Teresa, enferma de esclerosis, recupera el tratamiento que le quitaron por la edad: "Vuelvo a tener ilusión por vivir"


Hace un año que la Junta de Andalucía le retiró la medicación para la esclerosis por tener más de 55 años
Desde entonces, su salud ha ido empeorando por días mientras su familia no ha cesado en la lucha por conseguir que se le administrara
La Junta de Andalucía establece que sea el servicio de neurología el que tenga la última palabra
Teresa Muñoz, la enferma de esclerosis múltiple a la que la Junta de Andalucía retiró el tratamiento por tener más de 55 años, termina por fin su calvario. En unos días, volverá a retomarlo y con ello, la esperanza de frenar una enfermedad que la consume, a pasos agigantados.
“Pensaba que nunca lo íbamos a conseguir. Mi madre no se lo cree, está feliz, ha recuperado la ilusión por vivir", reconoce a NIUS su hija Teresa. La buena noticia se la daban este martes en una reunión con el servicio de neurología del hospital Reina Sofía de Córdoba. Teresa volverá a recibir Ocrelizumab. El único medicamento aprobado para este tipo de esclerosis múltiple, la primaria progresiva. Hace un año, dejaban de administrárselo por ser “demasiado mayor”. El argumento esgrimido por la Junta de Andalucía era que este medicamento sólo se puede financiar a los menores de 55 años.
Un mazazo para esta enferma a la que, sin embargo, se lo habían estado administrando desde los 60 años. "Fue como darle la vida y luego, quitársela", nos contaba, entonces, su yerno Alejandro que aseguraba que Teresa lo estaba pasando peor ahora que cuando le diagnosticaron la enfermedad.
Sin tratamiento, ha ido empeorando, día a día. Ya no puede caminar sin la ayuda de un andador, tampoco tiene fuerzas para sostener cosas en sus manos y si alguien le pregunta qué comió el día anterior, necesita diez minutos para recordarlo. "Lo que la enfermedad ha avanzado está ya perdido, pero al menos, el medicamento evita que siga la progresión que no es poco", nos explica su hija.
Durante este tiempo, la lucha de Teresa y su familia no ha cesado. Llevan meses reclamando la prescripción del tratamiento con ocrelizumab, que se administra dos veces al año y que cuesta unos 8.000 euros, inasumibles para ellos. Llegaron a entregar más de 100.000 firmas, recogidas en change.org, en la consejería de Salud y Familias. “Es duro tener que luchar por lo que nos pertenece, pero con esto hemos aprendido que nunca hay que rendirse”, dice orgullosa Teresa.
Las administraciones se han ido pasando la pelota en este asunto. En un principio, desde la Junta de Andalucía apuntaron a que el problema estaba en que el Ministerio de Sanidad no autorizaba la administración de este tratamiento. Una versión que contradijo el propio Ministerio negando que se hubiera desfinanciado ningún medicamento por parte de Sanidad y que cuando se produce una retirada de algún tratamiento se debe siempre a un criterio médico.
Es lo que ahora se ha impuesto: que el servicio de neurología tenga la última palabra. Y éstos consideran que este tratamiento es el más eficaz para contribuir al mantenimiento de la calidad de vida de Teresa, por lo que hay que seguir suministrándolo, sea cual sea su edad.