 madrileños. Han reforzado el servicio con administrativos que les ayudan con los trámites, sobre todo con los pacientes que no son de su hospital, y de los cuales hay que transcribir toda la historia clínica a mano. "Ahora mismo somos una orquesta perfectamente afinada", explica Muñoz orgullosa.
Del caos inicial al orden sin descanso
En el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda otra mujer, Paquita Portero, contesta a las preguntas de NIUS desde su casa, aislada por dar positivo en una de esas pruebas que ella hace. También es jefa de Microbiología, y está "angustiada por no poder estar trabajando, es desesperante".
Para ella son prioritarias las pruebas a sanitarios. Para que puedan reincorporarse a sus puestos de trabajo, y para que no sean transmisores del virus. El mes que llevan realizando pruebas de coronavirus les ha hecho aprender y ser más eficientes: "En un momento dado nos dimos cuenta de que los graves la radiografía de los pulmones de los pacientes graves era clarísima, no merecía la pena hacer una PCR que era siempre, indefectiblemente, positiva por COVID, y cuyo resultado se podía diagnosticar con la pruea de rayos", comenta.
Así que hacen todas las pruebas que les llegan, unas 250 al día, pero priorizan: Las pruebas de diagnóstico deben centrarse en los pacientes de atención primaria que están en su casa, porque conviven con sus familias, y en el personal sanitario. Eso es importantísimo para saber cuándo pueden reincorporarse a su puesto de trabajo", insiste.
En el Gregorio Marañón también tienen claras las prioridades:
- Las UCIs dudosas.
- Las urgencias
- La gente que está en casa.
Pero, como con todo lo relativo al coronavirus, hay algo que está cambiando las prioridades: los pacientes de los hoteles o de Ifema. "Hemos detectado otra prioridad: los que van a ser trasladados a Ifema o los que se van de alta de los hoteles medicalizados a su casa. Esta gente necesita saber a ciencia cierta si son PCR positivos. Los de Ifema para que el personal de allí sepa dónde tienen que instalarlos y los que se van a casa desde los hoteles para saber si tienen que estar aislados", explica Patricia Muñoz.
Unión por encima del estrés
Es la tónica en las entrevistas a sanitarios y personal de la sanidad: el coronavirus les está uniendo. Se está trabajando a destajo en todos los hospitales, centros de salud, consultas telemáticas... Pero cuando se les pregunta por el estado de ánimo, tras destacar el cansancio destacan la unidad y la cooperación.
Paquita Portero explica que hay tanto trabajo que a veces el material tarda en llegar, y mientras tanto "nos coordinamos entre hospitales. "Nos hemos prestado reactivos que por ejemplo le faltaba a uno pero otro tenía… La cooperación ha sido muy positiva", afirma
En el Gregorio Marañón Patricia Muñoz reconoce que tienen momentos muy duros: los que afectan a sus compañeros directos. "Acaba de fallecer el padre de un compañero, otro tiene a sus dos padres ingresados… pero estamos juntos y fuertes. Y eso nos ilusiona", afirma. Y añade: "hay una unión en el equipo como nunca había habido. Hoy por hoy somos un hospital mejor que antes del coronavirus", se emociona.
Las dos jefas de servicio cuelgan tras diez minutos de conversación. Una para seguir trabajando sin parar, y la otra para intentar recuperarse cuanto antes y volver al hospital. A unos laboratorios que trabajan 24 horas para diagnosticar lo más posible.