Raquel, enfermera de Urgencias: “Hay momentos en los que hay que elegir a quién salvar antes"


Raquel Romo es enfermera en Urgencias en el Hospital Regional de Málaga y hace un llamamiento a la población para que sea consciente de la dramática situación que están viviendo en los centros sanitarios
Raquel es enfermera en Urgencias en el Hospital Regional de Málaga. Empieza su turno. Por delante, 14 horas de trabajo a destajo. Como el resto de sanitarios de este país, lleva meses sufriendo la presión hospitalaria, pero la alta incidencia de los últimos días, los tiene desbordados. “No hay manera de parar esto. No tiene fin”, se lamenta a NIUS.
Esta profesional que lleva más de 20 años dedicada a su vocación, la de cuidar enfermos, hacía un llamamiento desesperado, hace unos días, en la puerta del hospital. Entre lágrimas, pedía a los ciudadanos tomar conciencia de la gravedad de la situación.
Dura justo 1 minuto y tienes que oírla. Es Raquel, enfermera del hospital de Málaga.🙏🙏🙏 pic.twitter.com/IY3h61nVHF
— Toni Martín (@toni_miglesias) January 29, 2021
“La gente no se da cuenta hasta que le toca. Cuando lo vives es cuando, realmente, piensas: Dios mío, ¿esto qué es? Padres, madres, hermanos. Aquí cae todo el mundo. Familias enteras”, se lamenta. Hace unos días, nos cuenta, su compañera perdía a sus padres, con apenas una hora de diferencia.
Raquel reconoce que no dan abasto. “Cuando el hospital está colapsado, a lo mejor llega alguien grave y no hay sitio. A lo mejor es tu hija o tu madre y dices, pero ¿cómo que no hay sitio? Pues eso puede ocurrir”, señala la sanitaria que explica que, en Urgencias, tienen que seguir atendiendo las patologías normales de cada día y, además, los que llegan con sintomatología covid. “Son pacientes que se deterioran muy rápido y necesitan atención urgente”, apunta.
“En la ultima guardia tuve un infarto, un aneurisma de aorta, un ictus y ademas intubar a dos personas con covid. ¿Qué ocurre? Que el del ictus tiene que esperar y un ictus no puede esperar”, denuncia. “Al final, hay que decidir quién es el que está peor, quién va primero. Eso es muy duro”, nos explica Raquel que asegura que hacen lo indecible por salvar la vida de todos. “Nos dejamos la piel cada día y, al final, la mayoría sale”.
Pero ella lo tiene claro. “No somos superhéroes, somos personas”, dice. Y la tercera ola les pesa. “Este es el peor momento desde que empezó todo. Ahora ya sabemos a lo que nos enfrentamos. ¿Sabes lo que es haber desmontado el hospital para volver a montarlo porque, de nuevo, suben los casos?”, se pregunta.
“Cuando ya nos habíamos recuperado un poco, cuando volvían las especialidades a cada sitio, las consultas, otra vez a desmantelarlo todo, convertir la cafetería en planta covid”, señala. Y lo peor, dice, es que se quedan cortos. “Si abrimos más sitio, ¿con qué personal? Nos tenemos que dividir. Vamos a marcha forzada, según las circunstancias. Cada día, es un sin vivir por ver con qué te encuentras”, se lamenta.
Esta sanitaria, convive a diario con la muerte, por eso, dice, valora mucho la vida. “Intento ser lo más positiva posible y seguir adelante. Pero hay momentos en los que te vienes abajo. La gente está muriendo sola”, recuerda y confiesa que nunca olvidará a esos pacientes que, en sus últimos minutos de vida, te piden que les des la mano. “Por favor, no te vayas, quédate a mi lado, me dicen. Y yo me he quedado el tiempo que ha hecho falta, dándoles cariño y apoyo”, aunque sea a través del EPI. “Ya no es darle un medicamento o poner un ventilador”, dice Raquel, “es tener a alguien a tu lado cuando sabes que te vas”.