La paradoja de Sudáfrica, castigada por "salvar muchas vidas" de ómicron


La primera muestra conocida de ómicron se tomó el 9 de noviembre. En pocas semanas se ha secuenciado y se ha ofrecido información
Con el inicio de la pandemia se criticó a China por tardar en informar. Sudáfrica ha sido elogiada
Sin embargo, ha recibido el castigo global de las restricciones aéreas
Las primeras muestras de pacientes infectados con la variante ómicron fueron tomadas entre los días 9 y 20 de noviembre. Se analizaron en pocos días. El día 25, la existencia de la nueva variante ya era noticia. El día 26 la OMS la declaraba variante de riesgo. Antes de esa declaración oficial de la agencia de la ONU, ya había comenzado la cadena de restricciones aéreas con varios países de África.
El inicio de los contagios por SARS-CoV-2 en China fue un mal ejemplo que puso de manifiesto la primera lección de la pandemia: es necesario tener información rápida y transparente. La llegada de la ola a Europa, trajo la segunda lección: una vez que hay información, hay que tomarla en cuenta y prepararse.
El ejemplo de Sudáfrica
El caso de Sudáfrica resulta paradójico. Ha ofrecido la información, hasta donde se sabe ahora, con rapidez y transparencia. Sin embargo, lo primero que ha recibido a cambio es la penalización de las restricciones de vuelos. Mal incentivo para el siguiente país que se vea en una situación similar. Por otra parte, ¿de qué sirve esa información si no es para adoptar algún tipo de medida de protección?
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha encarnado esta paradoja. El viernes a primera hora anunciaba que ya se estaba coordinando con los países europeos para detener el transporte aéreo con los países del sur de África relacionados con el brote de ómicron. En algunos de ellos ni siquiera había entonces ni hay a día de hoy casos de esta variante.
Este lunes, la misma Von der Leyen ha destacado que Sudáfrica es un ejemplo de transparencia y que ha contribuido a "salvar muchas vidas" al "permitir una rápida respuesta a nivel global". Esa idea de globalidad no cuadra con la que tiene en mente el Gobierno sudafricano, que considera que está siendo castigado. "La excelencia en la ciencia debe ser aplaudida, no castigada", afirman desde el Ministerio de Exteriores. El país ha realizado un gran esfuerzo durante la pandemia para ser capaz de secuenciar muestras de virus y detectar variantes con rapidez.
Castigo desigual
Se quejan además del distinto rasero para adoptar estas medidas. Casos de ómicron hay en varios países europeos. Ninguno de ellos se está viendo de momento perjudicado por una restricción de vuelos y en algunos casos, como sucede, en Escocia, hay indicios de que no se trata sólo de casos aislados, sino de que hay transmisión comunitaria de ómicron. Ahora bien, en Sudáfrica han pasado de 500 contagios diarios de media a 2.800 en una semana.
La respuesta a la paradoja de Sudáfrica en este episodio no es sencilla. Pero vuelve a remitir a la necesidad de tener una idea global de cómo combatir una pandemia. Cómo cuando se hace referencia a que no basta con que los países ricos se vacunen si quedan desprotegidos los más pobres y pueden ser el origen de una nueva variante. ¿Puede una pandemia tener microsoluciones?