CCD, las siglas que nos garantizan una buena ventilación: continua, cruzada y distribuida


Un curso online gratuito nos enseña a ventilar adecuadamente un espacio para evitar contagios de covid
Seguro que muchos recuerdan un conocido anuncio de la tele de cursos y formación profesional que tenía tres cés. Pues ahora hay que aprenderse otras letras: C-C-D. Es la clave nemotécnica para tener un espacio cerrado bien ventilado, y son las iniciales de las premisas que debe cumplir una buena ventilación: cruzada, continua y distribuida.
Esos tres conceptos básicos son los que intentan inculcar desde Aireamos.org, una plataforma de profesionales dedicados a la divulgación de la ventilación, y a la concienciación sobre la importancia de medir el CO2 en los espacios cerrados para saber la calidad del aire que respiramos. Lo último que se les ha ocurrido es un curso online, gratuito, para que todos aprendamos a ventilar.
En él dan las claves para la pregunta del millón este invierno: cómo ventilar espacios cerrados preservando la temperatura interior frente a las bajas temperaturas exteriores. Patricia Ripoll, co-fundadora de CovidWarriors, el colectivo que está detrás de Aireamos, explica a NIUS que "se puede conseguir que disminuya mucho la cantidad de aerosoles que inhalamos cuando permanecemos en una habitación ventilando, es decir, abriendo puertas y ventanas". Y, si bien es cierto que cada sala tiene unas necesidades concretas, hay una serie de pautas generales que pueden ayudar, las que corresponden a las siglas CCD:
- Ventilación continua: Son suficientes 10 minutos para que la sala alcance niveles de CO2 muy superiores a los aceptables. Es mejor mantener una abertura constante de 5-15cm cada ventana para asegurar una renovación del aire.
- Ventilación cruzada: Asegurar la corriente.
- Ventilación distribuida: Asegurar que esta corriente se produce por todo el espacio.
Antes de ventilar, evaluar el espacio
Cuando nos enfrentamos por primera vez a la ventilación de una habitación no tenemos referencias, por lo que es importante realizar con cuidado los primeros análisis de la situación. Los resultados serán específicos para cada espacio. Es importante prestar atención a todos los detalles, para que los datos sean realmente útiles. Para optimizar la ventilación necesitamos conocer la habitación o estancia que vamos a ventilar:
- Posición de puertas y ventanas.
- Condiciones ambientales (orientación etc.).
- Debe verificarse si el aire está entrando por la ventana o por la puerta. Esto puede hacerse con una pequeña llama o una fibra muy flexible, que son muy útiles para detectar ligeros movimientos de aire.
Resulta muy útil estar al tanto de los datos meteorológicos, especialmente de las condiciones del viento. Cambiará las condiciones y resultados de las mediciones, facilitando generalmente una mayor renovación.
La extrema importancia de medir el CO2
Por eso desde Aireamos advierten que "la ventilación natural depende de muchos factores: características del espacio, tipo de ventanas, ubicación de las ventanas, configuración del edificio, viento… Por eso, se puede partir de unas pautas generales, pero es necesario valorar cada caso concreto y medir el CO2 para saber cuándo estamos respirando aire viciado y cargado de virus".
La medición de CO2 no debe superar los 700ppm. Si es superior a esa cifra, quiere decir que el aire que respiramos ya ha sido respirado previamente por otra persona, que ha podido exhalar en él sus virus. Además, esta ventilación no sirve de nada si no se acompaña de distancia interpersonal, higiene constante de manos y mascarillas bien ajustadas. Patricia Ripoll insiste: "El riesgo cero no existe. Cuanto mejor sea la ventilación, menor es el potencial riesgo de contagio".