La imagen se repite: hora punta en el transporte público y vagones del metro abarrotados. Las miradas apuntan a quien, aún a estas alturas, no lleva la mascarilla bien puesta y deja asomar su nariz. Por si no fuera poco, a la mascarilla y los esfuerzos por guardar una distancia, prácticamente imposible, entre los pasajeros, se suma ahora una nueva preocupación: evitar hablar en el transporte público.
La investigadora en aerosoles atmosféricos del CSIC, María Cruz Minguillón, ha recordado la importancia del mantra de la pandemia: manos, mascarilla y distancia. Sin embargo, Minguillón ha añadido una recomendación más: mantenernos en silencio en el metro.
“Callados y con la mascarilla bien ajustada, el riesgo baja muchísimo”, ha explicado durante su participación en el programa Via Lliure de Rac 1. Del mismo modo, ha defendido que "sería ideal que en el metro indicaran ‘Silencio siempre’".
Cada vez son más los científicos que señalan el aire como la principal vía de contagios de la Covid-19. En concreto, muchos expertos apuntan a los aerosoles, diminutas partículas de fluido que quedan en suspensión en el aire cuando hablamos, estornudamos o tosemos, y que estarían detrás de la transmisión del virus, en caso de transportar carga vírica.
Los aerosoles hacen que sean necesarias más medidas como la ventilación de espacios cerrados. Sin embargo, en el transporte público es prácticamente imposible cumplir con esta premisa. Por ello, recomienda no hablar, ni siquiera por teléfono.
“Si hablo por el móvil, y hablo alto porque hay ruido en el metro, se emite 50 veces más aerosoles”, ha apuntado. E insiste en que, como medida de protección, la mejor opción sería ir en silencio.
Aun así, ha admitido que el hecho de que los viajes en metro no impliquen largos periodos de tiempo, acaba dificultando los contagios.
Desde el pasado 22 de octubre, Sanidad reconoce el papel de los aerosoles en la transmisión del virus. Hasta entonces, las autoridades sanitarias en el Gobierno habían mostrado una postura mucho más estricta, alineada siempre con el criterio de la OMS: los aerosoles son una vía de transmisión, sí, pero sólo en determinadas circunstancias (hospitalarias), y en ningún caso son una vía importante de contagio.
“La mayoría de las infecciones se producen principalmente por contacto cercano y exposiciones prolongadas a las gotas respiratorias que contienen el virus, así como por la inhalación de aerosoles con partículas virales en suspensión y el contacto directo o indirecto con secreciones respiratorias infectadas”, indicaba el documento aprobado tras el Consejo Interterritorial de Salud entre el Ministerio de Sanidad y las CC.AA del día 22 de octubre.
El cambio de postura llegó coincidiendo con el consenso científico, evidenciado en una carta publicada en la revista Science. A través de la misma, investigadores estadounidenses liderados por Kimberly A. Prather, del Instituto Scripps de Oceanografía (Estados Unidos), reivindicaban que "existe evidencia abrumadora" de que la inhalación del virus del COVID-19 a través de aerosoles representan "una importante vía de transmisión de la enfermedad"
Además, instaban a los políticos a que "añadan una orientación clara sobre la importancia de trasladar las actividades al exterior, mejorar el aire interior utilizando la ventilación y la filtración, y mejorar la protección de los trabajadores de alto riesgo"