Insomnio, tristeza y conflictos éticos: las secuelas de la COVID-19 en los médicos internistas

Según una encuesta mensual realizada por la Sociedad Española de Medicina Interna, el 52% de los internistas se han enfrentado a dilemas éticos en su labor en los últimos meses
El 68,1% manifiesta haber sentido impotencia y el 67,5% haber sufrido episodios de insomnio
6 de cada 10 reconoce haber sentido tristeza y un 43,3% haber sufrido alteraciones en sus hábitos de alimentación
El pico de contagios y las víctimas mortales que ha traído la pandemia del coronavirus ha dejado a los profesionales sanitarios ante una situación inédita en los hospitales, que les ha dejado sobrecargados de trabajo y afectados por los colapsos en los centros. Las consecuencias físicas y psicológicas y los dilemas éticos a los que se han enfrentado durante esta crisis ha provocado que el 52% de los médicos internistas en España aseguren haberse enfrentado a conflictos éticos en su labor de atención a pacientes durante los últimos meses.
Es una de las principales conclusiones de la 'Pregunta SEMI del mes' de mayo, una encuesta periódica mensual que la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) realiza entre sus socios y que, en esta ocasión, ha contado con la participación de 902 profesionales.
Impotencia, insomnio y triteza, las principales secuelas
Asimismo, la dura situación vivida en los hospitales y la presión asistencial ha afectado directamente al bienestar físico y emocional de los internistas, especialistas que han atendido, en primera línea, a 8 de cada 10 pacientes COVID-19 no críticos hospitalizados.
Tanto es así que el 68,1% de los participantes en esta encuesta manifiesta haber sentido "impotencia" y el 67,5% refiere haber tenido episodios de insomnio o haber dormido peor de lo habitual. Además, casi 6 de cada 10 especialistas reconoce haberse sentido "triste y abatido", 59,2%. Un 47,9% también admite haber tenido "menos capacidad de concentración para disfrutar de actividades de ocio" en su tiempo libre como, por ejemplo, leer o ver una película.
Por otro lado, 43 de cada 100 internistas (43,3%) también reconoce que la situación vivida como consecuencia del COVID-19 en los hospitales ha influido directamente en sus hábitos de alimentación, ya que manifiestan haber "comido menos o más de lo habitual".