“La mayoría de las infecciones se producen principalmente por contacto cercano y exposiciones prolongadas a las gotas respiratorias que contienen el virus, así como por la inhalación de aerosoles con partículas virales en suspensión y el contacto directo o indirecto con secreciones respiratorias infectadas”. Lo leemos en el documento aprobado tras el Consejo Interterritorial de Salud entre el Ministerio de Sanidad y las CC.AA del pasado día 22, que establece cómo ha de ser la respuesta coordinada frente a la covid-19.
La inhalación de aerosoles con partículas virales en suspensión aparece al mismo nivel que el contacto cercano y la exposición prolongada a las gotas respiratorias. Algo que rompe con la postura mantenida por Sanidad hasta ahora, mucho más estricta con los aerosoles, alineada siempre con el criterio de la OMS: los aerosoles son una vía de transmisión, sí, pero sólo en determinadas circunstancias (hospitalarias), y en ningún caso son una vía importante de contagio.
Este cambio de postura llega en un momento en que el consenso científico al respecto ya es incontestable. La carta publicada en Science a principios de octubre, en la que varios científicos hablan de “evidencias abrumadoras” de que este coronavirus se propaga por el aire, supuso un antes y un después. Mediáticamente hablando, los aerosoles comenzaron a ocupar titulares, y junto a ellos, los llamamientos de expertos a evitar -y si no se puede, ventilar bien- los espacios cerrados.
Pero la situación no es fácil para los responsables sanitarios. Porque aceptar la importancia del contagio por aerosoles supone asumir que “en interiores no hay distancia segura”. Es decir, que la recomendación de los dos metros, en lugares cerrados y poco ventilados, no es suficiente. Y eso, claro, implicaría un cambio en las medidas a tomar en los lugares cerrados. Así lo advertía en NIUS, hace unas semanas, el profesor de la Universidad de Colorado y experto en aerosoles José Luis Jiménez.
El cambio de postura no sólo lo constatamos en los documentos oficiales del ministerio, también en las comparecencias de sus responsables, el ministro Salvador Illa o el coordinador de esta crisis sanitaria, Fernando Simón. Y en sus redes sociales. Desde hace unos días, insisten mucho en la ventilación como medida preventiva, lo que implica asumir la importancia del contagio por aerosoles.
En un tuit de Sanidad de este mismo lunes, sobre la campaña dirigida a los jóvenes #EstoNoEsUnJuego, “ventilar” aparece como la tercera recomendación. Por detrás de la mascarilla y de reducir el contacto social, pero por delante de lavarse las manos y mantener la distancia.
En otro tuit del pasado día 23 sobre la comparecencia de Illa, leemos: “Este virus es serio, es importante seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias: mascarilla, ventilación, higiene de manos, distancia”.
Pero este cambio de criterio es muy reciente. Porque si retrocedemos unos días más, comprobamos que hace apenas una semana, el 20 de octubre, cuando Illa insistía en las claves para frenar al virus, todavía no hablaba de ventilación ni del riesgo de los lugares cerrados. "Reducir la movilidad y reducir los contactos”, decía el ministro. El tuit del ministerio añadía “higiene”, “mascarilla” y “distancia”. Nada más.
El cambio de postura lo constatamos también en las comparecencias de Fernando Simón, que hasta ahora ha negado reiteradamente la importancia del contagio por aerosoles. Ahora ya no lo niega, aunque sigue siendo un tanto ambiguo en sus comparecencias.
El pasado día 19, Simón se refirió al cierre de interiores como medida de prevención de contagios. “Todos sabemos que la transmisión en interiores es mucho más fácil”, decía. Al explicar las causas, se refería a los aerosoles, pero matizando: “En algunos casos muy concretos hay probabilidad de transmisión por aerosoles… / Eso no quiere decir que todos los interiores sean de alto riesgo: si la ventilación es adecuada…”.
En su intervención no quedó claro si apoyaba o descartaba esta medida. “Es posible que en una situación de alto riesgo, en bastantes de ellos se tenga que pensar mucho en la posibilidad de cerrarlos, cuando no se puedan garantizar todas las medidas de prevención”. Medidas entre las que, ahora, cita siempre la ventilación.
Pero a principios de este mes, el portavoz de Sanidad todavía decía que “no hay evidencias sólidas de que haya habido transmisión probada por aerosoles en medios sociales normales”. Al ser preguntado por la importancia de ventilar los espacios cerrados, Simón insistía en la tesis de la OMS: la vía aérea sólo está probada en circunstancias muy concretas. “Sí que sabemos que la hay cuando un médico está intubando a un paciente con la enfermedad. En situaciones de trato normal no tenemos una evidencia muy sólida”.
Ese día, sus declaraciones generaban polémica en Twitter. José Luis Jiménez, por ejemplo, le contestaba a través de esa vía, y no era el único. “Lo siento, Doctor Simón, pero la evidencia de transmisión por aerosoles es apabullante.
El hecho es que el portavoz de Sanidad en la crisis del coronavirus no se ha desmarcado en ningún momento de las tesis de la OMS, a pesar de que cada vez ha ido siendo mayor la presión científica para que este organismo internacional, y por tanto, las autoridades sanitarias, admitieran esta vía de contagio como relevante.
En julio, los periodistas preguntaban a Simón sobre la carta publicada por 239 científicos en la que pedían a la OMS que reconsiderara sus recomendaciones, teniendo en cuenta la relevancia de la transmisión aérea. Respondió así. “Sabemos que en alguna situación concreta, alguna de las hipótesis para explicar cómo se han producido transmisiones en sitios particulares, incluyen la posibilidad de transmisión por aerosoles. Hay alguna evidencia que implica esa posibilidad en el ámbito más comunitario, pero desde mi punto de vista, ahora mismo no es mucha ni es muy sólida”.
Aunque después, matizaba. “Es verdad que hay grupos que están proponiendo este mecanismo de transmisión como uno posible, si no clave, sí contribuyente a una parte de la transmisión”. Si sale una evidencia “un poco más sólida”, aseguraba, se tomarán nuevas medidas.
Ahora, en el documento del día 22 citado arriba, se hace hincapié en el mayor riesgo de los interiores. “La transmisión se ve favorecida en lugares cerrados, mal ventilados, con afluencia de muchas personas y donde no se observen las medidas de distanciamiento e higiene y prevención durante todo el tiempo, situación ésta en la que se ha demostrado que la probabilidad de contagio es muy superior a la que se produce de los espacios abiertos y bien ventilados”.
Pero no sólo se habla de la necesidad de ventilar, también se cita específicamente “hablar en voz alta” o “cantar” como ejemplos de acciones que suponen riesgo de contagio. Algo que sólo se explica si se admite el contagio por aerosoles.
Lo leemos en ése mismo documento, al hacer referencia a los brotes. “Casi una tercera parte se producen en el ámbito social, sobre todo en reuniones de familiares y amigos no convivientes, y en menor medida, en el ámbito laboral, principalmente en lugares cerrados, como puede ser en domicilios o espacios interiores, en muchos casos mal ventilados, donde se habla en voz alta, se canta y no se hace buen uso de la mascarilla o se realizan actividades donde es incompatible su uso continuo, como comer, beber o hacer actividad física”. Es una referencia clara a bares, restaurantes o gimnasios, lugares donde se han registrado algunos de los casos de supercontagio por aerosoles más importantes hasta la fecha.