Rusia ensaya una vacuna contra la covid para animales domésticos, incluidos los visones


La vacuna rusa comenzará su proceso regulatorio en febrero tras concluir los ensayos clínicos en enero
La industria peletera considera el fármaco una tabla de salvación que evitaría el sacrificio de millones de animales, como ocurrió en las granjas de visión en Dinamarca
Mientras el mundo se prepara para recibir la vacuna del coronavirus, Rusia ensaya una vacuna que impedirá que los animales domésticos y de granja contraigan el SARS-CoV2. Será una versión de la Sputnik V, que ya ha comenzado a suministrar a humanos, pero pensada para conejos, gatos, perros y otros animales, como los visones, las civetas o los hurones, animales con más probabilidades de resultar infectados.
El fármaco está en fase de desarrollo y se espera que en febrero de 2021 comience el proceso regulatorio de las autoridades sanitarias rusas. El proceso de elaboración de la vacuna se inició en primavera, impulsado por el Centro Federal de Sanidad Animal, que en aquella fase de la pandemia ya había constatado las posibilidades de transmisión del virus de humanos a animales.
Los ensayos clínicos concluirán en enero para después dar paso al proceso administrativo que desembocará previsiblemente en su aprobación durante el primer trimestre de 2021, según Yulia Melano, del Centro de Sanidad Animal.
Industria peletera
Rusia confía en que la vacuna tenga un gran potencial comercial, después de que la Organización Mundial de la Salud alertara de la capacidad de transmisión del SARS-CoV2 de humanos a animales domésticos. Esta transmisión ha provocado el sacrificio de 17 millones de visones en países como Dinamarca, donde varias granjas habían registrado brotes causados por el contagio de animales.
Para la industria peletera de Rusia la vacuna podría ser una tabla de salvación, pues el temor a contagios masivos, como los registrados en Dinamarca tendría serias consecuencias económicas para el sector. Se calcula que el comercio de pieles mueve en el mundo 22.000 millones de euros al año.
El sacrificio de millones de visones en Dinamarca, principal exportador mundial, ha elevado los precios hasta un 30% en Asia, según la Federación Internacional de Peletería (IFF, por sus iniciales en inglés).