Sanidad le quita la plaza de residente a una bióloga con glaucoma: "Se niegan a adaptarme el puesto de trabajo"


Año y medio después de aprobar la oposición, a Carmen Lafuente no le encuentran ubicación en ningún hospital debido a su discapacidad visual
Ahora ha recibido una carta del Ministerio donde se anuncia que "se inicia el proceso de pérdida de derechos de su plaza"
"Nadie me ha dado siquiera la oportunidad de meterme 15 minutos en un laboratorio para demostrar de qué soy capaz", ha dicho a NIUS
Carmen solo tiene 24 años pero ya sabe lo que es luchar para alcanzar sus metas. Fue campeona de España en esquí adaptado, tiene la carrera de piano, ha estudiado biología en la Universidad de Alcalá de Henares, y sacó el número 1 en la oposición al BIR (que es como el MIR de los médicos, pero para los biólogos), en el turno reservado a las personas con discapacidad. Y todo ello, a pesar de sufrir un glaucoma congénito, una patología que limita extremadamente su visión. "Veo muy poco, el porcentaje exacto no lo sé, pero creo que por debajo de un 5%", admite.
Experta en superar obstáculos se enfrenta a uno nuevo, que ha llegado en forma de carta y con remite del Ministerio de Sanidad. "Se inicia el proceso de pérdida de derechos de su plaza", dice la misiva que ha recibido. ¿La razón? "Hace año y medio que tenía que haber tomado posesión de mi plaza pero no he podido hacerlo, no por mi culpa, sino porque no han querido adaptar el puesto de trabajo a mi discapacidad", explica Carmen. "Y ahora quieren quitarme la plaza. No lo voy a consentir".
La historia viene de lejos. Tras aprobar el exámen, con excelente nota, en febrero de 2019, elige la especialidad de bioquímica clínica en el Hospital de Basurto, en Bilbao, porque piensa que es la más fácil de adaptar a su limitación. "Tiene mucha parte de informática y poca de manipulación, de cacharreo, que decimos los biólogos. No escogí otras donde se trabaja más con pipetas o con el microscopio porque soy consciente de mi problema", argumenta.
"Tenía que haber tomado posesión el 27 de mayo", añade, "pero decidí presentarme unos días antes porque entiendo que mi caso es especial y me pareció más correcto que me conociesen antes. Ahí empezaron todos los problemas", lamenta.
Hace año y medio que tenía que haber tomado posesión de mi plaza pero no he podido hacerlo, no por mi culpa, sino porque no han querido adaptar el puesto de trabajo a mi discapacidad
Una negativa tras otra
"La acogida del jefe de servicio de bioquímica clínica del Hospital de Basurto no fue nada buena", recuerda, "según empezamos a hablar todo eran problemas", explica. "Me decía, si no ves cómo vas a hacer esto, cómo vas a sacar el trabajo, cómo te vamos a adaptar tal o cual aparato. Yo intentaba proponer soluciones en base a cómo lo había resuelto en el laboratorio, mientras estudiaba la carrera, pero no quería escuchar".
"También me reuní con el servicio de informática del Hospital para pedir que adaptaran los programas que se manejan allí, para hacerlos accesibles a los lectores de pantalla que yo utilizo, y que me permiten manejarme como cualquier otra persona, pero tras aquel encuentro nunca más supe de ellos", cuenta.
Harta de una situación que no avanzaba, decidió buscar otra salida. "Pedí el traslado de plaza al Hospital Ramón y Cajal de Madrid, que ya conocía porque había hecho allí mis prácticas, pero el resultado fue igual de nefasto", avanza. "Aunque allí sí eran compatibles mis lectores de pantalla me ponen otras nuevas pegas y también me rechazan", cuenta entristecida.
A los residentes nos quieren para sacar el máximo trabajo posible, y si ven que vas a ser un poco más lento ya no interesas, no eres rentable
Los tiempos se agotan y Carmen empieza a impacientarse. Pide al Ministerio una solución, un destino. "Ya sea en bioquímica clínica o en otra especialidad, les digo que no me importa", pero no vuelven a ponerse en contacto con ella hasta esta carta en la que le informan de que van a quitarle la plaza. "Después me he enterado que hablaron con el servicio de inmunología del Hospital de Donosti para mandarme allí, pero también me rechazaron, en base a los informes de Basurto y del Ramón y Cajal, y sin dignarse siquiera a informarme, a hacerme una llamada", dice.
El argumento que recibe siempre es el mismo. "Ellos dicen que mi discapacidad es incapacitante para poder ejercer las funciones de mi puesto de trabajo, pero yo creo que lo que es incapacitante son sus medios de adaptación".
"Lo que es evidente es que a los residentes nos quieren para sacar el máximo trabajo posible, y si ven que vas a ser un poco más lento o vas a tardar más en realizar alguna tarea pues ya no eres rentable, ya no interesas", comenta. "Quizás si la ciencia tuviera más medios, más personal, no habría sucedido, pero esa es otra guerra".
Ellos dicen que mi discapacidad es incapacitante para poder ejercer las funciones de mi puesto de trabajo, pero yo creo que lo que es incapacitante son sus medios de adaptación".
Dispuesta a llegar a los tribunales
"Estoy indignada por muchas razones", admite. "No entiendo que me dejaran presentarme a un examen, que por cierto fue muy duro y estresante, duró 5 horas, si luego no iban a dejarme trabajar", añade. "Y que además lo adaptaran a mi discapacidad, permitiéndome hacerlo de forma oral y con una tele-lupa (una pantalla aumentada que me permite leer con facilidad) y que ahora suceda esto.
"En casos de discapacidad las pruebas médicas debían hacerse antes del exámen BIR, que te dijeran, "mire, usted tiene un grado de discapacidad muy alto y no puede presentarse porque no va a poder desempeñar su trabajo, pero nadie te advierte", apostilla.
No entiendo que me dejaran presentarme a la oposición si luego no iban a dejarme trabajar"
Se queja, también, de que el examen evaluó sus conocimientos teóricos y lo que ahora se pone en duda son sus aptitudes prácticas. "En todo este tiempo nadie me ha dado siquiera la posibilidad de meterme quince minutos en un laboratorio para demostrar de qué soy capaz", asegura.
Pero hay algo en todo esto que enfada especialmente a Carmen. "Que se llenen la boca con la palabra inclusión, que está tan de moda y queda tan bien en todos los discursos, porque mi caso demuestra que hay mucho camino por recorrer".
Y advierte. "He sido muy paciente, he respetado los plazos de la administración, pero estoy cansada de darme cabezazos contra una pared. Hasta aquí he llegado. Estoy dispuesta a llegar a los tribunales. Es mi plaza y voy a luchar por ella", concluye.