Trombos, errores de comunicación y problemas de suministro: así ha explotado la crisis de confianza en AstraZeneca


La vacuna ha pasado de ser la gran esperanza contra la pandemia a convertirse en un gran fiasco que pone en riesgo los planes de vacunación en Europa
Los problemas de comunicación de la compañían se han cruzado con los incumplimientos de suministro y las decisiones contradictorias de los países de la UE
La vacuna de AstraZeneca ha pasado de ser la gran esperanza contra la pandemia a convertirse en un gran embrollo que ha puesto patas arriba los planes de vacunación de la mayoría de los países europeos. Desarrollada por la prestigiosa universidad británica de Oxford y fabricada por la farmacéutica anglosueca AstraZeneca, fue desde el principio la gran apuesta de los estados, entre otras razonas por su bajo precio -comparada con la de Pfizer o Moderna- o su facilidad para transportarla y conservarla. Ni en la peor de las pesadillas alguien pudo imaginar que sufriría tantísimos tropiezos para acabar con una pésima imagen ante la opinión pública.
El último traspié ha ocurrido este miércoles después de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) haya reconocido "posibles vínculos" entre casos muy raros de coágulos en la sangre y la vacuna de AstraZeneca. El organismo considera, aun así, que los beneficios siguen siendo superiores a los riesgos y no puede concluir que la edad, el género o los historiales médicos puedan ser factores adicionales de riesgo.
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Lo cierto es que otros medicamentos tomados por miles de personas, como los anticonceptivos o los corticoides, también tienen cierto riesgo trombótico y nadie ha cuestionado nunca su uso. La posibilidad de sufrir un trombo por la vacuna de AstraZeneca es de 1 sobre 100.000. A fecha de 4 de abril se ha informado de 169 casos de esta rara trombosis cerebral y de 18 muertos de los 34 millones vacunas puestas en Europa, incluido Reino Unido. Los anticonceptivos provocan 4 casos de trombos por cada 10.000 mujeres al año.
Estos son los incidentes por los que ha pasado la vacuna, donde se han cruzado problemas de comunicación y suministro con decisiones contradictorias de los países europeos.
Errores en la comunicación de sus resultados
El primer gran error de la compañía ha sido su política de comunicación, donde ha fallado una y otra vez. Después de que Pfizer y Moderna anunciaran unos resultados excepcionales de la eficacia de sus respectivas vacunas de ARN mensajero, de más del 90%, AstraZeneca informaba, posiblemente, presionada, de los suyos en noviembre pasado. Fue aquí donde comenzó el declive de su imagen. Un punto de inflexión en la breve historia de esta vacuna. Los datos en fase III dejaron a la comunidad científica perpleja: la eficacia media de la vacuna era del 70% después de combinar dos cifras. Si se inoculaban dos dosis era del 62% mientras que quienes recibían una dosis y media era del 90%.
Todo era producto de un error en la administración de la vacuna. Al ponérsela a un grupo de 2.300 voluntarios, se habían equivocado y les habían inyectado en la primera toma media dosis en vez de una entera. La compañía lo vendió como un "error útil" pero su reputación quedó ya lastrada para siempre.
Los problemas de comunicación de la farmacéutica no acabaron allí. A finales de marzo la empresa comunicó en una nota que los resultados de su ensayo en Estados Unidos en personas mayores eran seguros y efectivos en un 79%. Un día después, la agencia del medicamento estadounidense acusó a AstraZeneca de dar información "desactualizada" de este ensayo. La compañía rectificó y cifró, finalmente, la eficacia en un 76%.
Problemas de suministros a la UE
Los acuerdos de distribución de dosis por parte de AstraZeneca a la UE se han ido incumpliendo uno tras otro. La compañía se había comprometido a entregar 300 millones de dosis a la Unión Europea, de las que algo más de 30 millones corresponderían a España. Sin embargo, en el primer trimestre, la farmacéutica solo sumnistró 29,8 millones de dosis mientras que para el segundo trimestre prevé una entrega de 70 millones.
Todo esto ha ido tensando la relación de Bruselas con la farmacéutica a la que acusa de no cumplir con lo pactado. El último episodio de esta complicada relación se ha desatado después de que las autoridades italianas encontrasen 29 millones de dosis de la vacuna, de las que no tenía conocimiento la UE. Mientras que algunas fuentes apuntan que las dosis iban a ser enviadas al Reino Unido, AstraZeneca justifica que de esos 29 millones, 16 se iban a destinar a la UE y 13 a COVAX, la organización para facilitar vacunas a los países menos avanzados.
Decisiones contradictorias de los países
Depués de que la EMA vinculara este miércoles la vacuna de AstraZeneca con casos muy raros de trombos, los países están decidiendo, de nuevo, a qué tramo de su población vacunar con ella. En España, el Ministerio de Sanidad y las comunidades han decidido que solo la destinará a mayores de 60.
Los cambios de criterios han sido contínuos y nunca las decisiones a este respecto se han tomado de forma conjunta dentro de la UE. En medio de la bronca por los suministros, Alemania decidió a finales de enero no poner la vacuna a mayores de 65 años. Otros países se sumaron a esta decisión, entre ellos, España, que incluso rebajó esta edad a 55 a la espera del estudio en Estados Unidos en esta población.
En las primeras semanas de marzo, 16 países de la UE, entre ellos, también España, pararon la inmunización con ese fármaco después de que la EMA anunciara una investigación de casos de trombos entre ciudadanos que recibieron la vacuna.
Poco después, la mayoría de países reanudaron la campaña de vacunación después de que la EMA informase que era "segura y eficaz". Entonces tampoco hubo acuerdo en qué tramo de población inocularla. España decició entonces emplearla en menores de 65 años, mientras que otros países, como Alemania, decidieron, en cambio, inyectársela a mayores de 60 años. De nuevo, ahora todo se complica, y el embrollo es cada vez más grande.