Primer día de compras sin cita previa en Galicia: “La gente está animada, tenemos esperanza”

Los establecimientos de menos de 400 metros cuadrados han podido abrir las puertas a todos los clientes en los territorios que han pasado a la fase 1
La gente ha ido entrando a cuenta gotas, pero la respuesta ha sido buena: “vemos que hay interés por venir a comprar”
Para evitar contagios, los locales cuentan con rigurosos protocolos para desinfectar las prendas después de ser probadas
El teléfono no para de sonar en la tienda de Sabela. “Nos llaman para saber si tienen que venir con cita y ya les decimos que no”, afirma. Porque este lunes, en las provincias que han pasado a la fase 1, los comercios de menos de cuatrocientos metros cuadrados ya pueden abrir sin cita previa. Eso sí, siempre y cuando no superen el 30% del aforo y con prioridad para los mayores de 65 años. “Aquí entran de una en una”, recalca la dueña de esta céntrica tienda de ropa de señora de Lugo.
A pesar de que las puertas vuelven a estar abiertas, basta con poner un pie dentro de negocios como este para ver que las cosas han cambiado mucho. Ahora, al saludo inicial le sigue una desinfección de manos con gel hidroalcohólico. En esta tienda hay un bote en la misma entrada. Sabela también ofrece a las clientas guantes y mascarilla aunque, según dice, ninguna la ha necesitado. “Todas la traían puesta de casa”, puntualiza.
Es en el probador donde los cambios son más evidentes. Dentro hay gel, pañuelos y una papelera con tapa para que las clientas puedan tirar los guantes o la mascarilla. La alfombra de pelo se ha sustituido por otra desechable. Si hay que coger los bajos, dependienta y clienta tienen que llevar mascarilla. “Nosotras también nos ponemos pantalla protectora”, explica Sabela Belda.
Una vez que las clientas se prueban la ropa, todas las prendas que no se llevan se cuelgan en un perchero y se ponen en cuarentena. Nadie más puede probárselas hasta que hayan pasado 48 horas. Para más seguridad, le pasan la vaporeta a una temperatura de entre 80 y 100 grados.

Para ser el primer día, Sabela está satisfecha. “A los cambios es a algo a lo que nos tenemos que acostumbrar. Lo que más nos alegra es que vemos que hay interés por venir a comprar. La gente está animada, tenemos esperanza”, comenta.
Los clientes entran, pero con prudencia
Noelia tiene una tienda de lencería y moda de baño en Vigo (Pontevedra). La afluencia no es la que era antes de la crisis. Pero, según dice, no puede quejarse. A lo largo de este primer día de puertas abiertas, los clientes han ido llegando a cuenta gotas. “Entran, pero con mucha prudencia”, comenta Noelia Pazó a NIUS.

Todos los que acceden al local deben desinfectarse las manos con gel. Son las dependientas y no los clientes los que cogen los productos antes de pasar al probador. Todas las prendas que el cliente decide no comprar se van al almacén. Allí son perchadas con la fecha en la que el cliente se la probó. No pueden salir de allí hasta pasadas 48 horas. “Queremos, además, instalar un sistema de desinfección con luz ultravioleta”, comenta Pazó.
A lo largo de la mañana han pasado por la tienda seis clientas habituales. Todas, menos una, llevaban mascarilla. “Si tenemos que coger un tirante o un contorno, clienta y dependienta tienen que llevarla puesta”, comenta.
Noelia está segura de que, gradualmente, la gente volverá a salir de compras. “Lo que más miedo nos da es que haya que volver hacia atrás. Un nuevo parón sí que sería mortal”, concluye.