El brik de leche: la solución para fabricar una mascarilla barata, segura y reutilizable

El Instituto Andaluz de Domótica y Eficiencia Energética publica la plantilla y un vídeo con los pasos a seguir para fabricarla
Las capas de aluminio, plástico y cartón hace que el material sea impenetrable; su boquilla permite que sea transpirable
Las mascarillas se han convertido en un producto de primera necesidad. Llegan a cuentagotas a las farmacias y a un precio desorbitado. Conseguir una es, casi, misión imposible. Pero, ¿y si la solución está en un tetra brik?.
La idea se le ha ocurrido al Instituto Andaluz de Domótica y Eficiencia Energética (IDEE). Buscaban un material barato, al alcance de todos, reutilizable y de alta protección. Y todo eso, lo han encontrado en el cartón de leche. “Tiene seis capas de aluminio, plástico y cartón que lo hacen impenetrable y, además, su boquilla permite que sea transpirable”, cuenta a NIUS Salvador Merino, subdirector de investigación del Instituto.
El “Mask brick”, así lo han bautizado, no es de uso profesional, pero sí doméstico. “Ofrece mucha más protección que la que puede dar una mascarilla de tela”, señala el también doctor en Matemáticas y profesor de la Universidad de Málaga. Por eso, han decidido hacer un vídeo explicativo con los pasos a seguir, así como la plantilla, para que cualquiera pueda fabricarla en casa.
Solo hacen falta tijeras, una goma elástica, el tetra brick y una toallita humeda que servirá como filtro. En quince minutos, tenemos la mascarilla hecha. “Como es de plástico, podemos desinfectarla con lejía y la toallita es la que debemos cambiar a diario”, nos explica.
La 'Mask brick' no está patentada, con el fin de que sea gratuita y esté al alcance de todos, aunque reconocen que varias empresas envasadoras se han puesto ya en contacto con ellos para interesarse por su desarrollo. Además, la Agencia Andaluza del Conocimiento lo ha incluido en su catálogo de Soluciones Innovadoras contra el Covid-19. “Pensamos que, con pocas modificaciones sobre el diseño final, puede convertirse en una solución de protección absoluta, económica e incluso de fabricación doméstica”, señalan desde este organismo.
“Realmente, no hemos inventado nada. Sólo la reutilización de algo que ya existía”, reconoce Merino. Nada menos que desde 1963, cuando apareció el tetrabrik, tal y como actualmente lo conocemos. El mayor avance en la técnica alimenticia del último siglo que, ahora, ayuda en la lucha contra el coronavirus. “Fue diseñado por los que ahora están muriendo en las residencias, victimas del Covid-19”, se lamenta el subdirector del IDEE. La reutilización de su idea, dice Merino, es un homenaje a ellos.