Seis barrios de Madrid que ponen en duda su estrategia: dos meses confinados y siguen a la cabeza de contagios


Seis zonas básicas de salud de Madrid no doblegan la curva de contagios pese a llevar dos meses con restricciones
El caso de estas áreas cuestiona la estrategia del gobierno de la Comunidad de Madrid
Es la zona más rica de España, con grandes fortunas viviendo en sus espaciosas fincas y chalets. La Moraleja, en Alcobendas (Madrid), es el barrio con mayor renta bruta de toda España, 214.276 euros por vecino. Y sus acaudalados habitantes llevan sin poder salir de él -excepto para trabajar o trámites legales, bancarios o médicos- desde el 23 de noviembre. Dos meses y medio confinados perimetralmente que no han servido para hacer descender los contagios: La Moraleja tiene una de las incidencias acumuladas más altas de todo Madrid y de España.
Pero no es el único caso. Otras cinco zonas básicas de salud -las unidades territoriales que utiliza la Comunidad de Madrid para delimitar restricciones de movilidad- llevan confinadas desde el 18 de diciembre y siguen liderando la tasa de contagios. Son:
- Andrés Mellado, en Chamberí.
- Aravaca, también en Madrid.
- Felipe II y Alcalde Bartolome González, en Móstoles.
- Getafe Norte, en el municipio de Getafe.
Se puede comprobar que su incidencia acumulada ha subido durante casi dos meses de restricciones en este gráfico, que utiliza datos del portal de datos abiertos de la comunidad de Madrid:
Ninguna de estas cinco zonas básicas de salud ha podido escapar de las restricciones en casi dos meses, porque han seguido siendo algunos de los barrios con más contagios de la Comunidad de Madrid. Pero, sobre todo, lo que llama la atención es que, a pesar de tener restricciones de movilidad, la tendencia de incidencia acumulada de casos de covid es ascendente. En algunos casos se observa cierta variación entre semanas, es decir han tenido lo que los expertos llaman una evolución en forma de dientes de sierra (con subidas y bajadas), pero en una curva a todas luces ascendente.
En definitiva, ocurre en ellas lo mismo que ha ocurrido en toda la región. Las zonas de salud de Madrid no son islas aisladas, sino que siguen el patrón del resto de la comunidad: cuando suben los casos en general, ellas tampoco son capaces de frenar sus curvas.
Hay que tener en cuenta que las restricciones a la movilidad en las zonas básicas de salud de la comunidad de Madrid impiden salir de ese área excepto para trabajar, ir a un centro educativo, a hacer trámites o al médico. Es decir, que solamente se limita la movilidad por ocio. Lo que no impide que lleguen a Madrid turistas extranjeros.

La limitación no ha sido así de forma continua desde el 18 de diciembre hasta ahora, porque en navidades las restricciones en las zonas básicas de salud quedaban sin validez los días señalados (24, 25 y 31 de diciembre y 1 y 6 de enero).
La Moraleja: condenada por los cambios de criterio de Madrid
Hay que tener en cuenta que el criterio para confinar zonas ha ido cambiando en la comunidad de Madrid. Y eso ha perjudicado a algunas zonas. Es el caso concreto de La Moraleja:
- En octubre se cerraba perimetralmente toda aquella zona básica de salud cuya incidencia acumulada fuera superior a 500 casos de covid por 100.000 habitantes en los 14 días anteriores.
- A mediados de noviembre las autoridades madrileñas bajaron esa cifra a 400. Y en ese momento fue cuando se cerró perimetralmente, por los pelos, La Moraleja. Su incidencia acumulada el día 17 de noviembre, cuando se decidieron las restricciones, superaba sólo en tres puntos el límite fijado por Sanidad: era de 403,75.
- El 15 de diciembre, menos de un mes después de entrar en vigor las restricciones, La Moraleja por fin bajó de los 400 casos por 100.000 habitantes (ese día marcó una incidencia acumulada de 336,46). Pero un nuevo cambio de criterio impidió su desconfinamiento. La Consejería de Sanidad rebajó en diciembre el límite de casos para cerrar una zona a 300.
- A partir de esta fecha, los contagios se disparan en La Moraleja, como ha pasado en toda la comunidad de Madrid.
Se aprecia claramente cómo la incidencia acumulada sí que desciende en las primeras semanas de confinamiento perimetral, pero el efecto de las navidades echa por tierra cualquier atisbo de descenso en la curva de contagios de La Moraleja. Se ve en este gráfico:
Es decir, que mientras la trasmisión en el resto de Madrid está medianamente controlada, el cierre perimetral de la zona básica de La Moraleja funciona, porque desciende la incidencia acumulada. Pero en cuanto el resto de la región aumenta su movilidad -y por lo tanto los contagios- se dispara la covid en esta zona ya restringida.
¿Una estrategia válida en la segunda ola y no en la tercera?
Madrid ha defendido a capa y espada su estrategia: limitar la movilidad e imponer restricciones por zonas básicas de salud. Lo llaman medidas quirúrgicas y los dirigentes de Salud Pública se han escudado en su éxito para justificar que gracias a ellas se doblegó la curva de la segunda oleada. Pero esas seis zonas, de muy diferentes características socioeconómicas, no consiguen ser desconfinadas tras casi dos meses de confinamiento perimetral.

Es más, su incidencia acumulada se ha disparado desde mediados de diciembre, y solamente ahora, cuando se está empezando a doblegar la curva en toda la comunidad de Madrid, es cuando empieza a preciarse bajada en ellas. Solo que los vecinos de esas seis zonas llevan confinados dos meses, y su incidencia no ha tenido una evolución mejor que en el resto de la región. Es decir, que siguen la misma evolución que áreas que han estado confinadas y ahora no, y que otras que lo están ahora por primera vez.
Es como si lo que ha valido para la segunda ola, no valga para la tercera (ésta comenzó tras el puente de diciembre, una época de aumento de movilidad en todo Madrid).
Si se toma el ejemplo de La Moraleja, se puede comprobar cómo en los coletazos de la segunda oleada -finales de noviembre- el barrio comienza, aunque tímidamente, a doblegar la curva. Incluso cuando el resto de Madrid sin restricciones comienza a notar un incremento de los contagios -en torno al 10 de diciembre- La Moraleja sigue con su curva casi plana o en ligerísimo ascenso, mucho menor que en el resto de la comunidad. Pero la llegada de las navidades ha sido como un tsunami que no ha distinguido entre zonas básicas de salud confinadas o libres. NIUS pidió a la consejería de Sanidad un análisis de estos datos el pasado viernes 5 de febrero, así como una posible explicación a esta paradoja, pero aún no ha obtenido respuesta.